26 octubre, 2009

Muffins oscuros de calabaza y jengibre

Ya estamos otra vez en lunes, pero es que además es el último de este mes de octubre que ya se nos va (y yo sigo en manga corta, ains...). El próximo domigno ya será 1 de noviembre; la navidad nos acecha sigilosamente (o no tanto; en el súper de mi calle llevan vendiendo polvorores y turrones desde hace varias semanas!). Peero eso quiere decir que el día anterior, el sábado 31, es Halloween! Ya he explicado otras veces lo que pienso de esta fiesta y el interés que tengo en ella, así que pasaré simplemente a decir que me encanta la parafernalia halloweeniana y sobre todo el juego que da para decorar y ambientar cositas en la cocina, sobre todo si usamos calabazas, que para eso están en su mejor momento. No lo puedo evitar, la comida naranja me pierde :P
Pues simplemente pensando en algo para variar los desayunos de estos días previos  la noche terrorífica he preparado unos muffins con calabaza tomando como base la idea del gingerbread; usando melaza y jengibre han salido muffins de un aroma profundísimo y un color anaranjado muy oscuro precioso. Y para darles más ambiente, pues he aprovechado unos moldes de papel de Halloween que tenía guardados por ahí.



dark pumpkin muffins

- 2 tazas de harina integral (265 gr)
- 40 gr de harina de repostería
- 2 cucharadas de copos de avena
- 1 y 1/2 cucharaditas de levadura
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1/2 cucharadita de sal
- 3/4 cucharadita de jengibre molido
- 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
- 1/2 cucharadita de clavo molido
- 2 huevos
- 30 ml de aceite de girasol
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1/2 taza de miel de caña (melaza)
- 1 yogur natural
- 50 ml de leche
- 1 taza de puré de calabaza

Precalentar el horno a 180ºC. Colocar papelillos o engrasar una bandeja de muffins.
Mezclar juntos todos los ingredientes secos en un bol. En otro recipiente, más grande, batir con batidora de varillas o a mano los huevos con el azúcar; añadir sucesivamente, batiendo un poco con cada añadido, el aceite, la melaza, el yogur y la leche (mejor mezclarlos por separado primero y añadirlos juntos) y por último, la calabaza. Añadir en dos o tres tandas los ingredientes secos, mezclando suavemente con movimientos envolventes usando una lengüenta. Una vez conseguida una masa homogénea, sin rastros secos pero aún con grumos, repartirla en los moldes. Hornear a media altura durante unos 18-23 minutos, hasta que al pincharlos con un palillo salga limpio. Esperar unos minutos antes de desmoldar y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.

dark pumpkin muffin
24 octubre, 2009

Es lo que toca... pumpkin pie again


Bueno, era evidente, ¿no? Estamos en octubre, se acerca Halloween, y lo he convertido ya casi en tradición obligada: en estas fechas se hornean al menos un par de pumpkin pies, el tradicional pastel de calabaza que trae el otoño a tu cocina :D
La receta del año pasado gustó mucho por el toque especial del sirope de arce; pero prefiero seguir probando recetas nuevas. En realidad no es muy diferente de las anteriores, pero me gusta introducir algunas variaciones para ver las diferencias de sabor y textura.
En esta ocasión he querido probar a usar la archifamosa LIBBY'S 100% Pure Pumpkin, comercializada en EEUU de la mano de Nestlé. Compré unos botes en una visita a la tienda The American Store,en Madrid. No me pude resistir a traérmelos aunque tengamos en casa una gran reserva de calabazas frescas :P Me apetecía probar el producto, tan famoso por el mundo entero. La verdad es que es muy práctico ya que es solamente carne de calabaza cocida y triturada, bien densa, perfecta para usar directamente en cualquier receta.


