28 febrero, 2017

Omeletten o crêpes con compota de frambuesas y chía. Receta de mi padre aprovechando Carnaval

Todavía no sé cómo no estoy arrastrándome por el suelo. Bueno, tiempo al tiempo. La semana pasada no solo la tuve hasta arriba de quehaceres -me encanta esa palabra-, encima pasamos el finde en Sevilla porque teníamos una boda. Perezón absoluto y sobre todo agotamiento mortal, entre madrugones, traslados, ceremonia, banquete, postbanquete, vuelta a casa... A pesar de todo, lo pasamos bien, y ya tengo ganas de volver con más tiempo. Y el domingo fueron los Oscar, claro, no me lo pensaba perder por nada del mundo. Dormí un par de horas me hice una súper taza de chocolate espeso y listo, a experimentar en vivo el momentazo que tuvimos al final de la gala. Aún sigo alucinando, pero ese es otro tema. Hoy es Martes de Carnaval y ya que no he tenido tiempo para recetas más elaboradas, vengo a homenajear a mi padre con su receta de Omeletten, también llamados crêpes, Palatshincken, Pfannkuchen, filloas, frixuelos o lo que más os guste. Es el #MardiGras, #PancakeDay o #FatTuesday, y toca comer estas delicias.

Omeletten - Crêpes - Palatschinken

He adquirido el hábito de sumarme al Martes Graso desde hace unos años y ya es tradición, aunque no celebre Carnaval ni tenga recuerdos de ninguna fiesta. Bueno, alguna imagen lejana de los disfraces del cole sí conservo, pero nada culinario relacionado con ello. También he hablado de los Omeletten por aquí, que es la forma suiza de llamar a los crêpes. Mi padre cocina poco en casa pero cuando lo hace tiene sus recetas infalibles, esos platos de oigen suizo, austriaco o colombiano que le traen recuerdos a él y a nosotros, porque se han convertido en tradición familiar. Cuando tocaba "omblets" en casa mi hermano y yo disfrutábamos como enanos -nunca mejor dicho-, siempre para la cena y generalmente solía ser en domingo.

Omeletten - Crêpes - Palatschinken

La receta no es tal, claro. Mi padre solo me ha dicho que usa 3 huevos, lo más pequeños que haya en casa -pero suelen ser L o M- y luego ajusta los líquidos y la harina a ojo. Calcula unas 20 cucharadas de sopa de harina y va alternando con la leche y el agua, que es casi todo el líquido que usa ahora. Solo aromatiza la base con vainilla y a veces ralladura de limón, no son dulces porque así se pueden rellenar de lo que te plazca. Nunca ha tenido una batidora en condiciones ni una sartén buena y bien cuidada para crêpes, así que siempre le salían algo diferentes. Era parte del encanto, Omeletten más gorditos o más finos, más blanquitos o más tostados, más o menos tiernos... Solían sobrar dos o tres y a los peques nos gustaba dejar que se resecaran para comerlos así al día siguiente. Cosas de críos.

Yo los he servido con una compota rápida de frambuesas, sin añadir nada de azúcar ni edulcorante, solo un poco de semías de chía para meter grasas buenas y conseguir que espesara un poquito más. Me fascina ese color y ese aroma potente de estas frutas tan delicadas, pero si resultan ácidas se pueden combinar con fresones maduros o añadir cualquier ingrediente dulce al gusto. Ah, he puesto al final un poco de azúcar mezclado con canela porque es otra cosa que jamás perdonaba mi padre. El olor de los crêpes recién hechos con ese toque dulce de intenso aroma a canela me llena de recuerdos.

Omeletten - Crêpes - Palatschinken

Receta de Omeletten o crêpes para Carnaval
Inspiración: mi padre
Ingredientes para unas 6-8 unidades

- 2 huevos L
- 1 pizca de sal
- 1 golpe de vainilla molida, azúcar vainillado o esencia
- 100 ml de leche sin lactosa o vegetal
- 100 ml de agua (o un poco más)
- 80 g de harina de repostería

Echar los huevos en un recipiente estrecho y alto, el vaso de una batidora o en una jarra de plástico. Añadir la sal  y la vainilla y batir con unas varillas. Agregar la leche y el agua y batir un poco más. Incorporar la harina a cucharadas, no hace falta tamizarla pero se puede hacer. Batir bien.

En realidad mi padre va echando líquido y harina a ojo, batiendo después de cada adición, y calcula unas 20 cucharadas soperas usando 3 huevos. Yo he preferido medir un poco y además he reducido los ingredientes más o menos para dos personas.

