19 julio, 2016

Pastel de avellana y ruibarbo [sin gluten] - No hay calor que me impida encender el horno

¿Me quejo del calor? ¿Vuelvo a repetirme como un mal gazpacho? Es mi blog y mi rincón personal para mis desvaríos particulares, pero ya me canso a mí misma. La semana pasada tuvimos días fresquitos y la primera ola ardiente ya llegado mucho más tarde que el año anterior, así que por el momento no protestaré mucho. Bueno, sí me quejo de que justo el domingo, cuando tocó pasar el día en el Parque Warner con mis suegros y los niños alemanes de la prima del elfo, fue el día más caluroso de la semana, y por la tarde era ya insoportable. Pero por eso sentó tan bien pillar el sofá en casa después de una buena ducha. Llevo días durmiendo poco mal, eso sí, aunque ninguna ola de calor me impedirá seguir encendiendo el horno. Un pastel de avellana y ruibarbo como este bien merece la pena sudar un poco.

Rhubarb hazelnut cake

Hacía tiempo que no veía a los peques, hay que ver cómo crecen, maldita sea. Son casi como mis sobrinos - no veo en mi futuro próximo o lejano sobrinos de verdad, ejem -, nacieron poco antes de que me mudara a Madrid y los primeros años compartíamos muchos ratos familiares juntos. Ahora llevan un tiempo viviendo en Frankfurt por cuestiones de trabajo de los padres, y la verdad es que da penica no verlos crecer de cerca. Me alegro por ellos, porque así han podido recuperar de verdad el alemán y ahora sin biligües, aunque al principio se les pierden algunas palabras en español; si es que son muy niños todavía :). Este año ya han empezado a subirse a atracciones más de mayores y me lo he pasado genial acompañando a uno de ellos en su primera montaña rusa de mayores, con sus loopings y tirabuzones. Chillar a lo loco a cientos de kilómetros por hora sientan bien de vez en cuando.

Rhubarb

Rhubarb

Ayer horneé pan y aproveché para preparar también un par de hornadas de galletas, pero por suerte este pastel vio la luz cuando todavía no era arriesgado encender el horno. El ruibarbo me encanta desde que lo empecé a probar de pequeñita en Suiza  - uno de mis primeros recuerdos allí es mi padre enseñándome todas las plantas del jardín que tenía mi abuelo, con frondoso ruibarbo en su esplendor -, en compota, mermelada y pasteles. En Madrid sigue siendo difícil de encontrar y además es caro, pero por suerte me trajeron un poco desde Holanda hace unas semanas y pude aprovechar para darme el capricho de un pastel a mi gusto.

Rhubarb hazelnut cake

Lo llamo pastel porque no es exactamente un bizcocho, ni una tarta. En alemán lo bautizaría como Kuchen, creo. Es sin gluten simplemente por casualidad, no porque yo tenga nada en contra de las harinas que lo llevan. Por suerte no soy celíaca y me parece absurdo demonizarlo por supuestas cuestiones de salud si no hay motivo. Pero es que la combinación de trigo sarraceno o alforfón, maíz y frutos secos molidos nos da una masa abizcochada rústica con un sabor una textura que me encanta. Me basé en varias recetas para inspirarme y casi todas usaban miel en la masa; yo tenía que gastar un tarro de sirope de ágave que me regalaron así que di el cambiazo, y suprimí cualquier azúcar extra en la masa. Es poco dulce, dejando todo el protagonismo a la avellana y el ruibarbo.

Rhubarb hazelnut cake

Receta de pastel de avellana y ruibarbo (sin gluten)
Inspiración: mis recuerdos de Suiza
Ingredientes para un molde redondo de unos 22 cm

- 400 g de ruibarbo
- un poco de azúcar (opcional)- 75 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 100 ml de sirope de ágave
- 2 huevos L a temperatura ambiente
- 125 gr de yogur a temperatura ambiente
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla 
- 160 g de harina de maíz fina (no maizena)
- 35 g de harina de trigo sarraceno
- 2 cucharaditas de levadura química
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 pizca de canela molida
- 1 pizca de jengibre molido
- 70 g de avellanas molidas
- crocanti de avellana o avellana cruda picada

 Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o forrar un molde redondo de fondo desmontable. Lavar bien el ruibarbo, cortar las posibles partes dañadas y las leñosidades, y trocear. Añadir un poco de azúcar y mezclar bien. Reservar.

Trocear la mantequilla en un cuenco mediano y batir con una batidora de varillas. Agregar el sirope de ágave, batir un poco más e incorporar los huevos, batiendo bien. Añadir el yogur y la vainilla y batir hasta integrarlo todo.

