Las grasas o lípidos son una importantísima fuente de energía para el organismo, y resultan además fundamentales para su correcto funcionamiento, especialmente para los órganos, membranas celulares y para que el cuerpo aproveche determinadas vitaminas. Se suele decir que hay grasas buenas y grasas malas, distinguiéndose entre saturadas e insaturadas.
Los alimentos de origen animal son la principal fuente de grasas saturadas, que se relacionan con el colesterol y los problemas cardiovasculares mientras que las insaturadas son las grasas calificadas tradicionalmente como saludables. Entre las insaturadas distinguimos los famosos omega 6 y omega 3, monoinsaturados y poliinsaturados. Las grandes fuentes de estos ácidos grasos son el pescado (sobre todo el azul), aceites vegetales de semillas y frutos secos.
Ahora bien, parece que en los últimos años diversos estudios apuntan a que no hay que eliminar del todo las grasas saturadas de la dieta, y es que el colesterol por sí mismo no es malísimo porque el cuerpo lo necesita. El problema es cuando nos pasamos, como en todo. Como siempre, en el equilibrio está la clave, y es que yo creo que por tomar un poco de -buena- mantequilla de vez en cuando no nos va a pasar nada. Pero no hay duda de las grasas que deberían estar más presentes en nuestra dieta son los ácidos grasos insaturados, tratando de buscar el equilibrio.
A pesar de que no es algo que nos impongamos en el grupo como condición, me gusta preparar recetas vegetarianas para Ventanas Verdes, y por eso no he recurrido al pescado como fuente de grasas saludables. Desde que descubrí que las semillas tienen una gran concentración de grasas saludables me encanta añadirlas a muchas recetas, y por eso quería preparar algo donde fueran las protagonistas. Entre mis favoritas están las de calabaza, muy ricas en omega 3, que son las grasas que suelen ingerise en menos cantidad respecto a las omega 6. El aceite de oliva sabemos que es una gran fuente de ácido oleico, pero no debemos olvidar también ingerir linoleico, más rico en aceites de semillas como el girasol o el lino.
Hacía tiempo que quería intentar a preparar una receta de scones más sanotes y ha sido la excusa perfecta. Está claro que su sabor y textura nunca será igual al de unos scones preparados con mantequilla, pero a mí me han encantado. Tiernos por dentro, crujientitos por fuera, saciantes y con ese toque que me encanta de una masa llena de semillas; son ideales para el desayuno o recargar las pilas a media tarde.
Receta de scones integrales de espelta con almendra y semillas
Ligeramente basada en una receta de London Bakes
Ingredientes para unos 8 scones
- 125 g de harina de espelta integral
- 80 g de harina de repostería
- 50 g de almendra molida
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 2 cucharaditas de levadura química (impulsor)
- 1 pizca de sal
- canela y jengibre molidos al gusto
- 2-3 cucharadas de azúcar moreno
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 1 huevo L
- 60 ml de yogur
- 125 ml de leche de soja
- semillas de calabaza, lino y amapola al gusto
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja con papel sulfurizado.
Colocar en un cuenco amplio la harina de espelta integral, la harina de repostería, la almendra molida, la sal, el bicarbonato, la levadura, el azúcar y las especias, mezclando bien con unas varillas. Formar un hueco y echar el huevo, batiéndolo ligeramente. Añadir el aceite, el yogur y la leche, mezclando con las varillas e incoporando poco a poco la harina.
Trabajar la masa con suavidad hasta obtener una textura homogénea pegajosa, pero más o menos manejable. Echar en la bandeja de horno y dar corma de disco redondeado. Con un cuchillo humedecido, marcar líneas paralelas para formar 8 scones triangulares. Espolvorear con algo de azúcar y más semillas, si se desea. Hornear unos 20-25 minutos, hasta que se hayan dorado y estén firmes. Dejar enfriar ligeramente, cortar los scones y servir templaditos.
Se pueden congelar sin problemas de forma individual una vez estén fríos. Ligeramente templados están muy buenos, rellenos con queso cremoso, mermelada o miel. La mermelada que os enseñé el otro día le va de maravilla.
¡No os perdáis las propuestas de mis compañeras, hay recetas estupendas!