Cuando se tenga una masa de consistencia líquida pero solo ligeramente expesa, sin grumos, tapar con un paño limpio y dejar reposar a temperatura ambiente por lo menos 30 minutos.

Engrasar ligeramente una buena sartén antiadherente y calentar a fuego fuerte. Cuando esté caliente, reducir la potencia a la mitad y echar en el centro una porción de masa, girando rápidamente con la mano la sartén para extenderla bien. Aquí hay que tener maña y práctica, y además los crêpes pueden quedarmás o menos gruesos según el gusto personal.

Dejar que se cuaje un par de minutos, hasta que se despeguen los bordes sin problemas, y dar la vuelta para dorar la otra cara. Retirar a un plato, tapar con un paño limpio y continuar hasta terminar con la masa.

Para la compota, lavar unas frambuesas aromáticas, escurrir y calentar en un cazo o en el microondas, tapado, a temperatura suave, hasta que se empiecen a deshacer. Añadir azúcar si se desea. Echar una cucharadita de semillas de chía, machacar todo bien y dejar reposar hasta que se enfríe. Espesará un poco.

Servir los Omeletten calientes con la compota o lo que se prefiera. En casa solíamos tener un buen arsenal de mermeladas variadas, azúcar con canela, jamón de York, quesos, otros embutidos, etc. Mis favoritos siempre fueron los de mermelada y los de buen queso.

Omeletten - Crêpes - Palatschinken

Seáis o no de Carnaval, aprovechad cualquier día para daros el capricho de unos buenos crêpes en casa, en el desayuno, almuerzo, merienda o cena. Son tan rápidos, fáciles y versátiles que merece la pena compartirlos de vez en cuando. La primera vez pueden salir regular, pero en seguida se les pilla el punto y ya salen solos. Y toca aprovechar hoy que ya sabéis que empieza la Cuaresma ;P.
19 febrero, 2017

Cuando me doy el capricho de dulces fritos - mi versión de Cenci de Carnaval

Cuando era niña pasamos una época en el campo en la que nos dio por las cometas. Nos solía dar por rachas en cuanto a los pasatiempos y juguetes, y le había tocado el turno a los artefactos voladores. Probablemente alguno de mis primos se había hecho con una, o simplemente mi padre decidió comprar una para pasar el rato con nosotros. El caso es que cuando más ganas teníamos de volarla, más calma chicha reinaba esos días. Recuerdo que deseaba con todas mis fuerzas que soplara viento para poder disfrutar del vuelo de las cometas al máximo... y hoy maldigo esta fuerza de la naturaleza. Viento helado, no me gustas. Pero al menos haces que me apetezca más quedarme en casa preparando dulces fritos de Carnaval.

Carnival Cenci

El frío no me importa -lo disfruto mucho y no me canso, que sé lo que viene después-, pero el viento es otro tema. Es incomodísimo y hace que se te congele el alma, los pies, las manos y la nariz. Golpea las ventanas, me despierta de madrugada, llena todo de suciedad y me provoca más migrañas. Correr con viento podría ser un incentivo más y hace que tengas que esforzarte al máximo, pero es muy, muy incómodo. Lo odio, porque no puedo escuchar bien los podcasts que me pongo cuando salgo a quemar zapatillas, me desnivela, me paraliza las manos y está el peligro de que se me meta polvo y partículas de cosas en los ojos, por muchas gafas que lleve.

Esta mañana temprano he abierto la ventana mientras me preparaba el café y estaba contenta porque prometía un bonito domingo de invierno soleado. Un par de horas más tarde empezó a soplar una brisilla que se transformó en viento molesto, y al salir a la calle con mi suegra para el mercadillo ya estaba claro. Viento otra vez, helado y desagradable. Me da especial rabia porque tenía el pelo estupendísimo después de ducharme y secarme con el secador, y ahora los rizos vuelven a ser melena de león o de bruja malvada. Vale, es una queja tonta pero me saca de quicio que se me revuelva el pelo a lo loco, bastante mal lo tengo ya sin ayudas externas. Pero como no quiero ponerme solo negativa, me alegro de que, al menos, el viento evite que se nos vuelva a acumular una cúpula de contaminación. Y me consuela imaginar a niños felices volando cometas.

