Me resulta extraño pensar que hace ya un año que estamos viviendo en nuestra casita, que en estas fechas vivía entre cajas haciéndome al nuevo barrio y recibiendo cada día a un obrero, carpintero, fontanero o electricista. Y con un gatito muy pillín que no paraba de hacer trastadas mientras crecía a la velocidad del rayo. Las trastadas las sigue haciendo, pero ahora es un tigre enorme y tampoco lleva muy bien el calor, así que se pasa el día tirado buscando los rincones más frescos de la casa.
Estos crêpes llevan ya su tiempo esperando a ver la luz y hoy no tenía ningunas, ningunas ganas de ponerme a escribir un rato más después de una sesión intensa de trabajos domésticos. Pero me daba pena tener mi querido blog como mi última prioridad en la vida, cuando hace años tenía que contenerme por publicar a diario. Al menos no quiero dejar pasar un mes entero sin publicar, y esta receta va para cumplir con el mes de junio. Que, a pesar de todo, no está siendo el infierno caluroso de los últimos veranos.
Porque recordemos que hace dos o tres años tuvimos la primera ola de calor bien pronto, pero olaza de esas de 40 grados a diario y sin bajar de 27 de madrugada. Lo peor fue que se encadenaba una con otra, y encima el elfo y yo tuvimos dos bodas que fueron, digamos, ardientes. Y el año pasado precisamente llegó el calorazo muy pronto, justo en plena mudanza. Porque empaquetar tu vida, transportar muebles y montar tu nuevo hogar no era ya un trabajo lo suficientemente agotador.
Definitivamente, todavía no ha pasado el tiempo suficiente de la mudanza como para recordarla con cierto cariño y nostalgia. Solo cruzo los dedos para no tener que repetir en muuuucho tiempo, y si llega el día ya procuraré que caiga en la fresca primavera o el suave otoño.
Ya he comentado alguna vez que me gustan muchísimo los crêpes y que no sé por qué no hago más a menudo. Tengo mi versión de la receta más clásica con chocolate y plátano, la ligera variante "a la suiza", aprendida de mi padre, y también hice hace un tiempo una opción rústica con centeno para rellenar setas. Esta vez improvisé un poco sobre la marcha una tarde que no había pan para cenar -¡drama!-. El elfo se los tomó con relleno salado pero yo me di el capricho de hacer una compota rápida de fresas maduras con chía, que estaba deliciosa con yogur griego natural.
Crêpes de avena y centeno con compota de fresas y chía
Inspiración: la falta de pan y las ganas de liarme a cocinar
Ingredientes para 2 personas
- 2 huevos L de gallinas felices (tamaño aproximado)
- 250 ml de bebida vegetal o leche sin lactosa (o la leche que tengáis)
- 50 g de harina de avena (copos triturados en casa)
- 10 g de harina de centeno integral (o espelta)
- 1 chorrico de agua (aproximadamente 20 g)
- 1 pizca de sal
- ralladura de limón
- gotas de esencia de vainilla
- mantequilla para engrasar
- fresas maduras u otra fruta aromática
- zumo de limón o naranja
- vainilla o canela (opcional)
- semillas de chía
Tan sencillo como batir los huevos un poco antes de añadir todos los demás ingredientes, dejando una textura semilíquida sin grumos secos. Se puede hacer a mano con varillas, con batidora de varillas, con robot de cocina, con batidora de vaso o con batidora de brazo de inmersión (minipimer).
Tapar y dejar reposar mínimo 20 minutos. Si hace calorazo, casi mejor que en la nevera, sobre todo si va a pasar más de media hora.
Calentar una buena plancha o sartén antiadherente, engrasar con una nuez de mantequilla (o aceite de girasol) y cocinar los crêpes procurando que no salgan muy gruesos. Yo hago la masa en una jarra, así es más fácil de verter directamente. Ya tanteo a ojo la cantidad necesaria, al principio usaba un medidor para no pasarme.
Ya sabéis, hay que girar la sartén para que se extienda toda la masa bien y dejar cocinar un par de minutos hasta que se puedan levantar los bordes y el centro esté cuajado. Yo despego un poco con una espátula y les doy la vuelta con las manos.
Mantener en caliente apilándolos mientras terminamos con toda la masa. Se pueden calentar un poco en el microondas si hiciera falta, pero hay que guardarlos bien tapados para que no se resequen.
Para la compota de fresas solo hay que trocear setas maduras bien lavadas, cocerlas con un poco de limón o naranja y una vaina de vainilla, y chafarlas a lo bruto con un tenedor. Añadir una cucharada bien colmada de semillas de chía y dejar que espese en frío.
Inspiración: la falta de pan y las ganas de liarme a cocinar
Ingredientes para 2 personas
- 2 huevos L de gallinas felices (tamaño aproximado)
- 250 ml de bebida vegetal o leche sin lactosa (o la leche que tengáis)
- 50 g de harina de avena (copos triturados en casa)
- 10 g de harina de centeno integral (o espelta)
- 1 chorrico de agua (aproximadamente 20 g)
- 1 pizca de sal
- ralladura de limón
- gotas de esencia de vainilla
- mantequilla para engrasar
- fresas maduras u otra fruta aromática
- zumo de limón o naranja
- vainilla o canela (opcional)
- semillas de chía
Tan sencillo como batir los huevos un poco antes de añadir todos los demás ingredientes, dejando una textura semilíquida sin grumos secos. Se puede hacer a mano con varillas, con batidora de varillas, con robot de cocina, con batidora de vaso o con batidora de brazo de inmersión (minipimer).
Tapar y dejar reposar mínimo 20 minutos. Si hace calorazo, casi mejor que en la nevera, sobre todo si va a pasar más de media hora.
Calentar una buena plancha o sartén antiadherente, engrasar con una nuez de mantequilla (o aceite de girasol) y cocinar los crêpes procurando que no salgan muy gruesos. Yo hago la masa en una jarra, así es más fácil de verter directamente. Ya tanteo a ojo la cantidad necesaria, al principio usaba un medidor para no pasarme.
Ya sabéis, hay que girar la sartén para que se extienda toda la masa bien y dejar cocinar un par de minutos hasta que se puedan levantar los bordes y el centro esté cuajado. Yo despego un poco con una espátula y les doy la vuelta con las manos.
Mantener en caliente apilándolos mientras terminamos con toda la masa. Se pueden calentar un poco en el microondas si hiciera falta, pero hay que guardarlos bien tapados para que no se resequen.
Para la compota de fresas solo hay que trocear setas maduras bien lavadas, cocerlas con un poco de limón o naranja y una vaina de vainilla, y chafarlas a lo bruto con un tenedor. Añadir una cucharada bien colmada de semillas de chía y dejar que espese en frío.
¿Cómo os gustan a vosotros los crêpes? ¿Sois más de salado o de dulce? ¿Enrollados o en triángulos? ¿Filloas, frixuelos, galettes...? ¡Hay tanta variedad y tantos rellenos posibles! En serio, ¿por qué no hago más a menudo?
¡Buen fin de semana!