Llego in extremis este año, pero no podía dejar de pasar una de mis festividades favoritas sin traer alguna receta relacionada en su honor. Ya he explicado en otras ocasiones que en mi infancia la Semana Santa era sinónimo de vacaciones en el campo con los abuelos que venían de Suiza cargados de toda la parafernalia pascual de allí. Por eso me trae más nostalgia la Pascua europea en la que las zanahorias, el conejo y los huevos decorados y de chocolate juegan un papel protagonista. Así que hoy traigo unas sencillas galletas de zanahoria, para repetir durante todo el año.
Confieso estar algo desanimada porque me había hecho unas mínimas ilusiones de vacaciones que no se están cumpliendo. De hecho, diversos incidentes imprevistos han ido ennegreciendo un poquitín más cada día de las fiestas. Tonterías, realmente, pero que me han pillado en horas bajas y que, sumando, sumando, han terminado por explotar. Especialmente porque ayer fue mi cumpleaños y ese día tengo el nivel de melancolía por las nubes, con la sensibilidad interna a flor de piel.
Vamos, que no ha sido el mejor cumpleaños de mi vida, para resumirlo. Planes que se van al garete, regalos que se rompen y no tienen solución por pura torpeza, desastres culinarios, familiares lejanos, un horno que decidió jubilarse por anticipado sin avisar... Pero bueno, sé que si no estuviera ahora mismo en un estado emocional irregular -influenciado, me temo, por el descontrol hormonal que tengo, qué divertidas las hormonas, ¿verdad?- no me habría tomado las cosas tan a la tremenda.
¿Por qué nos empeñamos a veces en hundirnos en nuestra propia miseria cuando son muchas más las cosas positivas que nos rodean? La complejidad humana no sé si es fascinante o, simplemente, un incordio contradictorio destinado a extinguirse por sí mismo.
En fin, que me voy por las ramas y no quería traer negatividad a este post. Que yo hoy pretendía centrarme en esos bonitos recuerdos alegres de Semana Santa, con la búsqueda de chocolates por el jardín del campo, pintando huevos, disfrutando de un pan especial el domingo de Pascua, preparando las Fiestas de Primavera, organizando excursiones y pequeños viajes en familia. Y compartiendo postre de cumpleaños, que este año he tenido que improvisar tras la debacle del horno.
Al final mi pastel-sin-horno de cumple quedó rico y me quitó el mal sabor de boca que tenía ayer; anoté bien la receta para compartirla por aquí pronto. Y para guardarla, porque se va a quedar como un nuevo clásico en mi recetario personal; ¡hay que sacar cosas positivas de todo! Y cuando vuelva a prepararla dentro de muchos años, recordaré este día ya con una sonrisa nostálgica. "¿Recuerdas cuando se calcinaron las galletas de Pascua aquel año y nos quedamos sin tarta?".
Las galletas las horneé en Madrid para dejar algo dulce al elfo, y que probablemente nuestro gato Lito estaría encantado de compartir. Ahora no recuerdo de dónde me vino la inspiración exactamente, pero hay miles de versiones de carrot cake cookies por las redes. La versión original sí sé que incorporaba pasas y nueces, pero el elfo está en contra de cualquier tropezón que no sea chocolate. Yo os recomiendo añadir todos los frutos secos que os apetezcan. Y si estáis muy golosos, un glaseado de azúcar glasé y limón, o una crema de queso sencilla, le irían de muerte.
Receta de galletas de zanahoria y miel
Inspiración: recuerdos de Pascua y recetarios anglosajones
Ingredientes para unas 25-30 unidades
- 100-110 g de zanahoria rallada (aproximadamente)
- ralladura de naranja o limón (al gusto)
- 125 g de mantequilla sin sal atemperada
- 100 g de azúcar moreno
- 60 ml de miel
- 2 huevos a temperatura ambiente
- 125 g de harina de repostería
- 125 g de harina de espelta integral (o trigo)
- 1 cucharadita de levadura química (impulsor)
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharadita de canela molida
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido (opcional)
- 1 pizca de nuez moscada recién rallada
- 1/2 cucharadita de sal
- pasas de corinto, sultanas o/y nueces picadas al gusto
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado, láminas antiadherentes, o lo que uséis normalmente. Procurar que la mantequilla y los huevos estén atemperados.