Carnival Cenci

Este año la Semana Santa cae algo tarde y por eso también se han retrasado los carnavales. De hecho, el Martes de Carnaval lo tenemos ya el último día de febrero, pero eso es positivo porque así no se nos ha juntado tanto con San Valentín. Ya sabéis que yo odio freír y lo evito a toda costa todo el año, pero cuando llegan estas fechas me salto mi norma para disfrutar con los dulces fritos típicos de estas fiestas. ¡Hay muchísimos! Antes de la abstinencia hay que darse el capricho de algunas delicias calóricas, y no me canso de probar todas las que puedo. Este año he tuneado bastante a mi manera una masa frita típica italiana, los cenci, que he visto que pueden adquirir diferentes formas. Tiras alargadas, nidos, especie de buñuelos rectángulos finitos... Yo he jugado creando de todo un poco y no sé cuál me gusta más. Todos salen ricos :).

Carnival Cenci

Receta de Cenci de Carnaval
Inspiración: adaptación libre de aquí y aquí
Ingredientes para compartir entre dos y quedarse a gusto

- 1 huevo L
- 10 g de mantequilla sin sal atemperada
- 10 g de azúcar caster
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 pizca de sal
- ralladura de naranja
- 1 cucharada de ron
- 120 g de harina de repostería
- aceite de oliva virgen extra para freír
- azúcar glasé

Disponer el huevo con la mantequilla y el azúcar en un cuenco. Batir con unas varillas hasta formar una crema homogénea. Añadir el bicarbonato, la sal, la ralladura, el ron y la harina, y mezclar todo bien. Amasar con una espátula y luego a mano hasta tener una masa homogénea. Envolver en plástico film y dejar reposar 30 minutos.

Estirar la masa sobre una superficie antiadherente, ligeramente enharinada si hiciera falta, hasta dejarla muy, muy fina. Cortar tiras, rectángulos, rombos, cuadrados... y poner a calentar un cazo con abundante aceite de oliva. Cuando se alcancen los 175º-180ºC, freír en tandas unos segundos hasta que se doren. Retirar a una fuente con papel de cocina. Servir con azúcar glasé tamizado.

Carnival Cenci
Esta semana tengo mucho lío porque el sábado nos vamos a Sevilla a una boda, y no tengo NADA que ponerme. Qué pereza más tonta me da solo de pensar en tener que ir a mirar ropa, ains. Pero, ¿no quedamos en que la gente ya no se casa? En fin, a ver si me da tiempo a preparar alguna cosilla carnavalera más. ¡Pasadlo bien!
10 febrero, 2017

Pastel corazón de chocolate húmedo (sin gluten). Ya que toca San Valentín...

Ya avisé que la siguiente receta iba a ser dulce pero más pecaminosa, y es que no puede llegar San Valentín y yo quedarme sin hornear algo con chocolate. Me encanta el chocolate y no me avergüenzo de ello, ni me torturo ni me doy atracones -más o menos-. La vida no tiene tantos placeres y lo que yo disfruto degustando un buen chocolate no me lo puede quitar nadie, al menos mientras no agotemos los recursos. Y será un topicazo o un cliché, pero a mí me sigue pareciendo la mejor opción cuando se trata de preparar algo romántico/caprichoso/pasional. Hay muchas maneras de seducir con chocolate y compartir un pedazo de pastel hecho con amor es mucho más bonito que cualquier chorrada de regalo con mensaje prefabricado. Así que aprovechemos para sacar los moldes con forma de corazón, y ¡a fundir chocolate!

Chocolate fudge cake gluten free

Eso sí, chocolate intenso, por favor, de calidad, con poco azúcar y, si es posible, de origen y comercio justo. Lo mismo que me encanta el buen chocolate, odio el chocolate de mala calidad que solo empalaga y no deja rastros de cacao por ningún sitio. Y a la hora de hornear con chocolate, lo mejor es apostar por una miga húmeda, como un brownie, así que este tipo de pasteles son perfectos para los que necesiten prescindir del gluten. Recordad también que mejor quedarse cortos de horno que pasarnos, porque además el interior sigue cociéndose un poco cuando lo sacamos, y merece la pena conseguir un interior húmedo -que no crudo-. Combinado con unas frambuesas o fresas ya de temporada, el contraste intenso del cacao con la acidez refrescante de la fruta es toda una delicia.

