30 abril, 2021

Tarta de queso y yogur griego sin azúcar: la receta para animar otro cumpleaños

Otro año más que cumplo primaveras (literalmente, por algo nací en abril) compartiendo mi capricho dulce por aquí, y casi-casi obligada. Si os soy sincera, no recuerdo nada en absoluto de cómo "celebré" el cumpleaños de 2020, en pleno confinamiento, más allá de que recibí el regalazo de la Nintendo Switch con el salvavidas del Animal Crossing. Si no llega a ser, precisamente, porque la publiqué, ni me acordaría de la tarta que hice.

Este año ya no estamos confinados y la situación... bueno, prefiero no comentar mucho porque hay tal clima de crispación por aquí en Madrid que no quiero que quede para la posteridad. Sí me quedo con lo bonito que es poder salir a correr por las zonas de mi barrio donde ha explotado la primavera, aunque sea con la mascarilla, y ver la alegría de tanta gente mayor que por fin pueden atreverse a salir a pasear, a ver a sus amigos y familiares, a vivir un poco otra vez. Benditas vacunas. Ojalá la cosa no vaya tan lenta y pronto respiremos todos más tranquilos.

El caso es que llegó mi cumpleaños otra vez, casi de repente, en mitad de cierto estrés laboral y con fatiga pandémica-electoral acumulada, añorando ya demasiado, otra vez, a mi familia y mi tierra. Para colmo, este año ha caído en un soso y lánguido martes: bajona absoluta. El elfo quería animarme a que saliéramos a cenar, o que pidiéramos al menos algo especial para tomar en casa, pero es que no me apetecía nada de nada. Aborrezco la apatía porque me convierte en un zombie humano que no disfruta nada, así que me obligué a mí misma a hacerme una tarta. 

Este año me apetecía una tarta de queso a mi gusto (apta para mi intolerancia a la lactosa), nada de absurdeces medio crudas que te bañan el plato al cortarlas, ni con sabores raros, ni tampoco un mazacote, ni pasada de dulce. Improvisando un poco salió un pastel sorprendentemente delicioso, con la textura perfecta que yo buscaba, y que endulcé solo un poco con edulcorante líquido. Y, como es temporada aún de deliciosas fresas, también improvisé a ojo una compota-salsa cociendo fresones sabrosísimos a ojo con alguna cosa más. Pensé en usar un molde pequeño dividiendo cantidades pero... sinceramente, siendo mi cumpleaños y ya que me ponía, de perdidos al río. Una señora tarta familiar que devoramos entre dos. En varios días, eso sí.


Receta de tarta de queso y yogur griego con fresas
Inspiración: otro cumpleaños nostálgico
Ingredientes para 1 molde de 20-22 cm

- 200 g de galletas tipo María
- 1 cucharada colmada de mantequilla de cacahuete natural
- leche de almendras necesaria

- 4 huevos L de gallinas felices
- 300 g de queso crema de untar sin lactosa
- 500 g de yogur griego 5% (o skyr, u otro, pero que sea natural de verdad si es posible)
- 200 g de nata para montar sin lactosa
- ralladura de limón
- semillas de 1/2 vainilla o vainilla en polvo
- 1 pizca de sal
- 80-100 g de azúcar o equivalente en edulcorante líquido

- 350 g de fresas o fresones bien aromáticos y jugosos
- chorrico de zumo de limón
- 1 cucharada de azúcar (opcional)
- 1 cucharadita de semillas de chía
- 3/4 cucharadita de agar-agar

Dejar todos los ingredientes un rato a temperatura ambiente Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo, y preparar el molde de fondo desmontable, cubriendo la base con papel antiadherente y engrasando un poco los laterales.

Triturar las galletas con la mantequilla de cacahuete y añadir leche hasta dar con la textura necesaria para forrar el molde. Dependiendo del tamaño, podremos cubrir una parte del lateral también.

Batir todos los ingredientes del relleno añadiendo ralladura de limón y vainilla al gusto. Es más fácil si se bate primero el queso crema con los huevos y luego se añade lo demás. Escurrir el yogur del líquido que pueda tener y corregir el nivel de azúcar de dulzor según se prefiera.

Verter en el molde, dar unos golpecitos para sacar las burbujas y romperlas con un palillo. Hornear durante 20 minutos; bajar la temperatura y hornear a 180ºC unos 45 minutos más, según se prefiera el cuajado. Yo la dejé con el horno apagado 5 minutos más. Dejar enfriar fuera del horno unos 15 minutos antes de retirar el anillo lateral con cuidado. Cuando no esté caliente, llevar al frigorífico para servirla fresquita.

Mientras, preparar la salsa de fresas lavándolas, quitándoles el rabito y troceándolas. Cocerlas con los demás ingredientes hasta que se deshagan y espesen. Espesará más al enfriar. Cubrir la tarta con ella una vez se haya atemperado, y devolver a la nevera.
04 abril, 2021

Tarta de zanahoria enrollada de Pascua para obligarme a recuperar la ilusión por las pequeñas cosas


De Navidad pasamos directamente a Semana Santa, saltándome el Carnaval y mil cosas que se han quedado perdidas en medio, en este limbo temporal pandémico que nos está tocando vivir. Si queda alguien por ahí que me leyera en tiempos más felices (o inocentes), sabrá que mis Pascuas han sido más suizas que españolas, con la salvedad de las riquísimas monas de mi tierra, que en realidad las he comido todo el año. Es decir: en Semana Santa había huevos de colores, conejos, pollitos y mucho chocolate. Y, cuando empecé a meterme en la cocina, casi siempre ha caído algo con zanahoria.


