Y es que a veces se nos olvida que no todo el mundo de un país o región tiene por qué conocer toda la gastronomía y las recetas típicas de allí. Sin entrar en definir qué es exactamente lo "típico" y "tradicional", haber nacido y crecido en un sitio no te convierte en autoridad suprema de todo el conocimiento de ese lugar. Yo, sin ir más lejos, crecí sin saber que las monas eran típicas de Pascua -las asociaba más bien al desayuno del cole en la fiesta de Navidad, con chocolate -, y no supe que las torrijas eran tradicionales de Semana Santa hasta que dejé el instituto. ¿Por qué iba mi padre a conocer todas las recetas típicas de Suiza?
Por eso me hacen gracia los típicos comentarios de "Pues estuve en Italia y la pizza no era tan buena" o "Tengo un compañero italiano que hace la carbonara con nata". ¿Es que en tooooda Italia hacen por norma una pizza exquisita? ¿Saben toooodos los italianos cocinar como los ángeles? Lo dudo mucho, igual que en España te pueden servir una paella o un gazpacho horrible en muchos sitios. ¿Todos los españoles cocinan bien el arroz, o las croquetas, o la tortilla de patatas? Ojalá.
Claro que es más probable que los habitantes de un lugar conozcan mejor los platos y recetas típicas de allí, pero no siempre se cumple. Mi padre es el vivo ejemplo de ello; en Suiza es tradicional preparar una tarta o pastel para celebrar la Pascua, pero en sus recuerdos de infancia solo hay sitio para los huevos y el chocolate. Mi abuela preparaba algún plato fuerte familiar y dejaba el apartado dulce a todos los chocolates y golosinas varias que dejaba el Conejo de Pascua para los niños. Y por eso mi padre me miró raro cuando le pregunté por el Osterfladen.
Hay varias versiones de esta tarta, cuyos orígenes parecen remontarse al siglo XVI o XVII. También aparecen variantes con los nombres de Osterkuchen (como la que os enseñé el otro día) u Osterchüechli (normalmente en formato pequeño individual), aunque el Fladen se suele emplear más para la receta más tradicional. Todas son tartas redondas y no muy altas, con una base de masa quebrada más o menos dulce. El relleno del Osterfladen es cremoso pero hay dos grandes variantes: con arroz o con sémola (Griess). Además hay versiones que combinan ambos ingredientes, y otras que no tienen ninguno de los dos.
Esa ha sido mi apuesta final. El relleno de arroz no me convence porque es más difícil pillarle el punto al grano y sabía que a mi madre le iba a parecer raro; sémola no tenía ganas de comprar para dejar luego casi el paquete entero condenado al olvido en esta casa. Así que mi Osterfladen está relleno solo con las tradicionales pasas, almendras y esa crema tan rica que yo preparo sin lactosa. Es una tarta muy fácil que os animo a probar en cualquier momento del año.
Receta de Osterfladen o tarta suiza de Pascua
Inspiración: ligeramente modificada de Betty-Bossi
Ingredientes para un molde de unos 20 cm
- 100 g de copos de avena (o harina de avena)
- 100 g de harina de trigo
- 1 pizca de sal
- 2 cucharadas de azúcar
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 100 g de mantequilla sin sal, muy fría y cortada en cubitos (y un poco más para el molde)
- 1 huevo L
- 40 g de uvas pasas sultanas (remojadas en ron, opcional)
- 2 cucharadas de almendra molida
- 3 huevos L
- 70 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- ralladura de 1 limón
- 1 buena pizca de sal
- 400 g de nata para montar (sin lactosa)
- 15 g de maizena tamizada
- azúcar glasé para decorar
Yo he usado la picadora de la batidora de mi madre. Triturar primero los copos de avena hasta dejar una textura fina; añadir la harina de trigo, la sal, el azúcar y la vainilla, y triturar un poco. Agregar la mantequilla y volver a triturar hasta que quede una textura de migas. Incorporar el huevo y volver a triturar hasta que se amalgame todo.