Chocolate fudge cake gluten free


Creo que no he contado por aquí que hace un par de semanas tuvimos una curiosa visita de un vecino algo especial. Vivimos en un edificio de una empresa inmobiliaria que dedicado únicamente a alquiler, y creo que nosotros debemos ser de los que más tiempo aguantamos sin mudarnos. Son apartamentos chiquitines, muy básicos pero que sirven para aguantar una temporada. Pero hay mucho movimiento constantemente y todo el mundo va muy a lo suyo, no hay nada de vida vecinal, falta ese sentimiento de comunidad que no pensé que echaría de menos. Siempre me ha dado terror pensar en tener vecinos de esos que te hacen la vida imposible, pero ahora me doy cuenta de lo valioso que es también tener amistad y confianza con aquellos que viven al otr lado de tus paredes.

Chocolate fudge cake gluten free

El caso es que una noche, yo a punto de entrar en la cama, el elfo escuchó maullidos. Vivimos en un 8º piso. Me asomo a la mirilla y no veo nada, pero abro un poco la puerta y ¡zas! Se cuela un precioso gato blanco con manchas grises. Y el señor empieza a darse un paseo por todas partes como si fuera su casa de toda la vida, dejándose acariciar y curioseando por todas partes, sin muchas intenciones de marcharse. Nunca había visto un gato con tanto morro y tanta confianza desde que el mío era joven :D. Al final llamamos a la puerta de al lado y el chico que vive ahora ahí se quedó muy sorprendido porque no se había dado cuenta de que su amigo peludo se le había escapado, al parecer cuando fue a bajar la basura.

Es una forma como otra cualquiera de entablar amistad con tus vecinos, aunque te dejen la alfombra llena de pelos blancos :P. El minimo amistoso se llama Benito, por cierto. Y no sé por qué, pero le pega muchísimo. ¿Haría buenas migas con mi gato? La verdad es que lo dudo, además el nuestro ahora es un cagueta que sale pitando en cuanto alguien extraño asoma por la puerta.

Chocolate fudge cake gluten free

Receta de pastel corazón de chocolate húmedo sin gluten
Inspiración: adaptada de Donna D
Ingredientes para un molde de unos 20 cm de diámetro

- 100 g de mantequilla o alternativa sin lactosa (o usar 80 g de aceite)
- 200 g de chocolate negro de buena calidad
- 1 cucharadita de café descafeinado soluble
- 1/2 cucharadita de vainilla
- 4 huevos L
- 100 g de azúcar
- 1 cucharada de ralladura de naranja
- 1/4 cucharadita de sal
- 3 cucharadas de almidón de maíz
- azúcar glasé y frambuesas para decorar

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde con mantequilla o equilvalente y harina tamizada. Conviene sacudir el exceso dando golpecitos boca abajo. Separar las claras de las yemas de los huevos y reservar las primeras aparte.

Derretir al baño maría el chocolate negro troceado con la mantequilla. Si se usa aceite, añadirlo cuando el chocolate esté fundido y algo templado. Añadir a las yemas el azúcar y la ralladura de naranja, y batir un poco hasta que quede una crema homogénea. Agregar el chocolate con la mantequilla o aceite, el café descafeinado y la vainilla.Incorporar el almidón de maíz tamizado y la sal, mezclando con suavidad.

Batir las claras a punto de nieve e incorporarlas a la masa, con movimientos envolventes, hasta que no queden pegotes blancos. Echar en el molde con cuidado, golpear para sacar las burbujas más gordas y hornear durante unos 25-30 minutos, vigilando muy bien el tiempo, ya que depende del molde. Esperar a que se enfríe sobre una rejilla antes de decorar con azúcar glasé.

Chocolate fudge cake gluten free
Si buscáis otra receta chocolatosa brutal de verdad, tenéis que probar esta receta suiza, el mejor pastel de chocolate que ha salido de mi cocina.
Y vosotros, ¿aprovecháis San Valentín para poner un poco más de amor -y calorías- en la cocina?
02 febrero, 2017

Muffins de plátano y pasas con espelta integral y avena [sin azúcar añadido - sin lactosa]

Años atrás no daba mucha importancia al mes de febrero. Era algo aburrido, la Navidad ya quedaba atrás y todavía faltaba tiempo para Semana Santa. En la Universidad los exámenes cogieron toda la atención de las primeras semanas, claro, así que el mes volaba sin darme cuenta. Lo único que marcaba la diferencia eran las fiestas del barrio, por La Candelaria y San Blas, pero eran algo anecdótico. Según me fuir metiendo más en el mundillo blogogastronómico ahora tocan recetas de San Valentín y de Carnaval. ¡Es inevitable! Y eh, yo no voy llevar la contraria al mundo, por supuesto que aprovecho cualquier ocasión para darnos más caprichos en casa, pero hoy vuelvo con algo más sanote: muffins de plátano y pasas con espelta integral y avena. Sin azúcar añadido, solo aprovechando el dulce de la fruta, así que muy de postre no son, pero están buenísimos en el desayuno.

