28 enero, 2018

Bizcocho integral de espelta y almendra con aceite arbequina

No era mi intención volver con otro bizcocho, pero es lo que tienen los antojos. Sé que son algo puramente emocional -en el caso de las embarazadas no puedo opinar, por el momento-, pero los antojos de comida son difíciles de ignorar. Hablo de esos que te entran muy de vez en cuando, claro; si tienes antojo a diario de ventilarte una bolsa de patatas fritas o decorar media tableta de chocolate, ya es otro problema. Pero yo ayer tenía antojo de bizcocho de toda la vida, así que hoy os traigo esta receta de bizcocho de integral espelta y almendra con aceite arbequina.



Yo siento la "necesidad" de comer fruta a diario y me resulta muy, muy difícil pasar una jornada entera sin tomarme una manzana. Me encantan desde bien pequeña, y el cuerpo ya me lo pide si pasan muchas horas sin mi ración frutal. Otra cosa a la que no renuncio es a un poco de chocolate cada día, normalmente negro negrísimo, en ocasiones tentaciones menos sanas. Sin mi trocito de chocolate con el café después de comer siento que me falta algo. Pero eso no son antojos.



Mis antojos de salado suelen ser frutos secos y en el lado goloso los dulces tradicionales. Esos que saben a recetas de toda la vida, a meriendas y desayunos de infancia, a pueblo y a chimenea. Magdalenas, galletas rústicas y, sobre todo, bizcochos sencillos pero reconfortantes. Sin florituras, sin rellenos, sin nada más que la esponjosa miga y su olorcito tan rico al salir del horno. Mis antojos reposteros casi siempre son de dulces elaborados con aceite, quizá porque me recuerdan precisamente a mi época de niña, al bizcocho de yogur de madres y abuelas, a las magdalenas del horno del pueblo o a las pastas que traía el panadero en su furgoneta aquellos veranos.



El caso es que ayer, mientras esperaba al elfo para la comida, a punto de encender el horno para hornear una pizza, me dio el antojo de un bizcocho. Así que repasé rápidamente libros y recetas apuntadas, tuneé sobre la marcha los ingredientes a mi gusto y dejé lista la masa en 10 minutos. Y mientras comíamos el bizcocho aprovechó que estaba el horno encendido para desarrollar su magia. Preparado y listo para devorar a la hora de la merienda.



Receta de integral de espelta y almendra con aceite arbequina
Inspiración: mis antojos y este bizcocho de Secocina
Ingredientes para un molde redondo de unos 20-22 cm

- 2 huevos L
- 100 g de panela
- 1 pizca de sal
- ralladura de limón
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra arbequina (o de otra variedad más suave)
- 200 ml de leche de soja (o leche normal o cualquier bebida vegetal)
- 50 g de yogur natural
- 220 g de harina integral de espelta
- 80 g de almendra molida
- 15 g de levadura química (impulsor)
- azúcar glasé para decorar (opcional)

Precalentar el horno a 175ºC y preparar un molde redondo desmontable, o uno rectangular tipo plumcake. Yo forro el fondo con papel sulfurizado y engraso los laterales, aunque en esta ocasión se me olvidó este último paso y, milagrosamente, no ocurrió ninguna catástrofe.

Batir con batidora de varillas los huevos con la panela, hasta que espesen bastante. Añadir la sal, la ralladura de limón, el aceite, la leche y el yogur, y batir un poco más. Incorporar la harina, la almendra y la levadura, y batir a velocidad baja lo justo para incorporar todo.

Remover con una lengüeta para asegurar que tenemos una masa homogénea, siempre con suavidad, y llenar el molde. Dar unos golpecitos ligeros para dejar la superficie lisa. Hornear a media altura durante unos 55-60 minutos, hasta que al pinchar con un palillo salga prácticamente limpio.

Esperar un poco fuera del horno, desmoldar con cuidado y dejar enfriar completamente sobre una rejilla. Decorar con azúcar glasé tamizado cuando ya esté frío, si se desea.



Ya amanece y parece que el viento nos da una tregua por aquí. En un ratillo iré al mercadillo con mi suegra, luego intentaré trotar un rato y más tarde tendemos la típica comida familiar. Ayer me pasé toda la tarde limpiando y ordenando, hoy espero relajarme y desconectar de verdad, ¡que para algo es día de descanso!

