No es que estuviera especialmente triste o nostálgica, como siempre me ha pasado en mis cumpleaños. Un poco de morriña sí tuve, claro; es normal acordarse de los cumples pasados y cuesta tener a toda la familia lejos. Pero me pilló en medio de mucho lío y más que triste estaba agotada. Y me di cuenta de que si planear tu cumpleaños te da pereza o desdén, quizá es señal de que no deberías complicarte con nada solo por obligación.
Los días previos intenté pensar en planes para "celebrarlo", aprovechando que además caía en viernes... ¡pero nada me hacía ilusión! ¿Y eso era una tragedia? Pues al final me levanté el mismo día sin ningún compromiso, me sinceré conmigo misma y me di cuenta de que solo me apetecía darme un capricho dulce de los que más me gustan últimamente. Una tarta de base crujiente rústica con un relleno fresco, cremoso y algo ácido. Dicho y hecho, tarta de limón y queso sin lactosa sin más florituras. Nada de tartas complicadas o elaboraciones complejas.
Hacía tan buen día que solo me apetecía pasar media tarde viendo series con el elfo mientras merendábamos la tarta, y luego pasear por El Retiro sin rumbo y sin prisas. El parque estaba espectacular, verde y florido, con un cielo azul precioso y una ligera brisa de primavera. Después fuimos a cenar -¡sin reserva! ¡A lo loco!- a un restaurante que me gusta mucho y listo. Un cumpleaños tranquilo.
Tengo que confesar que estuve punto de publicar esta receta el jueves pasado, pero ya sabemos lo que ocurrió. No quería traer la rabia, la impotencia y la tristeza que me invadió hasta aquí, pero tampoco puedo ignorarlo. Quiero acordarme de todo cuando relea esto dentro de unos años, no lo podemos olvidar.
Me niego, eso sí, a que me estropeen el dulce recuerdo de esta tarta. La hice a mi gusto improvisando un poco y me encantó; quizá no fue un cumpleaños especial pero lo pasé como a mí me apetecía y con quien más quería en ese momento. Y por eso quizá sí guarde un recuerdo especial en mi memoria cuando vuelva la vista atrás en el futuro. ¡Son ya muchos pasteles y tartas de cumple compartidos con vosotros!
Receta de tarta de limón y queso
Inspiración: mi cumpleaños
Ingredientes para un molde de unos 22 cm
- 100 g de harina de avena
- 100 g de harina de espelta
- 1 pizca de sal
- 1/4 cucharadita de cardamomo molido
- 1 cucharada de azúcar fino (tipo caster, no glasé)
- ralladura de limón
- 100 g de mantequilla sin sal muy fría
- 1 huevo
- 3 huevos camperos grandes
- 200 g de nata para montar sin lactosa
- 200 g de queso crema sin lactosa
- 75 g de azúcar (o equivalente en edulcorante al gusto, algo más si te gusta más dulce)
- 1 pizca de cúrcuma (opcional)
- 1 buena pizca de sal
- 125 ml de zumo de limón recién exprimido y colado
- ralladura de limón al gusto
Combinar en un procesador de alimentos o batidora de vaso las harinas con la sal, el cardamomo, el azúcar y la ralladura de limón. Añadir la mantequilla fría cortada en cubos y triturar hasta que quede una textura de migas. Incorporar el huevo y trabajar hasta tener una masa homogénea y lisa.
Aplanar con las manos para formar un disco y envolver en plástico film. Dejar reposar en la nevera como mínimo 30 minutos. Precalentar mientras tanto el horno a 180ºC y engrasar un molde de tarta rizado.
Estirar la masa con un rodillo y cubrir el molde. Pinchar la base ligeramente con un tenedor, poner una hoja de papel de hornear y algunos pesos -o arroz, o legumbres secas-. Hornear durante unos 15 minutos y dejar enfriar ligeramente. Separar 50 g del queso crema y cubrir con el resto el fondo de la tarta, aún tibia.
Batir con batidora de varillas a velocidad baja los huevos con la nata, los 50 g de queso crema, el azúcar o edulcorante, la cúrcuma (da color), la sal y el zumo de limón. Añadir si se desea algo de ralladura, aunque yo eché casi toda al final antes de servir.
Verter en el molde y hornear durante unos 25-30 minutos, hasta que haya cuajado. Cubrir con papel de aluminio si se empezase a quemar demasiado por arriba. Esperar a que enfríe por completo antes de servir.
Inspiración: mi cumpleaños
Ingredientes para un molde de unos 22 cm
- 100 g de harina de avena
- 100 g de harina de espelta
- 1 pizca de sal
- 1/4 cucharadita de cardamomo molido
- 1 cucharada de azúcar fino (tipo caster, no glasé)
- ralladura de limón
- 100 g de mantequilla sin sal muy fría
- 1 huevo
- 3 huevos camperos grandes
- 200 g de nata para montar sin lactosa
- 200 g de queso crema sin lactosa
- 75 g de azúcar (o equivalente en edulcorante al gusto, algo más si te gusta más dulce)
- 1 pizca de cúrcuma (opcional)
- 1 buena pizca de sal
- 125 ml de zumo de limón recién exprimido y colado
- ralladura de limón al gusto
Combinar en un procesador de alimentos o batidora de vaso las harinas con la sal, el cardamomo, el azúcar y la ralladura de limón. Añadir la mantequilla fría cortada en cubos y triturar hasta que quede una textura de migas. Incorporar el huevo y trabajar hasta tener una masa homogénea y lisa.
Aplanar con las manos para formar un disco y envolver en plástico film. Dejar reposar en la nevera como mínimo 30 minutos. Precalentar mientras tanto el horno a 180ºC y engrasar un molde de tarta rizado.
Estirar la masa con un rodillo y cubrir el molde. Pinchar la base ligeramente con un tenedor, poner una hoja de papel de hornear y algunos pesos -o arroz, o legumbres secas-. Hornear durante unos 15 minutos y dejar enfriar ligeramente. Separar 50 g del queso crema y cubrir con el resto el fondo de la tarta, aún tibia.
Batir con batidora de varillas a velocidad baja los huevos con la nata, los 50 g de queso crema, el azúcar o edulcorante, la cúrcuma (da color), la sal y el zumo de limón. Añadir si se desea algo de ralladura, aunque yo eché casi toda al final antes de servir.
Verter en el molde y hornear durante unos 25-30 minutos, hasta que haya cuajado. Cubrir con papel de aluminio si se empezase a quemar demasiado por arriba. Esperar a que enfríe por completo antes de servir.
Yo habría añadido una capa de salsa de fresas, pero como al elfo no le gusta mucho me conformé con acompañar mi ración con la fruta fresca. Está más rica una vez reposada en frío, aunque nosotros no esperamos mucho para hacer la primera cata.
¡Adiós abril! Nos dejas un mayo florido y hermoso; los refranes casi siempre aciertan.