28 julio, 2019

Bizcochón de espelta integral y aceite de oliva para desayunos en familia (y calmar cabreos)


Julio se me ha hecho muy cuesta arriba por un montón de motivos que no voy a contar para no aburrir a nadie -y porque quiero pasar página de una vez-, aunque aclaro que no ha sido negativo, solo agotador. Y, por supuesto, el calor no lo ha hecho más fácil. Pero ayer tuvimos fresquito y además he seguido horneando a pesar de todo, así que la receta del mes es un señor bizcochón integral perfecto para desayunos compartidos y sin prisas. Que yo espero poder disfrutarlos en agosto en cuanto vaya a Murcia.

El otro día, cuando aún estábamos en plena olaza de calor que casi derrite a media Europa, me sentí como un dibujo animado. Noté cómo poco a poco me iba calentando, figurada y literalmente; casi podía ver humo salirme de las orejas.. Porque la incompetencia ajena, la falta de profesionalidad y seriedad, y la poca vergüenza que tienen algunos por tomar por idiota a la gente, saca lo peor de mí.


Era un ejemplo más de cómo una nota de prensa se convertía en titulares clickbait, vendiendo la moto al lector en busca de visitas a pesar de no ofrecer ningún contenido interesante. O de, directamente, inventarse la "no-noticia". Interpretando como les daba la gana la información, sin molestarse en comprobar lo que afirmaban como cierto -yo tardé 5 minutos- y copiándose unos a otros como loros. Pues a mí estas cosas me indignan, porque yo cuando publico algo intento que sea mínimamente interesante, o al menos sin inventarme lo que me da la gana solo por captar la atención. Y también me ofende como lectora, no me gusta que me tomen por idiota, sinceramente.

Por desgracia es solo un ejemplo más de cómo está el panorama periodístico o de medios en general o en día, que no lo tiene nada fácil para destacar y sobrevivir. Hay que ofrecer contenidos nuevos cada hora, llamativos, que destaquen, con titulares que lleven al clic, sin importar ya tanto lo que se cuenta, o si se plagia inspira en la competencia. Y qué más da si en el mundo están ocurriendo tragedias de verdad que merecen muchísima más atención, pero que parece que no interesan tanto.



En fin, aunque aún hay medios que merecen la pena, cada vez leo menos noticias, mucho menos nacionales. Porque el mundo en general tampoco incita mucho a seguirle la pista. Y claro, luego se me ocurre echar un vistazo a ver qué está pasando, y se me quitan las ganas de saber nada. Paso pánico con series de ¿ficción? como 'Years and Years', pero es que la realidad cada vez se aleja menos.

Hagamos bizcochos mientras todavía nos dejen, sobre todo si tenemos cerca a familiares o amigos para compartirlos. Y si el simple aroma que inunda la cocina al salir del horno te traslada a esa infancia feliz e inocente, cuando los veranos eran interminables y estaban llenos de juegos, dibujos matinales, comics, risas en la piscina, partidas a la consola con los primos, merendolas, paseos en bicicleta y escapadas a la playa, mucho mejor.



Receta de bizcochón de espelta integral y aceite de oliva
Inspiración: recuerdos de verano, visitas familiares y este bizcocho
Ingredientes para 1 bizcocho grande

- 2 huevos L
- 120 g de panela o azúcar moreno
- ralladura de 1 naranja pequeña o limón (o mezcla)
- 1 cucharadita de canela molida
- 1/2 cucharadita de sal
- 180 ml de aceite de oliva virgen extra (cornicabra en mi caso)
- 320 ml de leche sin lactosa o alternativa vegetal
- 360 g de harina de espelta integral
- 20 g de levadura química

Precalentar el horno a 180º C y engrasar o forrar con papel sulfurizado un molde rectangular grande de tipo plumcake, o redondo desmontable, de al menos 22 cm de diámetro.

Batir en un recipiente grande los huevos con la panela y la ralladura, mejor si usamos batidora de varillas, durante unos 4-5 minutos. Añadir el aceite y la leche y batir un poco más para incorporar.

Aparte mezclar con unas varillas finas la harina con la levadura, la canela y la sal, para romper los grumos grandes. Echar en la primera preparación y batir a velocidad muy baja, poco a poco, hasta tener una masa homogénea sin grumos secos.

Llenar el molde con cuidado y hornear a media altura durante unos 45-55 minutos, girando el molde pasada la primera media hora para que se hornee de forma más homogénea. Comprobar el punto pinchando con un palillo y dejar enfriar un poco fuera del horno antes de desmoldar.

Enfriar por completo sobre una rejilla y servir tal cual o con azúcar glasé por encima. También estaría muy bueno con una cobertura de nueces picadas o almendras, añadidas antes de hornear, con una costra de azúcar y canela -para los más golosos- o con un glaseado simple de limón.
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