¡Feliz domingo!
25 enero, 2018

Pasando página: ahora sí, adiós 2017

Me ha costado un poco desprenderme de la morriña de las fiestas. No tanto por la Navidad en sí misma, más bien por lo que de verdad hace que me encanten las navidades. Porque no tendrían esa magia y encanto si no fuera por la gente con la que las compartimos. Estoy segura de que los que volvemos a casa por Navidad -¿os he metido en la cabeza ya la musiquilla de aquel anuncio?- la disfrutamos mucho más, salvo que realmente nos llevemos a matar con la familia. No es mi caso, aunque eso no quita que haya discusiones y algún enfado tonto; pero desde que vivo lejos de Murcia veo con otros ojos la oportunidad de pasar días especiales en casa con mi gente.

En Nochebuena por fin sacamos el arsenal de dulces, salvo el mazapán, ¡todo casero!
El problema de pasar tantos días allí durante las fiestas es que rápidamente vuelvo a crear mi rutina allí, y supone otro choque al volver a la que he construido en Madrid. Quizá el hecho de que todavía estamos convirtiendo la casa nueva en un verdadero hogar ha hecho más complejo el regreso, y me costaba un poco repasar los recuerdos finales del 2017 que ya se nos queda tan atrás.



Ahora que ha pasado San Antón, que se acercan San Blas y Santa Eulalia, y sobre todo, que llegan los carnavales, me siento preparada para pasar página definitivamente. No quería hacer un post de imágenes de mis navidades como obligación, la idea es disfrutarlo y rememorar esos instantes con cariño :). No traigo nada nuevo o especialmente relevante, al fin y al cabo es un post que hago para mí misma, y para el que le apetezca curiosear ;P.

Al otro lado del valle donde está la ciudad, sierra y monte; más allá el campo de Cartagena y "mi" campo


Algo sí ha cambiado, ahora cada vez más gente acude a la Cresta del Gallo a practicar escalada

Mi querida Murcia desde lo alto la sierra

El tradicional belén de los montañeros que cada año montan en la Cresta del Gallo

Este año volvieron a ser navidades algo cálidas, nada de olas polares asolando la Región. Sí refrescaba por las noches, pero alcanzando los 20 grados durante el día, o más, no podemos decir que fueran unas fiestas heladas. Lo cierto es que pasamos más frío dentro de casa que fuera, ya que no encendíamos mucho la calefacción -y estaba en parte estropeada, pero ese es otro tema-.

Hay que reconocer que hay vistas preciosas de Murcia cuando cae la noche.


Clásica imagen de las luces de la Gran Vía. Me gusta recordar la de años pasados y discutir en casa cuáles han sido las mejores.

Además de reencontrarme con la familia y el gato me encanta volver a pasear por las calles de Murcia, a esos rincones de siempre y también para descubrir todo lo que está cambiando. Esencialmente, locales y tiendas nuevas que se traspasan y cambian y recambian, mientras otras sobreviven generación tras generación. Es reconfortante ver que el típico bar o pastelería que recuerdo de niña sigue ahí, exactamente igual que hace 20 años.

Me enamoran los detalles cotidianos de los belenes huertanos de Murcia. ¡Están llenos de detalles!

Mi madre recuerda a un panadero igualito cuando era pequeña. El olorcico de los dulces avisaban de la llegada a los niños antes de que se pudiera escuchar el ruido de su bicicleta.



El paso del tiempo implica perder a familiares y amigos por el camino, pero llegan personitas nuevas y todos vamos cambiando. Es algo de lo que también eres más consciente cuando vives fuera, y hace que disfrutes y aprecies más cada instante. Al menos en mi caso.

Tampoco hace falta buscar experiencias increíbles o súper originales, a mí me basta con volver a mi casa, a mi barrio, a mis calles, y pasear sin prisa o tomar un café con mi padre antes de terminar las últimas compras para la cena. Es salir a correr sin pensar en el tiempo por la mota del río, ver una serie en familia, subir a la Cresta del Gallo, callejear sin rumbo o ir a ver el mismo belén de cada año, que parece igual pero no lo es. Y no complicarnos la vida con tonterías, que ya se encarga ella sola de hacerlo.


Maldita sea. Dije que ya había superado la morriña pero me he autoengañado. Al final me ha salido un nudo en la garganta... Si es que en el fondo no cambiamos tanto, por muchos años que pasen.

Y ya. Pronto, nueva receta :).
20 enero, 2018

Bizcocho Lebkuchen de nata con centeno, espelta y avellana - ¿Hasta pasado San Antón, Pascuas son?