Resumiendo: receta nada original, pero ineludible en estas fechas, y deliciosa igualmente : )


Pumpkin pie 09


- 1 masa base prehorneada
- 1 lata de puré de calabaza puro (425 gr)
- 250 ml de nata de cocina, vegetal en mi caso
- 2 huevos
- 1/3 taza de azúcar moreno
- 1/3 taza de miel
- 1/4 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de jengibre
- 1/4 cucharaditade nuez moscada
- 1/4 cucharadita de clavo

Precalentar el horno (si no lo está ya al haber horneado la base) a 175ºC. En un bol amplio, romper los huevos y batir ligeramente; añadir el azúcar y la miel, luego la calabaza y la nata, batiendo hasta formar una masa homogénea. Añadir el resto de ingredientes e incorporar bien. Volcar sobre el molde y hornear a media altura durante 40-50 minutos, o hasta que al pinchar en el centro con un palillo éste salga limpio. Dejar enfriar antes de servir.



Pumpkin pie 09
22 octubre, 2009

Masa básica para tartas estilo "pie"

Aunque en español normalmente se usen los términos demasiado genéricos de "tarta" o "pastel" (no sé muy bien qué diferencia uno de otro) las llamadas pie son un tipo de dulce muy concreto. Consisten en una base normalmente hecha a base de harina y mantequilla con algo de agua fría, sobre la que se dispone un determinado relleno (las posibilidades con fruta son casi infinitas) y que se pueden dejar tal cual, o cubrir con otra capa de masa; la más clásica es sin duda la Apple Pie, con doble masa, toda una delicia con un olor indescriptible... Por cierto, no sé si conocéis la serie, injustísimamente cancelada tras la segunda temporada, Pushing Daisies (emitida en España como Criando Malvas); el protagonista tiene una pastelería encantadora donde sirve todo tipo de pies cada cual más tentadora... da un hambre ver cualquier capítulo!

Bueno, que me lío. Después de probar algunas variedades para la base de este tipo de tartas me quedo por el momento con esta receta, que me parece es un poco mezcla de varias que he visto por ahí (no recuerdo exactamente las fuentes, mil perdones!). El objetivo era hacer una tarta muy concreta, pero dado que es una receta básica que puede servir para muchas variantes, he preferido dedicarle un post independiente a esta masa. La tarta en sí, más tarde (o como mucho mañana). Aunque, conociéndome, y teniendo en cuenta las fechas en las que estamos, no es muy difícil adivinar de qué se trata :P No soy muy original, me temo...

- 2 tazas de harina de repostería
- 1/2 taza de harina de maíz (no Maizena)
- 2 cucharadas de azúcar blanco
- 1/4 cucharadita de sal
- 125 gr de mantequilla
- 3-4 cucharadas de agua muy fría


Crust


Lo ideal es usar un procesador de alimentos, algo estilo picadora; si no se tiene, creo que con una batidora normal (no varillas) valdrá. Poner todos los ingredientes secos juntos y mezclar; añadir la mantequilla cortadas en trozos y triturar hasta obtener una textura de migas secas. Ir añadiendo el agua poco a poco, batiendo continuamente, hasta que al presionar la masa con los dedos se forma una textura ligeramente húmeda, maleable, pero nada pegajosa. Volcar en una superficie limpia y amasar a mano hasta obtener una textura homogénea, lisa y blanda. Formar una bola, envolver en papel film y dejar en la nevera unos 30 minutos.
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde. Colocar sobre la superficie de trabajo una lámina de papel vegetal (de hornear) y poner encima la masa. Con un rodillo, ir estirándola en forma circular hasta dejarla de unos 2-4 mm de grosor, o hasta que cunda para el molde.