Lavar, secar y pelar ligeramente las zanahorias. Rallar finas hasta tener unos 100-110 g y mezclar con la ralladura de naranja o limón. Reservar aparte, tapándolas.
Batir la mantequilla cortada en cubos con una batidora de varillas hasta dejarla un poco cremosa. Agregar el azúcar moreno y batir un par de minutos para que quede esponjoso. Incorporar la miel, batir más, y echar los huevos de uno en uno, batiendo un poco en cada adición.
Agregar todos los ingredientes secos y batir a velocidad baja hasta tenerlos bien incorporados. Rebañar las varillas y echar la zanahoria, mezclando una espátula o lengüeta. Añadir también las pasas o frutos secos que se deseen, en su caso.
Una vez tengamos una masa homogénea, tomar porciones del tamaño de una nuez con una cucharilla y repartir porciones redondeadas en las bandejas. Podemos darles forma de bolita con las manos humedecidas, y luego aplastarlas un poco con un tenedor.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 12-15 minutos, vigilándolas porque dependerán del tamaño y del tipo del horno. Cuando empiecen a dorarse de más los bordes, estarán más que listas. Dejar enfriar completamente sobre una rejilla antes de servir, guardar o decorar al gusto.
Inspiración: recuerdos de Pascua y recetarios anglosajones
Ingredientes para unas 25-30 unidades
- 100-110 g de zanahoria rallada (aproximadamente)
- ralladura de naranja o limón (al gusto)
- 125 g de mantequilla sin sal atemperada
- 100 g de azúcar moreno
- 60 ml de miel
- 2 huevos a temperatura ambiente
- 125 g de harina de repostería
- 125 g de harina de espelta integral (o trigo)
- 1 cucharadita de levadura química (impulsor)
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharadita de canela molida
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido (opcional)
- 1 pizca de nuez moscada recién rallada
- 1/2 cucharadita de sal
- pasas de corinto, sultanas o/y nueces picadas al gusto
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado, láminas antiadherentes, o lo que uséis normalmente. Procurar que la mantequilla y los huevos estén atemperados.
Lavar, secar y pelar ligeramente las zanahorias. Rallar finas hasta tener unos 100-110 g y mezclar con la ralladura de naranja o limón. Reservar aparte, tapándolas.
Batir la mantequilla cortada en cubos con una batidora de varillas hasta dejarla un poco cremosa. Agregar el azúcar moreno y batir un par de minutos para que quede esponjoso. Incorporar la miel, batir más, y echar los huevos de uno en uno, batiendo un poco en cada adición.
Agregar todos los ingredientes secos y batir a velocidad baja hasta tenerlos bien incorporados. Rebañar las varillas y echar la zanahoria, mezclando una espátula o lengüeta. Añadir también las pasas o frutos secos que se deseen, en su caso.
Una vez tengamos una masa homogénea, tomar porciones del tamaño de una nuez con una cucharilla y repartir porciones redondeadas en las bandejas. Podemos darles forma de bolita con las manos humedecidas, y luego aplastarlas un poco con un tenedor.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 12-15 minutos, vigilándolas porque dependerán del tamaño y del tipo del horno. Cuando empiecen a dorarse de más los bordes, estarán más que listas. Dejar enfriar completamente sobre una rejilla antes de servir, guardar o decorar al gusto.
¡Frohe Ostern! Que disfrutéis del lunes de Pascua los afortunados que tengáis festivo; y de Sant Jordi, en su caso. En Murcia ya sabéis que tenemos otra semana de fiestas por delante.
¿Saldrá el sol?