En Semana Santa hay muchos dulces tradicionales, pero si en nuestro país hay uno que manda por todas partes son sin duda las torrijas. Una receta humilde como pocas pero a la vez deliciosa, con pequeñas variantes repartidas por el mundo, incluyendo Suiza. Allí se llaman Fotzelschnitten y esta es mi versión.
En una tierra en la que llueve muy poco, y normalmente a base de rachas fuertes concentradas en días concretos un par de veces al año, cuando cae el agua la tierra la aprovecha muy bien. Acostumbrada al paisaje desértico es un placer pasear estos días por mi campo, que está cubierto con un manto verde y lleno de flores por todas partes. En esta época las margaritas son las reinas, con tallos altísimos que sobrepasaban nuestras cabezas cuando de niña jugaba entre ellas con mis primos. Un laberinto de flores.
Ya he comentado en más de una ocasión que mi Semana Santa nunca ha sido muy tradicional. Cuando vivía mi abuelo, el padre de mi padre, él y mi "abuelastra" venían por estas fechas a su casa de la playa, íbamos a verles y nosotros solíamos estar en el campo. Mis abuelos traían muchos chocolates de Suiza y por eso asocio la Pascua al dulce cacao más que a postres fritos. Porque además en mi casa era mi abuela materna la que nos hacía las torrijas, pero no necesariamente en esta época.
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Así que ahora es cuando vuelvo la mirada hacia las recetas más tradicionales, y he aprovechado para revisitar la torrija con la versión suiza. No tiene mucho misterio y no se aleja mucho de la nuestra, incluso se emparenta mucho con la french toast que tanto se ver por Estados Unidos. Hay dos cosas que mi padre tiene claras de sus recuerdos de la infancia: no tenían por qué ser de Semana Santa y siempre, siempre se hacían en su casa con pan duro.
Yo soy partidaria de las torrijas de pan-pan, y duro. Miriam también, y además lo defiende con pruebas históricas. Esa costumbre que tanto veo en Madrid del "pan para torrijas" no me gusta tanto, me parece algo absurdo comprar un pan especial cuando la receta nació como forma de aprovechamiento de los restos de pan duro. Y además, con un tipo brioche quedan blandurrias, a mí me gusta que la parte externa quede un poco más durita. Y se rebozan en azúcar con canela, nada de líquidos. Las Fotzelschnitten no tienen un rebozado de huevo tan fuerte y quedan más firmes.
En Suiza y otros países centroeuropeos hay muchas recetas para aprovechar los restos de pan, o incluso simplemente usando harina y leche. Recetas humildes, de "pobres", de tiempos de escasez, o simplemente recetas tradicionales que no necesitaban más florituras para ser reconfortantes, energéticas, y deliciosas. Iré sacando algunas más próximamente, pero hoy me quedo con mi versión de las Fotzelschnitten.
Fotzelschnitten - Receta de torrijas suizas
Ingredientes para 1 buena ración
- 3 rebanadas pequeñas de pan viejo, mejor estilo rústico
- 1 huevo L
- 125 ml de leche
- 1 pizquita de sal
- mantequilla o aceite de girasol (que era lo que usaba mi abuela)
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 cucharadita de canela molida
- compota de frutas para acompañar
Cortar el pan en rebanadas de unos 1,5 cm de grosor. Batir en un plato hondo el huevo con la leche y la sal. Empapar bien las rebanadas de pan por ambas caras, dejándolas unos minutos. Mezclar en otro cuenco el azúcar con la canela.
Para cocinarlas se puede usar mantequilla (o un equivalente vegetal sin grasas hidrogenadas, como en mi caso) o aceite de girasol, cubriendo el fondo de la sartén. Calentar a fuego medio hasta que esté en punto de fritura y añadir los panes sin sobrecargar el espacio.
Cocinar unos minutos por cada lado, dándoles la vuelta cuando estén doradas al gusto. Dejar escurrir sobre papel de cocinar y espolvorear con la mezcla de azúcar y canela molida. Servir con compota de frutas de temporada, en mi caso de fresones. También es tradicional el puré de manzana.
¡Espero que estéis disfrutando mucho de la Semana Santa! ¿Cuál es vuestro dulce preferido de estas fiestas?