Una cosa buena que ha tenido noviembre es que por fin he vivido el otoño de verdad. Las zonas de parque por las que salgo a veces a correr se llenaron de pronto de colores otoñales, el suelo se inundó de hojas amarillas y rojas y por fin apetecía comer castañas. Por desgracia mi estación favorita cada vez dura menos, pero también es verdad que en Murcia prácticamente jamás he podido vivirla de verdad. Así que agradezco estos momentos, aunque breves, y estoy disfrutando mucho del tan ansiado frío. Me encanta acurrucarme en el sofá con una manta.
Aunque la vida hogareña otoño-invernal-navideña está siendo un nuevo reto con el gato que tenemos desde la mudanza. Lito ha crecido un montón, es ahora un señor gato adolescente precioso, con una manta de pelo abundante que va dejando por toda la casa y una fuerza y energía que no parece agotarse nunca. Nos da muchos sustos y algún disgusto con sus juegos a lo loco, su capacidad de salto a grandes alturas y su obsesión por subirse a cualquier sitio, pero también nos tiene enamorados. ¡Pero poner los adornos navideños está siendo un reto! He colocado alguna cosica fuera de su alcance, pero este fin de semana nos pondremos realmente a prueba. Vamos a tener que usar adornos a prueba de caídas y zarpazos :P.
Volviendo a las galletas, son una ligera adaptación de la receta de pastas al estilo reglero que vi en el blog de Lola hace ya tiempo. Creo que han dado varias vueltas por la red y tienen bastante éxito, y no me extraña. Yo no he probado las famosas Reglero, pero la textura de estas galletas me ha encantado. Son como arenosas, rústicas, crujen al masticarlas pero son suaves y aromáticas. Me han recordado un poco a los mantecados de aceite y por eso me parecen perfectas para irnos preparando para Navidad.
Pastas de almendra y canela con aceite
Receta ligeramente adaptada de Lola en la cocina
Ingredientes para unas 30-40 unidades
- 250 g de harina de repostería
- 130 g de azúcar (mejor tipo caster, más fino)
- 1 sobre de azúcar vainillado
- 1/2 cucharadita colmada de sal
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita colmada de canela molida
- 175 g de almendra molida
- 155 gr de aceite de girasol
- 1 huevo
- 1 chorrito de leche
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado.
Tamizar en un recipiente amplio la harina con el azúcar, el azúcar vainillado, la sal, la levadura y la canela. Añadir la almendra molida y mezclar con unas varillas. Incorporar el aceite y trabajar la masa hasta que quede todo bien integrado.
Formar dos bolas lisas y estirarlas sobre papel sulfurizado o una superficie ligeramente engrasada con aceite. Estirar con un rodillo dejando un grosor de unos 4-5 mm. Cortar galletas del mismo tamaño y distribuir en las bandejas.
Batir el huevo con un poco de leche y pintar ligeramente las pastas. Hornear cada bandeja durante unos 18-22 minutos, hasta que se hayan dorado al gusto. Esperar a que se enfríen un poco antes de trasladarlas a una rejilla.
Hay que manipularlas con cuidado sobre todo recién hechas, porque son frágiles debido a su textura. Lola glaseó algunas con chocolate, lo que no es en absoluto mala idea :D.
Son unas pastas que aguantan muy bien durante muchos días en una caja hermética, y si os gustan bien especiadas no os cortéis jugando con otros aromas. Un poco de limón y algo de semillas de anís o sésamo, al estilo polvorones, seguro que les iría genial.
Receta ligeramente adaptada de Lola en la cocina
Ingredientes para unas 30-40 unidades
- 250 g de harina de repostería
- 130 g de azúcar (mejor tipo caster, más fino)
- 1 sobre de azúcar vainillado
- 1/2 cucharadita colmada de sal
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita colmada de canela molida
- 175 g de almendra molida
- 155 gr de aceite de girasol
- 1 huevo
- 1 chorrito de leche
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado.
Tamizar en un recipiente amplio la harina con el azúcar, el azúcar vainillado, la sal, la levadura y la canela. Añadir la almendra molida y mezclar con unas varillas. Incorporar el aceite y trabajar la masa hasta que quede todo bien integrado.
Formar dos bolas lisas y estirarlas sobre papel sulfurizado o una superficie ligeramente engrasada con aceite. Estirar con un rodillo dejando un grosor de unos 4-5 mm. Cortar galletas del mismo tamaño y distribuir en las bandejas.
Batir el huevo con un poco de leche y pintar ligeramente las pastas. Hornear cada bandeja durante unos 18-22 minutos, hasta que se hayan dorado al gusto. Esperar a que se enfríen un poco antes de trasladarlas a una rejilla.
Hay que manipularlas con cuidado sobre todo recién hechas, porque son frágiles debido a su textura. Lola glaseó algunas con chocolate, lo que no es en absoluto mala idea :D.
Son unas pastas que aguantan muy bien durante muchos días en una caja hermética, y si os gustan bien especiadas no os cortéis jugando con otros aromas. Un poco de limón y algo de semillas de anís o sésamo, al estilo polvorones, seguro que les iría genial.
¡Se abre la veda navideña!