Lowsugar Banana muffins

Podría volver a quejarme de muchas cosas pero hoy no me apetece soltar culebras por aquí. Bastante abandonadito tengo al pobre blog como para encima hundirlo más en la miseria. Solo diré que este año ya promete muchas cosas que espero sean buenas, que el cine es maravilloso y que hay la gente fantástica que te puedes encontrar en el día a día compensa con creces a los palurdos que se empeñan en amargar la existencia de los demás con la suya propia. Aunque ahora mismo tengo la sensación de que unos alicates me aprietan ciertos órganos femeninos, me siento optimista. Quizá sea el trozado de pastel de chocolate que me acabo de tomar -receta próximamente en sus pantallas-, o quizá sea el bonito día de lluvia que tenemos. Da lo mismo, hay que aprovecharlo.

Lowsugar Banana muffins

Estos muffins no son magdalenas, y por eso los llamo muffins. Si me dices que has hecho magdalenas y me das algo como esto, no volveré a fiarme de ti. En este caso además son muffins extra "saludables", nada que ver tampoco con los de Starbucks y similares. Y entrecomillo lo de saludables porque siguen siendo repostería, algo obvio que aún así no debemos olvidar. Son, eso sí, muy reconfortantes, porque todo lo rústico es comfort food, saciantes y aromáticos. La clave está en usar plátanos muuuuuuuy maduros, de esos que dan asquete y todo al pelarlos, porque entonces serán más jugosos, más dulzones y más aromáticos. Las pasas de corinto son opcionales pero recomendables, más chiquitinas que las sultanas, como perlitas muy sabrosas que añaden también textura al encontrártelas en la boca. Unas nueces o almendras tampoco habrían ido mal, pero entonces el elfo se me quejaría demasiado. Y con sus plátanos no se juega.

Lowsugar Banana muffins

Receta de muffins de plátano y pasas con espelta integral y avena
Inspiración: plátanos ya demasiado maduros y ganas de un desayuno fibroso
Ingredientes para unas 12 unidades no muy grandes
- 160 g de harina de espelta integral
- 65 g de copos de avena finos
- 1 cucharada de levadura química
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 cucharadita de jengibre molido
- pasas de corinto al gusto
- 50 g de "mantequilla" vegetal a temperatura ambiente [sin grasas hidrogenada, o equivalente]
- 1 huevo L
- 2 plátanos medianos MUY maduros
- 200 ml de leche vegetal
- canela extra para espolvorear

Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja con moldes de tipo magdalena o cápsulas de papel firmes que aguanten la masa. Lo más fácil es colocar cápsulas dentro de la bandeja metálica, y mi opción favorita. Pero para este tipo de masas recomiendo engrasar un pelín los papeles también.

Mezclar la harina de espelta integral con los copos de avena, la levadura, la sal, la canela y el jengibre en un recipiente amplio. Formar un hueco en el centro. Aparte batir con unas varillas la "mantequilla" con el huevo y los plátanos troceados. Yo los tenía tan maduros que ni cortar se podían, eran casi puré. Agregar la leche vegetal y batir un poco más.

Echar los líquidos en el hueco de la harina, empezar a mezclar con suavidad y agregar las pasas de corinto. Trabajar todo con delicadeza hasta que no queden rastros secos. Repartir en los moldes, espolvorear con canela y hornear durante unos 18-20 minutos, hasta que al pinchar un palillo salga limpio. Dejar enfriar sobre una rejilla.

En invierno aguantan más y mejor, pero yo prefiero guardar los que sobran al día siguiente en un recipiente hermético dentro de la nevera. También congelan sin problemas, envueltos individualmente y luego dentro de una bolsa o táper.

Lowsugar Banana muffins

Espero que los virus os estén respetando -sé que no a todos, cachis-, aquí seguimos tocando madera. El catarro típico ahora mismo lo tenemos controlado, no sé si será la sobredosis de naranjas y mandarinas a la que me estoy sometiendo estos días. ¡Es que me encantan los cítricos, qué le voy a hacer!
La próxima receta viene cargada de chocolate ;).
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