Rhubarb hazelnut cake

Tamizar aparte o directamente encima la harina de maíz, la de trigo sarraceno, la levadura, la sal, las especias y la avellana molida. Mezclar con suavidad usando una espátula con movimientos envolventes, hasta que no haya grumos secos.

Verter en el molde, repartir el ruibarbo por encima presionando un poco y agregar crocanti de avellana al gusto. Hornear durante unos 45-50 minutos, hasta que se dore bien por encima y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio. Esperar un poco antes de desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.

Rhubarb hazelnut cake

A finales de mes iré por fin a Murcia, a ver qué tal se presenta el mes de agosto. Julio por el momento aguanta dentro de los parámetros razonables, a pesar de que se me está haciendo laaaaaaargo. Lo genial es que mi padre se va a pasar por aquí por cuestiones de trabajo así que a la vuelta me va a recoger, y me ahorro el rollazo del tren para la ida :). ¡Y me va a traer calabazas! Ya pienso en recetas otoñales...
10 julio, 2016

Tostas de aguacate, rabanitos y anchoas con albahaca. Receta para cuando me ruge el estómago

Increíble, estoy publicando una receta que he preparado y comido hoy mismo. Cuando tengo otras esperando días, semanas e incluso algunos meses. Pero bueno, sé que todos tenemos nuestros esqueletos en el armario, a ver quién no ha dejado en barbecho una receta que, por algún motivo inexplicable, no termina de salir. Al menos quiero creer que nos pasa a todos :P. Pero estas tostas de aguacate, rabanitos y anchoas con albahaca tenía ganas de compartirlas porque en realidad es una no-receta, y porque me soluciona muchas veces esos momentos de hambre felina que me dan a veces.

Avocado toast

En mis desventuras veraniegas de hoy: lo poco que duermo cuando hace calor. O al menos lo mal que duermo. Siempre me preocupa más la temperatura mínima prevista que las máximas, porque lo que y quiero - y necesito - es descansar lo suficiente. Desgraciadamente llevo muchos días despertándome de madrugada con muchísimo calor, y ya no vuelvo a coger bien el sueño hasta que al alba desisto y me levanto a hacer algo útil. Porque claro, encima me da hambre enseguida.

Lo "bueno" es que así puedo salir a correr sin ir en ayunas, que a mí me sienta fatal, ni echando el desayuno por la boca, que es otro de mis riesgos. El problema es que a media mañana me encuentro muchas veces con mi estómago devorándose a sí mismo, por lo que toca segundo desayuno si no quiero desfallecer. Pero los días en los que estoy sola en casa para comer no tengo ningún problema en hacerme el almuerzo al mediodía, pero mediodía literal, entregándome a mi lado suizo totalmente. Cuando no tengo lazos sociales de por medio yo prefiero comer cuando tengo hambre, y pasar totalmente del reloj. Hambre de verdad, que conste no esa gula-aburrimiento-ansiedad disfrazada de hambre falsa que a tanta gente le destroza la dieta. Picoteo entre horas porque sí no; comer con hambre real sí.

Avocado toast

Así que estos días en los que me da pereza cocinar nada y no tengo ninguna cosilla preparada, tiro de despensa. Y de pan, mi pan, que nunca falta en casa. Mi comida de hoy ha empezado con estas tostas que no tienen ningún misterio, pero que son muy sanas, sencillas, versátiles, tuneables y sobre todo, deliciosas. Sirven para desayunar, almorzar, comer, merendar o cenar. O para un brunch. Se les puede añadir unos huevos, algo de queso, alguna verdura... Yo suelo improvisar con lo que hay en casa en ese momento, y es que casi todo combina bien con el aguacate. Y recordad: buen pan de base.

Tostas de aguacate, rabanitos y anchoas con albahaca
Inspiración: supongo que la moda de la avocado toast terminó por calarme, pero es improvisada
Receta no-receta para 1 persona

- 2 rebanadas de buen pan de miga aromática y corteza crujiente, mejor de masa madre y centeno
- 1/2 aguacate en su punto
- zumo de lima o de limón
- anchoas de calidad decente
- rabanitos
- hierbas provenzales
- ajo granulado o 1 diente
- aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra recién molida
- sal gruesa
- albahaca fresca

Cortar las rebanadas de pan en un grosor medio, como de un dedo. Frotar con el diente de ajo si se tiene la suerte de que no repita. Tostar el pan ligeramente si se desea.

Cubrir con una dosis generosa de aguacate machacado con el tenedor y añadir zumo de lima o limón. Dar un golpe de pimienta, un poco de sal (poca, que las anchoas van saladas) y, ajo granulado si se usa y un poco de hierbas provenzales.

Cortar finitos los rabanitos lavados y distribuir junto con las anchoas escurridas. Añadir  más pimienta, hojitas de albahaca fresca y aceite de oliva virgen extra al gusto. Devorar.

