Viernes, al fin que dirán muchos, aunque algo triste amanece en casi todo el país. De la noche a la mañana aquí hemos pasado de cielo azul soleado a gris lluvioso. Espero que no os fastidie los planes para el fin de semana.
Mientras el elfo aún duerme, o remolonea en la cama (hoy trabaja desde casa así que puede posponer la hora de levantarse), aprovecho para navegar un ratico, planear recetas y revisar la despensa, que toca compra hoy. Esta tarde nos visita un buen amigo común que, aunque madrileño, vive fuera, y tengo muchas ganas de verle. Es un reconocido choco-adicto así que me gustaría prepararle algo dulce con lo que recibirle :)
Muchas gracias a todos por los buenos deseos y los ánimos respecto a la beca. Aunque desgraciadamente por el momento vuestras energías positivas se quedan en espera, ya que al parecer me falta cierta documentación imprescindible y tengo un plazo (corto) para conseguirla. El problema es que desde aquí yo no puedo, y tengo a mi pobre madre de recadera peleándose con la secretaría de mi universidad. No quiero aburriros con los detalles, pero ayer pillé un cabreo importante cuando me enteré de los trámites que hay que seguir. Voy a pasar el fin de semana preocupada por si lo conseguiré todo en el plazo, y es que como hoy (precisamente) es Santo Tomás de Aquino, pues la universidad está cerrada. Siempre me pasan cosas así. En fin...
Vamos con una receta repostera que viene muy bien para estos días fríos y grises. El olor a bizcocho casero recién hecho reconforta como pocas otras cosas pueden hacerlo :)
Hace unos días preparé "mi" pisto (con tomate, berenjena, calabacín, calabaza y puerro) pero me quedó un calabacín bastante gordo en la nevera, y el pobre llevaba ya demasiados días allí. Así que antes de que se echara a perder, pensé en preparar un bizcocho con él para las meriendas y desayunos de estos días. El elfo no aguanta el calabacín pero este pan le encantó (a pesar de los "desconcertantes trozos verdes" en la miga), así que espero animaros a prepararlo a los que aún no lo habéis hecho. El calabacín aporta jugosidad y potencia los sabores sin dejar rastros extraños, y además aumenta las vitaminas y fibra del bizcocho.
Participo con esta receta en el concurso que organiza Laube en ¡Sano y de rechupete!, ¡Aprovéchame!
Receta adaptada de Simple Bites
- 2 tazas de harina integral de trigo
- 1 taza de harina integral de centeno
- 1 y 1/2 cucharadita de levadura
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1/2 cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de canela
- 1/2 cucharadita de nuez moscada
- 1/4 cucharadita de allspice (opcional)
- 2 huevos L
- 1 taza de azúcar moreno (demerara en mi caso)
- 75 ml de aceite de girasol
- 1 yogur natural (125 gr)
- 80 ml de leche de soja
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 2 y 1/2 tazas de calabacín rallado fino (1 calabacín hermoso)
- azúcar y canela extra para espolvorear
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o forrar un molde rectangular.
Tamizar en un cuenco las harinas con la levadura, el bicarbonato, la sal y las especias.
Batir en otro recipiente más grande los huevos hasta que empiecen a espumar; añadir el yogur, la leche, el aceite, el azúcar y la vainilla, y batir hasta que quede todo bien combinado. Añadir el calabacín. Incorporar la mezcla de ingredientes secos y mezclar con movimientos suaves hasta conseguir una masa homogénea. Verter sobre el molde, igualando la superficie, y espolvorear con azúcar moreno y canela al gusto.
Hornear sobre rejilla durante unos 45-50 minutos, hasta que al pincharlo con un palillo éste salga limpio. Esperar 10 minutos fuera del horno; desmoldar y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.