Ya estamos otra vez en lunes, pero es que además es el último de este mes de octubre que ya se nos va (y yo sigo en manga corta, ains...). El próximo domigno ya será 1 de noviembre; la navidad nos acecha sigilosamente (o no tanto; en el súper de mi calle llevan vendiendo polvorores y turrones desde hace varias semanas!). Peero eso quiere decir que el día anterior, el sábado 31, es Halloween! Ya he explicado otras veces lo que pienso de esta fiesta y el interés que tengo en ella, así que pasaré simplemente a decir que me encanta la parafernalia halloweeniana y sobre todo el juego que da para decorar y ambientar cositas en la cocina, sobre todo si usamos calabazas, que para eso están en su mejor momento. No lo puedo evitar, la comida naranja me pierde :P
Pues simplemente pensando en algo para variar los desayunos de estos días previos la noche terrorífica he preparado unos muffins con calabaza tomando como base la idea del gingerbread; usando melaza y jengibre han salido muffins de un aroma profundísimo y un color anaranjado muy oscuro precioso. Y para darles más ambiente, pues he aprovechado unos moldes de papel de Halloween que tenía guardados por ahí.
- 2 tazas de harina integral (265 gr)
- 40 gr de harina de repostería
- 2 cucharadas de copos de avena
- 1 y 1/2 cucharaditas de levadura
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1/2 cucharadita de sal
- 3/4 cucharadita de jengibre molido
- 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
- 1/2 cucharadita de clavo molido
- 2 huevos
- 30 ml de aceite de girasol
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1/2 taza de miel de caña (melaza)
- 1 yogur natural
- 50 ml de leche
- 1 taza de puré de calabaza
Precalentar el horno a 180ºC. Colocar papelillos o engrasar una bandeja de muffins.
Mezclar juntos todos los ingredientes secos en un bol. En otro recipiente, más grande, batir con batidora de varillas o a mano los huevos con el azúcar; añadir sucesivamente, batiendo un poco con cada añadido, el aceite, la melaza, el yogur y la leche (mejor mezclarlos por separado primero y añadirlos juntos) y por último, la calabaza. Añadir en dos o tres tandas los ingredientes secos, mezclando suavemente con movimientos envolventes usando una lengüenta. Una vez conseguida una masa homogénea, sin rastros secos pero aún con grumos, repartirla en los moldes. Hornear a media altura durante unos 18-23 minutos, hasta que al pincharlos con un palillo salga limpio. Esperar unos minutos antes de desmoldar y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.