Crust


Trasladar al molde (yo lo hago poniendo el papel boca a bajo, volcándola directamente, en lugar de correr el riesgo de que se rompa al manipularla) e igualar las zonas que hayan quedado mal cortando trocitos de masa donde sobre y pegándolos donde falte. Cubrir con la lámina de papel vegetal y llenar con garbanzos, arroz o algo similar, para que no se hinche, y hornear 10 minutos. Pasado ese tiempo, quitar el relleno y dejar 10 minutos más.
Sacar del horno y proceder a rellenarla según la receta deseada.
19 octubre, 2009

Risotto de calabacín y puerro

Este verano en el vijae a Suiza pasamos unos días en la zona italiana. Allí pudimos disfrutar de un par de risottos espectaculares, sobre todo al que nos invitaron unos buenos amigos (prometo publicar las fotos pronto). Me recordaron lo mucho que me gusta este tradicional plato italiano, y me reactivaron las ganas de seguir probando a prepararlo en casa, pues creo que cuanta más práctica se tenga mejor irá saliendo. Por aquello de que hay que estar pendiente de la cocción constantemente, vigilando la cantidad de caldo que el arroz va pidiendo, igual cuesta un poco pillarle el punto la primera vez; lo mejor como digo es seguir practicando, y disfrutando en el proceso de un buen risotto casero :) Aprovechando el día festivo del pasado lunes preparé un risotto con lo que había en la despensa (puerro y calabacín); además ahora apetece más, ya que poco a poco vamos teniendo fresquito en toda España.


Zucchini risotto


- 320 gr de arroz Arborio
- 1 litro de caldo de pollo
- 1 vaso de vino blanco
- 1 cebolleta
- 1 puerro grande
- 1 calabacín grande
- 1 cucharada de mantequilla
- sal y pimienta negra
- aceite de oliva virgen extra
- queso parmesano recién rallado

Lo primero es poner el caldo a calentar en un cazo; cuando rompa a hervir, bajar el fuego y mantener hirviendo a temperatura constante.
Picar la cebolleta, cortar el puerro en rodajas y el calabacin en cubos; yo además preferí pelarlo para que no sobresaliera tanto el color verde de la piel con el arroz.
En una cacerola ancha, preferiblemente de fondo grueso, calentar un poco de aceite y dorar la cebolla. Añadir entonces el puerro, dar unas vueltas e incorporar el calabacín. Cubrir con un pelín de agua y dejar que la verdura se cocine unos minutos. Añadir el arroz y rehogar bien un par de minutos, removiendo constantemente. Subir el fuego y echar el vino; esperar a que se consuma totalmente. Añadir entonces caldo caliente hasta que se haya cubierto el arroz  y dejar a fuego medio cuando rompa a hervir.


Zucchini risotto


Debe mantenerse hirviendo sin cesar hasta el final de la cocción. Removiendo bien con una cuchara de madera con bastante frecuencia, procurando que no se pegue al fondo y que todo el arroz cueza por igual, ir añadiendo poco a poco el resto de caldo, a medida que el arroz lo vaya pidiendo. En teoría, el proceso debería alargarse unos 18-20 minutos, hasta que el caldo se gaste y el arroz esté al dente. Debe quedar una textura cremosa pero no caldosa. Poner pimienta al gusto, mantecar con la mantequilla, distribuyéndola bien, e incorporar el queso, o servirlo aparte para que cada comensal se ponga a su gusto.
Mejor dejar reposar el risotto fuera del fuego un par de minutos antes de servir.
16 octubre, 2009

World Bread Day '09 - Pan rústico seis semillas

- Entry for World Bread Day' 09 - Go down for English recipe -

Aunque no quiero emocionarme todavía, parece que el otoño va haciendo poco a poco su aparición... al menos por las noches refresca, aunque todavía tenga que huir del sol durante el día. Pero bueno, a pesar de todo octubre es un mes de muchos cambios y que suele marcar el inicio o la vuelta de muchas cosas. Es un mes además que nos trae muchas fechas señaladas; cuando me quiera dar cuenta, estaremos ya en noviembre. Peero antes de eso hay que celebrar el cada vez más famoso Día Mundial del Pan!