Terminar de trabajar la masa a mano para compactarla, pero sin manosearla mucho. Formar un disco plano y envolver en plástico film. Llevara la nevera como mínimo 30 minutos, mejor una hora completa si ya hace calorcito. Engrasar mientras tanto el molde con mantequilla y una pizca de harina tamizada.
Precalentar el horno a 200ºC. Picar las pasas y mezclar con la almendra molida. Es importante que las pasas sean jugosas y tiernas, si estuvieran muy secas aconsejo dejarlas a remojo en ron o zumo de naranja. Estirar la masa dándole forma redondeada y cubrir el molde. Pinchar ligeramente la base con un tenedor y repartir la mezcla de pasas y almendra.
Disponer los huevos en un recipiente y batir ligeramente con el azúcar, la vainilla, el limón y la sal. Añadir la nata y batir un poco más. Incorporar la maizena y volver a batir a velocidad baja hasta lograr una crema homogénea, sin grumos. Verter con suavidad en el molde y llevar al horno.
Hornear durante unos 10 minutos, bajar la temperatura a 180ºC y continuar la cocción hasta que al pinchar con un palillo salga limpio. Si se dorase mucho, cubrir con papel de aluminio. Dejar enfriar completamente antes de desmoldar o decorar con azúcar glasé.
Inspiración: ligeramente modificada de Betty-Bossi
Ingredientes para un molde de unos 20 cm
- 100 g de copos de avena (o harina de avena)
- 100 g de harina de trigo
- 1 pizca de sal
- 2 cucharadas de azúcar
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 100 g de mantequilla sin sal, muy fría y cortada en cubitos (y un poco más para el molde)
- 1 huevo L
- 40 g de uvas pasas sultanas (remojadas en ron, opcional)
- 2 cucharadas de almendra molida
- 3 huevos L
- 70 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- ralladura de 1 limón
- 1 buena pizca de sal
- 400 g de nata para montar (sin lactosa)
- 15 g de maizena tamizada
- azúcar glasé para decorar
Yo he usado la picadora de la batidora de mi madre. Triturar primero los copos de avena hasta dejar una textura fina; añadir la harina de trigo, la sal, el azúcar y la vainilla, y triturar un poco. Agregar la mantequilla y volver a triturar hasta que quede una textura de migas. Incorporar el huevo y volver a triturar hasta que se amalgame todo.
Terminar de trabajar la masa a mano para compactarla, pero sin manosearla mucho. Formar un disco plano y envolver en plástico film. Llevara la nevera como mínimo 30 minutos, mejor una hora completa si ya hace calorcito. Engrasar mientras tanto el molde con mantequilla y una pizca de harina tamizada.
Precalentar el horno a 200ºC. Picar las pasas y mezclar con la almendra molida. Es importante que las pasas sean jugosas y tiernas, si estuvieran muy secas aconsejo dejarlas a remojo en ron o zumo de naranja. Estirar la masa dándole forma redondeada y cubrir el molde. Pinchar ligeramente la base con un tenedor y repartir la mezcla de pasas y almendra.
Disponer los huevos en un recipiente y batir ligeramente con el azúcar, la vainilla, el limón y la sal. Añadir la nata y batir un poco más. Incorporar la maizena y volver a batir a velocidad baja hasta lograr una crema homogénea, sin grumos. Verter con suavidad en el molde y llevar al horno.
Hornear durante unos 10 minutos, bajar la temperatura a 180ºC y continuar la cocción hasta que al pinchar con un palillo salga limpio. Si se dorase mucho, cubrir con papel de aluminio. Dejar enfriar completamente antes de desmoldar o decorar con azúcar glasé.
Lo típico es decorar el Osterfladen con algún motivo de Pascua, algo muy sencillo sacando una plantilla de las redes. Las siluetas de conejos son lo más tradicional y quedan muy bien; yo copié el mío de alguna web directamente poniendo un folio encima de la pantalla.
Está más rica si se deja reposar unas horas, incluso es buena idea hornearla por la noche para servirla al día siguiente. Mejor guardarla en la nevera, que ya han subido las temperaturas de verdad, y fresquita también sienta de maravilla.
¡Feliz Pascua!