A pesar de la enorme
invasión que cada año parece adelantarse más, yo me resistía. Me resistía porque tengo que reconocer que es una época que me supone un punto débil y caigo en sus redes cada año sin oponer mucha resistencia. Y lo sé: la
Navidad de hoy parece ser más consumismo que otra cosa, pero sinceramente, me da igual. Me pongo muy tonta en esas fechas, me invade una sensación extraña, mezcla de felicidad, inocencia, nostalgia, melancolía, serenidad... no sé explicarlo bien, yo lo resumo en
espírtu navideño, aunque no sé si es exactamente eso... puede que sean los maravillosos recuerdos que tengo de las Navidades de mi niñez, o mi pasión por los dulces que parece que saben mejor ahora, o quizá las luces de colores y los villancicos me afectan al cerebro... es igual, me encanta la Navidad. Pero me niego aún a vivirla cuando apenas ha entrado noviembre y todavía se ven calabazas de Halloween en las tiendas mientras sigue sin hacer frío.
Por suerte o por desgracia, ya ha llegado
diciembre. Ahora ya acepto el bombardeo de anuncios, luces, adornos, perfumes, juguetes y turrones. Es lo que toca, aunque no estaría más que se esperaran al menos al puente de la Inmaculada, pero en fin...
Y por supuesto, una de las mejores cosas que tiene la Navidad es su cocina típica de la que yo destaco (cómo no) sus
dulces, galletas, bizcochos, postres, y miles de etcéteras. Me encanta ver como la blogosfera de todo el mundo se va llenando de recetas navideñas de cada región :)
Para mí, el
pan de jengibre (me gusta más en inglés,
gingerbread) no podía ser más
navideño-invernal: un pan con el toque justo de dulzor llenísimo de aromas de especias que inundan la casa cuando está en el horno. Perfecto para acurrucarse bajo una manta (preferiblemente con gato encima) con una aromática infusión delante de alguna película clásica estilo
Qué bello es vivir. Me faltaría la nieve en la ventana, pero viviendo en Murcia...
- 75 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 1/2 taza de azúcar integral de caña
- 1/2 taza de melaza
- 2 huevos medianos
- 1 taza de harina de repostería
- 1/2 taza de harina integral
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 2 cucharaditas de jengibre
- 1 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de cilantro
- 1/4 cucharadita de nuez moscada
- 1/8 cucharadita de clavo molido
- 1/2 cucharadita de sal
- 150 gr. de yogur con un poco de leche
Precalentar el horno a 180º y preparar un molde rectangular con papel de hornear o engrasándolo.
Batir la mantequilla con el azúcar y la melaza, luego añadir los huevos por separado y seguir batiendo hasta que la mezcla quede homogénea. Aparte tamizar las harinas con el bicarbonato y la sal y mezclar con una espátula. Incorporar a la masa húmeda alternando con el yogur. Trabajar la mezcla en movimientos suaves hasta conseguir que todos los ingredientes queden
bien incorporados. Colocar en el molde y hornear a media altura entre 45 y 55 minutos, vigilando que no se dore demasiado.
Esperar unos minutos antes de desmoldarlo y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla. Se puede espolvorear con azúcar glas tamizado, queda bien el contraste blanco con el oscuro del pan.
Basado en una receta de Williams-Sonoma.