Pues sí, ya ha pasado otro año y nuestra buena anfitriona zorra vuelve a hacer un llamamiento mundial para que amasemos, horneemos y sobre todo, disfrutemos de buenos panes, y si son caseros mejor que mejor. Me hubiera gustado disponer de más tiempo para buscar y preparar algo realmente especial, pero entre unas cosas y otras, y con eso de que vuelvo a tener clases por las tardes, he tenido que apañármelas para dedicar unas horas a un buen pan. En realidad un pan sencillo como éste no cuesta nada, sólo se necesita tiempo por aquello de que hay que dejarlo crecer un par de veces... pero el esfuerzo realmente no es grande, y menos cuando compensa tanto tener un buen pan hecho por uno mismo durante varios días en casa : )

world bread day 09_3

Todo el mundo a festejar la existencia del maravilloso pan, en sus infinitas variedades, formas, sabores y colores! Es un alimento maravilloso en todos los sentidos y me da pena que en algunos sitios se esté perdiendo la tradición de disfrutar de un buen pan a diario.
Por cierto, las harinas de este pan en concreto me las traje de Suiza, de agricultura biológica. Pero vamos, no tienen nada realmente especial que no se encuentre por aqui.

- 450 gr de harina de trigo
-  50 gr de harina de centeno
- 50 gr de harina de espelta
- 20 gr de levadura fresca
- 100 ml de agua tibia
- 1/2 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 2 cucharadas de salvado integral de trigo
- 40 gr de miel
- 200-250 ml de leche tibia
- 2-3 cucharadas de mezcla de semillas (pipas de calabaza, pipas de girasol, semillas de amapola, sésamo, lino oscuro y lino dorado)

Mezclar en un recipiente amplio las tres harinas con la sal y el salvado y formar un hueco. En un bol pequeño desmenuzar la levadura y mezclar con el agua tibia y el azúcar; espolvorear con un poco de harina y tapar con un paño. Dejar fermentar durante media hora en una zona cálida.

Incorporar la preparación a las harinas, añadir la miel y empezar a mezclar con una cuchara de madera; añadir poco a poco la leche. Será más fácil trabajarla ahora con las manos, así que volcar todo sobre una superficie limpia y mezclar hasta que esté homogéneo; corregir el punto de harina o leche dependiendo de si está muy seca o muy húmeda. Comenzar a amasar con energía, debe estar húmeda pero no pegajosa. Ir incorporando durante el amasado las semillas. Continuar durante unos 10 minutos, hasta obtener una masa homogénea, lisa, elástica y maleable. Cubrir las paredes y fondo de un gran recipiente con aceite de oliva; formar una bola con la masa y colocar dentro, dándole vueltas para que se impregne de aceite. Tapar con film y cubrir con uno o dos paños. Dejar levar unas 2 horas, hasta que doble su tamaño.

Cuando haya crecido, volcar sobre la superficie de trabajo, desinflar y amasar ligeramente unos minutos más. Darle forma de panecillo o de bola (yo formo un rectángulo aplanando la masa, hago un primer pliegue subiendo un tercio del extremo inferior y un segundo con el extremo superior, pasando por encima del primero, sellando bien las juntas). Colocar sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y pintar con aceite de oliva. Cubrir con film de nuevo y dejar levar 30 minutos más.
Precalentar el horno a 220ºC.


world bread day 09_2

Pintar con leche tibia la superficie del pan y cubrir con unas cuantas semillas más. Hornear a media altura durante 45-50 minutos; la corteza debe quedar oscura y debería sonar hueco al dar unos golpecitos a la base del pan (usando manoplas, que quema!). La corteza quedará mejor si durante el horneado pulverizamos las paredes del horno con agua para crear humedad. Dejar enfriar totalmente antes de cortar en rebanadas.