No quiero volver a empezar a lamentarme por lo abandonadito que tengo el blog, pero es inevitable. Todavía no me puedo creer que la última vez que pasé por aquí a dar signos de vida fuera hace más de cuatro meses. De verdad que el tiempo está transcurriendo de una forma muy extraña con esto de la pandemia; los días se me hacen repetitivos y a la vez fugaces, las semanas parecen eternas pero sin embargo vuelan. Al darme cuenta de que ya estábamos en abril, no entendía qué demonios había pasado con el mes de marzo. Otro invierno relámpago. Y esos malditos recuerdos de cómo empezó todo hace ahora algo más de un año.

Las cosas van mejor pero es otra Semana Santa que no puedo ir a mi tierra, a ver a mi familia, a disfrutar de mi Murcia cuando estalla en esa primavera breve antes del ardor del verano. Otras fiestas suspendidas, otros viajes que se aplazan, otras esperanzas puestas en el año que viene. Tengo la impresión de tener el "modo pausa" puesto, de estar constantemente a la espera de algo que no llega, pero con la agria sensación de que el tiempo no se detiene y que nos vamos dejando muchas cosas y seres queridos por el camino.


Pero ya he dicho que me he obligado a intentar recuperar la ilusión y de cocinar por puro placer y no solo por obligación o trabajo. De traer algún dulce nuevo al blog y recordar cómo empezó mi pasión por la gastronomía. De celebrar, aunque sea solo con el elfo en casa, las pequeñas ocasiones. Que este año al menos hemos podido hacer una pequeña excursión dentro de Madrid y visitar Faunia, un parque zoológico que recrea diferentes ecosistemas en distintas zonas, al que tenía ganas de ir desde hace años. En realidad ha sido el elfo el que me ha tenido que casi arrastrar fuera de casa, pero ha merecido la pena. 

 

He traído imágenes de otros zoos y parques por aquí; me encantan los animales desde pequeña y he vuelto un poco a esa ilusión infantil. Admito que en un momento de la visita he recordado viajes pasados y me han venido imágenes familiares a la memoria que me han puesto un nudo en la garganta (y soltado alguna lagrimilla), pero casi me lo esperaba. Estoy insoportablemente sensible estos meses, insorporablemente nostálgica. La cocina, el ejercicio y las series ayudan un poco.


 

Esta tarta de zanahoria enrollada/brazo de gitano de zanahoria/roll de carrot cake se me antojó cuando vi la receta en el Instagram de Bärenhunger, y no pude resistirme a preparar mi versión en casa. Es un pastel muy sencillo que luce muy bien, y siempre es buena excusa para prepararse dulces con nata y queso sin lactosa en casa, que tengo mucho rencor acumulado de años sin probar estos postres fuera de casa. Es que casi se me olvida a veces lo muchísimo que me gusta la nata montada casera. Y el placer de montarla poco a poco, de meter el dedo en el cuenco y chuperretear las varillas... pequeños gustazos de la vida.

Receta de tarta de zanahoria enrollada o roll de carrot cake
Inspiración: la nostaliga de Pascua en familia y esta receta
Ingredientes para unas ocho raciones

- 3 huevos de gallinas felices (de unos 70-74 g)
- 1 pizca de sal
- 75 g de azúcar
- 90 g de harina de repostería
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 150 g de zanahoria rallada (pelada) fina
- 200 g de nata para montar sin lactosa
- 200 g de queso crema sin lactosa
- azúcar glasé o edulcortante líquido al gusto
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- una pizca de ralladura de limón

Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo, y forrar con papel antiadherente una bandeja o fuente rectangular grande. Separar las yemas de las claras y batir las primeras ligeramente con una pizquita de sal. Aparte, en un recipiente más grande, comenzar a batir las claras hasta que espumen, añadir otra pizquita de sal y batirlas más hasta que empiecen a montarse. Añadir el azúcar y seguir batiendo hasta tener un merengue espeso.

Añadir las yemas y la vainilla, batir ligeramente para incorporar y agregar la harina tamizada, batiendo a velocidad baja para homogeneizar. Finalmente echar la zanahoria e incorporar con movimientos envolventes. Echar en la bandeja y extender con una espátula, dándole forma rectangular más o menos regular. Hornear unos 12 minutos, hasta que empiece a dorarse.

Retirar del horno y volcar sobre un paño de cocina limpio que no suelte hilo, cubierto con un poco de azúcar glasé opcionalmente. Despegar con mucho cuidado el papel de cocina y usar el paño para enrollar la masa aún caliente. Dejar enfriar así.

Montar la nata muy fría sin llegar a hacer picos firmes, con los aromas y el azúcar o edulcortante al gusto. Batir aparte el queso un poco para homogeneizarlo y añadirlo a la nata, batiendo todo hasta tener una crema homogénea.

Abrir el rollo de masa, extender el relleno sin llegar a los bordes, enrollar con cuidado y dejar la unión en la base. Cortar los extremos, más feos (nada de tirarlos) y servir con azúcar glasé, almíbar, zanahorias de mazapán o lo que se tercie. Conservar tapado en la nevera.

¡Intentaré volver pronto! Tengo recetas del año pasado sin publicar, y espero sacar ganas y tiempo para darme otro capricho por mi cumpleaños. Gracias por seguir ahí, y cuidaos mucho.



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