Mi ilusa intención era publicar este bizcocho lebkuchen o de pan de especias el día de San Antón, como excusa para alargar los sabores navideños, pero claro, la vida tiene la manía de seguir su ritmo. Sin embargo, ni me autoflagelo ni me avergüenza haberme retrasado otra vez; mi único propósito de año nuevo real es agobiarme menos por tonterías y dejarme llevar un poco más. Además, tampoco es es que venga publicando un turrón o polvorones; es un bizcocho estupendo para cualquier día de otoño-invierno, por su miga húmeda y tostada, su aroma penetrante y todo el sabor de las especias.



Es una adaptación del Luzerner Lebkuchen que os mostré hace un tiempo, y os aseguro que es ideal para una tarde fría en casa, mejor aún si por la ventana vemos la lluvia o la nieve caer. En este caso es una versión más sanota a mi gusto de la receta original usando la misma base: nata para montar -sin lactosa-, melaza y la mezcla de especias. Como nos enseñó Carlos en Mercado Calabajío cuando se animó a probar la receta -¡gracias!-, queda estupendo también con melaza o miel de caña.

Hablando de nieve... ¡vi nevar hace una semana! Fue poquita cosa y no llegó a cuajar, pero mi gato Lito y yo nos pasamos un buen rato como tontos mirando por la ventana. Después de pasar una Navidad en Murcia alcanzando, y superando incluso, los 20 grados durante el día, agradecí mucho el frío con el que me recibió Madrid después de Reyes.


Por cierto, aviso ya que mañana a más tardar sacaré un pequeño repaso de las fiestas, mis fiestas. Ya se me ha pasado un poco el bajón melancólico de la primera semana y me apetece recordar con una sonrisa estas últimas navidades con la familia. Entonces sí cerraré definitivamente el capítulo navideño para pensar en carnavales o lo que se ponga por delante. Aunque vale, confieso que me traje unas tortas de Pascua que estoy reservando como oro en paño... ¡están taaaaan ricas! Además las muy malditas mejoran con el paso del tiempo, incluso semanas después de hornearlas. Pero se acabaron las sobras navideñas ya. Lo prometo.


Receta de bizcocho Lebkuchen de nata con centeno, espelta y avellana
Inspiración: receta adaptada del Luzerner Lebkuchen
Ingredientes para un molde de unos 22 cm de diámetro

- 200 g de nata para montar
- 200 g de leche de soja o bebida vegetal (o leche)
- 150 ml de melaza (miel de caña o melaza de pera)
- 50 g de azúcar moreno (mejor si es oscuro)
- ralladura de naranja
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 100 g de harina de centeno
- 100 g de harina de espelta integral
- 50 g de avellana molida
- 150 g de harina de repostería
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 2 y 1/2 cucharadas de mezcla de especias de pan de especias (canela, anís estrellado, anís, jengibre, nuez moscada, clavo, cilantro en grano, pimienta de Jamaica, cardamomo...)
- 1 cucharada de cacao en polvo sin azúcar

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o forrar un molde redondo desmontable.

Batir en un recipiente grande la nata con la leche, la melaza, el azúcar moreno, la vainilla y la ralladura de naranja, usando unas batidoras de varillas, sin montarlo mucho.

Aparte mezclar con unas varillas manuales el resto de ingredientes, procurando que no se queden grumos gordos.

Combinar ambas preparaciones y batir a mano hasta que no queden grumos secos, removiendo bien pero con suavidad.

Llenar el molde de forma homogénea y hornear durante unos 40-45 minutos, hasta que al pinchar el centro con un palillo salga prácticamente limpio. Es mejor que la miga quede jugosa a seca. Dejar enfriar un poco antes de desmoldar sobre una rejilla.


Se puede servir con azúcar glasé tamizado para darle ese contraste de color, y está muy rico acompañado de frutas ligeramente ácidas. En Suiza lo toman a veces con más nata montada y seguro que con mermelada casera también está de muerte. Eso lo dejo a vuestra elección ;)

Confesad, ¿os quedan adornos navideños rondando por casa? ¿Alguna taza festiva? ¿Quizá una tableta de turrón sin abrir? ¡Y qué más dará!
Buen fin de semana :)
05 enero, 2018

Galletas de estrella rellenas de chocolate (por si faltan ideas para la Navidad que viene)

Hoy es la víspera de Reyes, esa noche mágica para los niños y algo estresante para los padres que tienen que ultimar las compras o pelearse un poco por conseguir sitio en la cabalgata. Es también noche de roscones, de preparar galletas con leche y paja para los camellos y de muchos nervios antes de irse a la cama. Pero yo estoy ahora mismo con niveles mínimos de ilusión o alegría por nada.