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world bread day 09

- 450 gr white bread flour
-  50 gr rye flour
- 50 gr spelt flour
- 20 gr fresh yeast
- 100 ml warm water
- 1/2 teaspoon sugar
- 1 teaspoon salt

- 2 tablespoon wheat bran
- 40 gr honey
- 200-250 ml warm milk
- 2-3 tablespoons seeds mix

Mix the flours with the salt and bran in a big bowl, forming a hole in the center. In a separate small bowl, mix the yeast with the water and the sugar. Sprinkle some flour on top, cover and let rest for about 30 minutes.
Fold in the yeast in the flour mixture and the honey; add gradually the milk as needed to achieve a soft but no too sticky dough. Put the dough on a clean surface and knead by hand; add the seeds during the process. Continue kneading for 10 minutes, until smooth and elastic. Make a ball and place the dough into a lightly olive oil bowl. Cover and let rise in a warm place until doubled in size, for about 2 hours.

When the dough has risen, place it on a clean surface and knead again for about minutes. Give the shape you prefer and put on a tray covered with baking papel. Brush with oil, cover and let rise for 30 minutes more.
Preheat the oven to 220ºC.
Brush the dough with warm milk and sprinkle with more seeds. Bake in the middle of the oven for about 45-50 minute, until is dark brown and sounds hollow when thumped on the bottom. Water spray occasionally the oven walls to get a better crust. Let the bread to cool completely in a rack before cutting in slices.
09 octubre, 2009

Cake de jengibre

Si es que lo sabía; en cuanto las nubes nos dejaron y se acabaron las tormentas y lluvias torrenciales... regresó el calor! Y vuelta a sandarlias, pantalones cortos, tirantes y a huir del sol porque enseguida acabas sudando. Esta semana han empezado las clases del máster, son por la tarde, y tenemos que tener el aire acondicionado hasta que se pone el sol. ¿Qué estafa de octubre es esta? ¿Dónde está mi otoño?

En fin, esperemos que no quede mucho para que venga, de verdad, el frío. Por el momento, yo me rebelo y horneo cosas otoñales para llenar la casa al menos con el aroma a tardes frescas de meriendas con té calentito.
Cuando vi la receta de este cake de jengibre en el libro de Donna Hay rápidamente puse un post-it en la página; sin duda tenía que ser una de las primeras que probara. Y oh, qué maravilla! El jengibre, tanto en polvo como los trocitos picados confitados le dan un sabor especial, riquísimo, con ese puntito medio picante que tiene esta raíz. Y el glaseado de limón es la cobertura perfecta, sencilla pero que conjuga a la perfección con los demás aromas.

ginger cake2

- 1 y 3/4 tazas de harina
- 1/2 taza de azúcar, a ser posible fino (tipo caster sugar, no glas)
- 1 y 1/2 cucharaditas de levadura
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 1/4 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de jengibre molido
- 3 huevos
- 3/4 taza de yogur natural
- 90 gr de mantequilla ablandada
- 1/3 taza de Golden Syrup (sustituir por melaza, miel o sirope de arce)
- 1/2 taza de jengibre confitado picado

Precalentar el horno a 200ºC. Preparar un molde rectangular o redondo, mejor desmontable.
En un bol amplio, tamizar la harina con la levadura, bicarbonato, sal y jengibre; mezclar con el azúcar. Aparte, batir los huevos con la mantequilla; incorporar el sirope y el yogur, hasta que quede una mezcla homogénea. Añadir el jengibre y repartir bien. Verter esta preparación en el primer bol y trabajar con movimientos suaves con una espátula o lengüeta hasta que todo quede bien incorporado; pueden quedar grumos pero nada de restos secos de harina. Distribuir homogéneamente sobre el molde; pinchar alguna posible burbuja de aire que se haya formado en la superficie con un palillo. Hornear sobre una rejilla a media altura a 180ºC durante 45-50 minutos, hasta que se haya dorado y al pinchar en el centro con un palillo o brocheta ésta salga limpia. Esperar 5 minutos antes de desmoldar con cuidado y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.

