A estas alturas ya sabréis que me apasiona el café, pero no sé si ha quedado claro que
el té también me encanta, y todas las infusiones en general. Es otro mundo del que me considero apenas una aficionada, porque hay tantas variedades y tantas formas de prepararlo y servirlo que no es fácil convertirse en un experto. No sé cuándo empezó mi afición tetera, seguramente de la mano de mi padre, quien es especialmente aficionado a los árabes y que nos trajo unos tés maravillosos de Marruecos hace ya muchos años. Luego descubrí la tetería árabe de Murcia, más tarde me aficioné a los tés japoneses y el rooibos me terminó de conquistar. Si hay algo que me fascina de todo este universo es el aspecto cultural que tiene, por eso no me lo pensé dos veces cuando me ofrecieron desde
Tea Shop asisitir a uno de los talleres que imparten en su
Tea Academy, Las Ceremonias del Té.
La primera vez que llegué a Madrid a visitar al elfo quedé encantada al descubrir que en el centro comercial del barrio había una tienda de Tea Shop, de la que carecemos en Murcia. Todas esas cajas con tantos tés e infusiones por descubrir, los accesorios, las teteras, las tazas tan monas, los dulces para acompañar, las degustaciones... saben cómo enganchar al público aficionado. Algo había leído sobre sus
talleres aunque no sabía muy bien en qué consistían, y la verdad es que después de probar la experiencia se la puedo recomendar a cualquier interesado en profundizar un poco más en el mundo del té, o simplemente para disfrutar una tarde descubriendo las posibilidades de esta histórica bebida.
Lo único malo es que elegí el taller po temática y también por la fecha - menos mal que se imparten los jueves, cuando no tengo clase -, pero al reservar olvidé que esa semana era el doble cumpleaños familiar, de mi suegro y su hermano - casi casi nacen el mismo día, pero lo celebramos siempre juntos -, y tuve que escaparme un poco antes de que terminara el taller para llegar a la cena. Aún así, fueron dos horas muy entretenidas que se pasaron volando, gracias sobre todo a la estupenda
tea master Violeta. Se nota que le encanta su trabajo y le apasiona el té, se prepara a conciencia los talleres, sabe explicar sin ser aburrida y es un encanto.
Los talleres se imparten en centros determinados de la compañía, en grupos reducidos, se proporciona material y hay, por supuesto, catas y degustaciones. Este taller consistía en hacer un
recorrido histórico por las culturas más significativas en las que el té tiene una gran importancia, desde China hasta la India, pasando por Japón, Rusia, el Imperio Británico y Marruecos. Historia, mitos, leyendas, costumbres, ritos, utensilios y recetas se mezclan en cada parada para definir la cultura del té en cada lugar, con algunas
curiosidades muy interesantes. Violeta nos preparó varios tés, por ejemplo recreando la ceremonia tradicional china, la versión más simple japonesa, un té a la rusa preparado en samovar y que degustamos con mermelada, etc. Ah, y tenía leche de soja, buen detalle :D.
Algunas cosas curiosas:
- El té comenzó a usarse en China como si fuera una verdura, se comercializaba en pastillas concentradas que se machacaban para su utilización. La infusión llegaría más tarde, especialmente a partir de la dinastía Ming cuando comenzó a emplearse el té en hojas y fue cobrando forma la ceremonia china, que centra la importancia en el agua y el propio té.
- A Japón llegó de la mano de monjes budistas, primero en las pastillas comprimidas y muy ligado al budismo zen y a la alta sociedad. Alrededor del siglo XVI llegan las primeras hojas,
sencha, y se codifica la complejísima ceremonia del té japonesa.
- Esta ceremonia se compone de muchos pasos reglados con extremo detalle y giran en torno a cuatro principios: pobreza, humildad, modestia e imperfección.
- El Senchado surgió como una respuesta a la rigidez de la ceremonia del Chanoyu, simplemente para disfrutar de un buen té en compañía de amigos o familia. Se suele usar sencha (té verde de primavera cultivado al sol) o gyokuro (cultivado parcialmente a la sombra y cuyas hojas se enrollan como pergaminos).
- En Rusia gustan más los tés negros tostados y se identifican por el uso del samovar, un invento de finales del siglo XVIII. Fue creación de un armero que buscaba un mecanismo para que tuviera té caliente a lo largo de toda su jornada en el taller.
- El
samovar hace un té muy concentrado, con unos 55 g de té por medio litro, que se puede tomar directamente pero se suele rebajar a la hora de degustar, con el agua del depósito.
- En Rusia disfrutan del té con miel, leche, nata, vodka o incluso mermelada, que se coloca en la boca para tragarla directamente con el sorbo de té. Probadlo, ¡está muy rico!
- Para preparar un "té de las cinco" a la británica debemos servir la tetera ya lista sin añadir nada más. Se sirve la leche, el azúcar y el limón aparte, que debe apartarse antes de beber.
- No se puede hacer ruido con la cuchara, hay que remover la taza sin dar vueltas completas y se deposita en el plato antes de beber. Además, no debemos mirar al frente o a otras personas mientras bebemos, lo recomendable es mantener la mirada en la taza.
- Los acompañamientos se sirven en bandejas de tres pisos y se debe empezar por abajo: un primer plato de galletitas saladas y pequeños sándwiches, un segundo plato de scones con mermelada y crema, y un tercer plato de dulces pequeños.
¿A vosotros os gusta el té? ¿Sois más de infusiones de hierbas y flores? ¿Cómo os gusta más, al estilo marroquí, inglés, japonés...? Por cierto, puede ser estupendo también para cocinar, y no sólo dulces.
Muchas gracias a Tea Shop por la oportunidad de asistir al taller.