Avocado toast

Mañana es lunes, pero no lo pensemos demasiado. ¡Disfrutad de lo que queda de domingo!
07 julio, 2016

Clafoutis de albaricoques y lavanda sin lactosa

Hoy, en cosas que sí me gustan del verano: las tormentas estivales. Problema: no siempre termina de arrancar a llover como debería y solo traen una humedad infernal. Afortunadamente, ese ambiente húmedo y pegajoso que no refrescaba nada de ayer se ha transformado en el amanecer de hoy en un día fresco y con lluvia, no muy intensa, pero al menos se ve mojado el suelo. Por supuesto saldré a correr en cuando haya bajado el desayuno, que en estos días suele ser demasiado abundante porque no puedo evitar llenar el plato de muuuuucha fruta. Sobre todo albaricoques. ¿Os he dicho ya que me encantan? Pues os traigo otra receta de clafoutis con ellos para aprovechar que siguen con nosotros.

Apricot clafoutis

Cuántos años han pasado ya desde que descubrí lo que era un clafoutis, ese postre de origen francés que tradicionalmente se elabora con cerezas, y en teoría sin despepitar. Hoy en día encontramos versiones con cualquier fruta, aunque creo que la de verano se presta mucho más. Las frutas de hueso son perfectas para hornear pasteles y postres como este, además apetecen dulces fresquitos en esta época. Y, por supuesto, hay otras recetas de postres muy similares en todo el mundo, con especialidades según el país. El Pfannkuchen se parece mucho, o las versiones de tortitas al horno, o también tenemos el flaugnarde, etc.

El calor me tiene otra vez algo baja de energías y de ánimo, a pesar de que mi pequeño apartamento en Madrid nunca llega a ser el horno en el que se convierte la casa de mis padres en Murcia. Pero duermo poco y me desespera que haya tantísimas horas de luz, he tenido que cambiar los horarios de salir a correr y me fastidia no poder salir tanto como quisiera por el barrio porque me achicharro con el sol. También está la desventaja de que al cocinar o encender el horno se calienta toda la "casa", ya que cocina-comedor-salón-oficina comparten el mismo espacio. Al menos puedo ver el Tour mientras limpio, saco fotos y trasteo en la cocina, porque ya sabréis que el ciclismo es otra de las cosas que sí me gustan del verano.

Apricot clafoutis

En cualquier caso, sigo horneando, y este clafoutis de albaricoques lo preparé un poco improvisadamente para tener un postre fresquito cuando vino mi madre de visita hace un par de semanas. Al elfo no le hace mucha gracia encontrarse fruta entera en los dulces, así que aproveché para no tener que comérmelo yo sola. Vale, tampoco hubiera sido un grave problema :P. Esta receta la he adaptado un poco de Donna Hay usando albaricoques deliciosos del mercadillo, maduritos y muy aromáticos, y le he dado un toque de lavanda porque está en plena floración y me apetece añadir su aroma a casi todo. Si tenéis helado de vanilla en el congelador no dudéis en servir las raciones con una o dos bolas. Disculpad las fotos pero las tuve que hacer a prisa y corriendo antes de que llegara mi madre, y cuando lo devoramos por la noche no era plan de ponerse con la cámara ;).

Apricot clafoutis


Receta de clafoutis de albaricoques sin lactosa
Inspiración: la sobredosis de albaricoques y Donna Hay
Ingredientes para unas 6 raciones

- 400-500 g de albaricoques aromáticos, sin los huesos
- 75 g de azúcar caster o normal
- 1/2 cucharadita de flores de lavanda
- 3 huevos L
- 200 ml de nata ligera para cocinar sin lactosa
- 50 ml de leche sin lactosa
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 45 g de harina de repostería
- 1/4 cucharadita de sal

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde hondo de unos 2 litros de capacidad. Espolvorear el fondo con azúcar y distribuir por encima los albaricoques partidos por la mitad, boca arriba. Reservar.

En un recipiente mediano frotar el azúcar con la ralladura de limón y las flores de lavanda. Añadir los huevos y la vainilla y batir un poco con unas varillas. Incorporar la harina tamizada con la sal y batir con suavidad hasta que quede una mezcla homogénea y sin grumos.

Echar con cuidado en el molde, rompiendo las burbujitas que puedan surgir. Añadir un poco de azúcar por encima de los albaricoques, si se desea. Hornear durante unos 35-40 minutos, hasta que se empiecen a dorar los bordes y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio.

Dejar enfriar por completo fuera del horno, guardar en la nevera y servir frío, con helado, nata o una salsa de frutos rojos. También está muy rico calentito, pero en esta época creo que no procede.

Ay, ¡llueve de verdad! Voy a ver si me mojo un poco ;).
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