Además, como sugiere la buena de Donna, puse un poco de cobertura de glaseado de limón, que no puede ser más fácil de realizar. No quería mucha cantidad, así que tamicé 1/2 taza de icing sugar (azúcar extra fino, estilo glas) en un recipiente y fui añadiendo poco a poco zumo de limón (con medio limón grande me bastó), mezclando bien hasta obtener una pasta blanca bien espesa pero húmeda. Cubrir rápidamente el cake porque al secarse se quedará sólida.


ginger cake
02 octubre, 2009

Anzac Biscuits

Comenté hace unas semanas que había encontrado en Suiza el libro Modern Classics Book 2 de Donna Hay; es realmente un libro magnífico, cada vez que lo hojeo me dan ganas de lanzarme a la cocina a probar todas las recetas. Bueno, habrá tiempo para eso... Por el momento ya he empezado a usarlo como fuente de inspiración :)
Ayer pensé que era una buena tarde para hacer galletas así que revisé la selección de cookies del libro. Enseguida supe cuáles quería probar: las Anzac Biscuits. Las galletas ANZAC ya las llevo viendo por la red desde hace tiempo, pero aún no las había probado (ni catado), a pesar de que por sus ingredientes me atrajeron desde la primera vez que las vi. Indagando un poco, he descubierto que el curioso nombre proviene del Australian and New Zealand Army Corps, un ejército conjunto formado por tropas australianas y neozelandesas, establecido a principios de siglo con motivo de la I Guerra Mundial. El 25 de abril se celebra la fiesta nacional conocida como ANZAC Day, conmemorando las acciones que las tropas realizaron en la batalla de Gallípoli, y que fueron clave en el desarrollo del espíritu nacional de ambos países, pues esa batalla simboliza las cualidades de valor, sacrificio y compañerismoque desarrollaron los soldados.

 anzac
En cuanto a las galletas en sí mismas, su origen no está del todo claro pero al parecer es un tipo de galleta que puede tener influencias de la repostería escocesa, y que según se dice las mujeres las comenzaron a realizar para enviarlas a los soldados durante la Gran Guerra. Por sus ingredientes, las galletas aguantaban bien el largo viaje por mar hasta las tropas, y además eran un aporte nutricional magnífico para el desgaste físico. Además, están riquísimas :P

He seguido la receta prácticamente al pie de la letra. Esta vez he procurado pesar los ingredientes para dar una idea aproximada de la equivalencia de las medidas en sistema métrico.
Resultado: galletas ligeramente crujientes por fuera pero suaves, no demasiado dulces pero con un profundísimo aroma. Me han recordado vagamente al sabor de las tipo Digestive... será por la relación de  Muy buenas tanto para el café de después de comer como para desayunar, merendar o picar algo; al no ser tan dulces como otras galletas saben bien hasta con algo salado.

- 1 taza de harina (135 gr)
- 1 taza de copos de avena (100 gr)
- 1/2 taza de azúcar (112 gr)
- 3/4 taza de coco deshidratado (60 gr)
- 125 gr de mantequilla
- 2 cucharadas de Golden Syrup (30 ml)
- 1 cucharada de agua muy caliente (15 ml)
- 1/2 cucharadita de bicarbonato

Precalentar el horno a 160ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado o engrasándolas.
En un bol amplio, mezclar la harina con la avena, el azúcar y el coco. En una sartén derretir a fuego bajo la mantequilla con el sirope y mezclar bien. Verter el bicarbonato sobre el agua, remover un poco e incorporar a la mantequilla, con la sartén fuera ya del fuego. Formar un pequeño hueco en la mezcla de harina y verter el contenido de la sartén; trabajar con una espátula o lengüeta hasta haber incorporado bien todos los ingredientes, sin rastros de nada seco.

Formar pequeñas bolas con la masa, usando una cuchara para tener más o menos la misma cantidad en cada una, y colocarlas sobre las bandejas, dejando unos centímetros de separación entre ellas porque se expandirán en el horno. Con las manos, darles forma redondeada y aplastar ligeramente. Hornear durante unos 10 minutos, o hasta que se hayan dorado ligeramente (o más, si te gustan ligeramente tostadas). Dejar enfriar sobre una rejilla y guardar en un recipiente hermético.

anzac2
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