Chocolate filled star cookies

Tampoco quiero ponerme trágica; en realidad un paseo matutino con mi padre por la ciudad me ha hecho volver a creer en los Reyes Magos. Por fin he podido ver el Belén de Playmobil y la ciudad estaba llena de niños ya ansiosos, correteando y sin poder parar de hablar de los regalos que iban a recibir. Ay, la inocencia infantil.

Cuando mi hermano y yo todavía conservábamos esa ilusión ingenua sí recibíamos algún regalo la noche de Reyes. ¡Cómo íbamos a quedarnos sin nada! Solían ser cosillas pequeñas que compraba mi madre, y algún regalo que llegaba de Suiza, normalmente con forma de Playmobil -nos encantaban y siempre siempre pedíamos algo "grande" de su catálogo a Papá Noel, pero nos llegaban cosas extra por parte de la familia-. Pero nunca quisimos ir a ver la cabalgata, y una vez dejamos de creer, en Reyes lo único especial era el Roscón.

Chocolate filled star cookies

Pero este año, por comodidad, voy a hacer el roscón mañana para tomarlo en familia el domingo, cuando estaremos todos juntos, justo antes de volverme a Madrid. Así que hoy solo estoy un poco amargada en casa, después de trabajar un poco con un portátil que me está dando sustos, un catarrazo que acaba de arrancar -regalito de fin de fiestas- y una maldita discoteca en la plaza de toros. Porque sí, es súper navideño y muy de Reyes Magos poner una discoteca desde las 16 de la tarde hasta la medianoche, con un sonido infame y música terrible, en pleno centro de una ciudad. Se supone que es "extra" de la Nochevieja, que ya nos echó a los cuatro a dormir al campo, después de las uvas.

Chocolate filled star cookies

¡En fin! Quiero ser positiva -es mi propósito de Año Nuevo, casi el único- y disfrutar de los últimos raticos de Navidad que me quedan en casa. Así que para no ponerme más gruñona he querido venir con las últimas galletas navideñas de esta temporada, mi regalito virtual a sus Majestades de Oriente, y una idea ya para las navidades que vienen. Porque sí, quedan menos de 12 meses para empezar de nuevo con el Adviento, no os quiero agobiar ;).

Es una masa sencilla y simple pero que queda genial para cualquier ocasión. La base es similar a las Spitzbuben, otro clásico suizo, o las más conocidas Linzer, típicas de Austria. En este caso rellenas de ganaché de chocolate casera y solo con forma de estrella, que me parece la forma navideña más universal, simple y bonita, también válida para fuera de temporada. ¿O acaso no hay estrellas todo el año?

Chocolate filled star cookies

Receta de galletas de estrella rellenas de chocolate
Inspiración: un libro alemán de Navidad cuyo nombre no recuerdo
Ingredientes para unas 30 unidades

- 200 g de harina de repostería
- 85 g de almendra molida
- 70 g de azúcar tipo caster o fino (o usar normal)
- 1/4 cucharadita de canela molida
- 1 pizca de cardamomo molido
- 1 pizca de sal
- 80 g de mantequilla fría sin sal
- 1 huevo L
- ganaché de chocolate para rellenar (yo suelo usar 200 g de chocolate muy negro y 200 g de nata para montar sin lactosa, preparada con suficiente antelación para que esté fría)
- azúcar glasé

Mezclar en un recipiente la harina con la almendra molida, el azúcar, la canela, el cardamomo y la sal, usando varillas para quitar los grumos más gordos.

Picar la mantequilla en cubitos pequeños y añadir a los ingredientes secos junto con el huevo. Trabajar con un procesador de alimentos, con una batidora o con las manos a lo bruto, hasta tener una consistencia de migas. 

Continuar ahora amasando para obtener una masa lisa, homogénea y suave. Dividir en dos discos, envolver en plástico film y llevar a la nevera, como mínimo, una hora. Mejor más tiempo.

Precalentar el horno a 180ºC y preparar unas bandejas. Estirar cada porción de masa dejando un grosor de unos 6 mm. Recortar galletas con forma de estrella, procurando emparejar una base completa con una cubierta "agujereada".

Distribuir en las bandejas sin necesidad de dejar demasiada separación y hornear durante unos 8-10 minutos, hasta que se empiecen a dorar. Dejar enfriar en una rejilla completamente, rellenar con la ganaché -sin pasarnos o se desbordará- y decorar con azúcar glasé tamizado al gusto.

Chocolate filled star cookies

¡Que os aproveche el roscón y que los Reyes se porten muy bien, que sé que habéis sido muy buenos!

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