Yo probé la repostería con zanahoria mucho antes de que se pusiera de moda el carrot cake por aquí. ¿Recordáis cuando sonaba raro pensar en un pastel o galletas con zanahorias? Y hoy es un postre ya imprescindible en cualquier restaurante o pastelería, aunque con demasiados engendros industriales que solo saben a azúcar y mala mantequilla.
Mi tarta de zanahoria favorita es suiza, no lleva relleno ni crema de queso, y tampoco contiene mantequilla o aceite. Es la Aargauer Rüeblitorte y no puedo dejar de recomendarla a todo el mundo. Quizá caiga una variante aprovechando la Pascua estos días... ¡Es tan rica! Y yo tengo muy asociadas las zanahorias con la Semana Santa, precisamente por la influencia suiza. Ahora ya tenemos la parafernalia pascual europea bien integrada con nuestras procesiones, torrijas y pestiños, pero en mi infancia todavía era algo raro por aquí.
Cada vez valoro más nuestra cultura y patrimonio asociado a la Semana Santa -cómo no hacerlo, con la importancia que tiene en Murcia y con esos magníficos pasos de Salzillo-, pero cuando era niña vivía ajena a todo eso. Eran días de vacaciones en el campo y algún pequeño viaje, de pintar huevos de Pascua y salir a buscarlos por el jardín, de comer huevos de chocolate y de jugar con muñecos de pollitos, conejos y zanahorias. Hoy me gusta disfrutar de todo 😏.
Esta tarta es muy sencilla y se puede adaptar a diferentes moldes. Si usáis uno más pequeño, quedará más gordito el relleno, y también se puede preparar en moldes individuales. La masa de base se trabaja muy bien con un procesador de alimentos o trituradora; en cualquier caso recomiendo usar la mantequilla muy, muy fría. Yo apenas le añado azúcar y el relleno también lo he rebajado de dulzor, prefiero potenciar las especias. En cualquier caso, os indico las cantidades originales por si sois demasiado golosos.
Osterkuchen o pastel de Pascua de zanahoria suizo
Receta adaptada de swiss milk
Ingredientes para un molde de unos 20 cm de diámetro
- 100 g de harina de repostería
- 100 g de harina de avena
- 1 sobre de 8 g de azúcar vainillado (75 g de azúcar blanco en el original)
- 1/2 cucharadita de sal
- 100 g de mantequilla sin sal muy fría y cortada en cubos pequeños
- 1 huevo L
- 200 g de zanahoria (pesada ya pelada)
- 100 g de nata para montar
- 2 huevos L
- 3 cucharadas de azúcar moreno o panela (5 en el original; también he probado a hacerla con edulcorante líquido y queda bien)
- 2 cucharadas de maizena
- ralladura de limón
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- una pizca de canela
- azúcar glasé, zanahorias de mazapán, huevos de chocolate... para decorar
Mezclar a mano o con un robot de cocina las harinas con el azúcar y la sal. Agregar la mantequilla y triturar hasta que quede una textura de migas. Añadir el huevo ligeramente batido y continuar mezclando lo justo hasta tener una masa que se pueda cohesionar. Formar un bloque plano, envolver en plástico film y dejar en la nevera como mínimo una hora.
Precalentar el horno a 200ºC y engrasar un molde de tarta de borde rizado, de unos 20 cm de diámetro. Trocear las zanahorias ya lavadas, peladas y pesadas, y cocer al vapor o en el microondas, hasta que estén tiernas. Dejar enfriar un poco.
Batir en un recipiente la nata con los huevos, el azúcar, la vainilla, ralladura de limón y canela. Añadir la maizena tamizada y batir un poco más. Incorporar las zanahorias y triturar el conjunto con una batidora de brazo o con un robot, hasta obtener una mezcla homogénea.
Estirar la masa de la nevera y forrar el molde, procurando que quede uniforme, y con un grosor no superior a 4-5 mm. Si sobra masa, recomiendo guardarla y hornearla en forma de mini galletas (no hay que tirar nada). Echar el relleno y hornear durante 10 minutos. Bajar la temperatura a 180ºC y seguir horneando unos 20-30 minutos más.
Si se dorase demasiado por encima antes de terminar de cuajar, cubrir con papel de aluminio. Esperar a que se enfríe completamente antes de desmoldar y decorar. Conservar en la nevera.
Receta adaptada de swiss milk
Ingredientes para un molde de unos 20 cm de diámetro
- 100 g de harina de repostería
- 100 g de harina de avena
- 1 sobre de 8 g de azúcar vainillado (75 g de azúcar blanco en el original)
- 1/2 cucharadita de sal
- 100 g de mantequilla sin sal muy fría y cortada en cubos pequeños
- 1 huevo L
- 200 g de zanahoria (pesada ya pelada)
- 100 g de nata para montar
- 2 huevos L
- 3 cucharadas de azúcar moreno o panela (5 en el original; también he probado a hacerla con edulcorante líquido y queda bien)
- 2 cucharadas de maizena
- ralladura de limón
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- una pizca de canela
- azúcar glasé, zanahorias de mazapán, huevos de chocolate... para decorar
Mezclar a mano o con un robot de cocina las harinas con el azúcar y la sal. Agregar la mantequilla y triturar hasta que quede una textura de migas. Añadir el huevo ligeramente batido y continuar mezclando lo justo hasta tener una masa que se pueda cohesionar. Formar un bloque plano, envolver en plástico film y dejar en la nevera como mínimo una hora.
Precalentar el horno a 200ºC y engrasar un molde de tarta de borde rizado, de unos 20 cm de diámetro. Trocear las zanahorias ya lavadas, peladas y pesadas, y cocer al vapor o en el microondas, hasta que estén tiernas. Dejar enfriar un poco.
Batir en un recipiente la nata con los huevos, el azúcar, la vainilla, ralladura de limón y canela. Añadir la maizena tamizada y batir un poco más. Incorporar las zanahorias y triturar el conjunto con una batidora de brazo o con un robot, hasta obtener una mezcla homogénea.
Estirar la masa de la nevera y forrar el molde, procurando que quede uniforme, y con un grosor no superior a 4-5 mm. Si sobra masa, recomiendo guardarla y hornearla en forma de mini galletas (no hay que tirar nada). Echar el relleno y hornear durante 10 minutos. Bajar la temperatura a 180ºC y seguir horneando unos 20-30 minutos más.
Si se dorase demasiado por encima antes de terminar de cuajar, cubrir con papel de aluminio. Esperar a que se enfríe completamente antes de desmoldar y decorar. Conservar en la nevera.
Bueno, hace un día espectacular y el cuerpo me pide salir a recibir los rayos de sol, ahora que todavía se agradecen. A ver si puedo inaugurar la temporada de helados mientras veo pasar a los Coloraos, una de las procesiones más queridas de la ciudad :). ¡Disfrutad de estos días lo que podáis!
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