Siendo niños, a mis primos, mi hermano y yo no nos gustaba nada cuando se acercaba el final del verano. Los días se hacían más cortos, empezaba a refrescar por la noche, muchos adultos volvían al trabajo, cambiaba la programación en la tele y nos torturaban con anuncios de la vuelta al cole... Pero también tenía su lado bueno. Y es que recuerdo pasar los meses de julio y agosto mirando con frecuencia las ramas de las higueras y los jinjoleros, por si acaso se le ocurría a la naturaleza adelantar la maduración. Pero normalmente es ya en septiembre cuando ambos árboles nos regalan sus riquísimos frutos.
Ajonjolí convocó el año pasado un evento-concurso muy original al invitarnos a cocinar algo con productos obtenidos directamente de la naturaleza por nosotros mismos. Estando ya en Madrid sólo pude participar con una receta de higos que había recolectado antes de dejar Murcia; este año quiero participar con los otros frutos que anuncian el otoño, los jínjoles. Mi madre tuvo el detalle de traerme un buen cargamento hace unas semanas así que aproveché para cocinar algo con ellos. ¿Y qué son los jínjoles?
Se trata de unos pequeños frutos que recuerdan a la aceituna, de color amarillo verdoso que se mancha del característico tono rojizo cuando maduran. Están buenísimos tomados directamente del árbol, de carne dura que recuerda a la manzana; al dejarse madurar pierden humedad y se vuelven esponjosos y más dulzones, también muy ricos.
El jinjolero (o azufaifo) es un árbol caducifolio que suele rondar desde 3 hasta 8 metros de altura, con muchas ramas zigzagueantes llenas de espinas, y gracias a su fuertes raíces es capaz de sobrevivir en las zonas más áridas de la Península. En Murcia es un árbol común de las zonas de huerta y campo, apreciado tanto por su valor ornamental como por sus pequeños y ricos frutos.
En mi campo hay varios jinjoleros, algunos de los cuales llevan muchos años acompañando las casas de mi familia generación tras generación. En mis recuerdos de los veranos siempre hay imágenes de los niños haciendo visitas frecuentes a un árbol en especial, que cada año nos regalaba kilos y kilos de jínjoles. Estas son fotografías que tomó mi padre a petición mía de unas de las plantas que hay ahora.
Como decía, mi madre recolectó para mi una buena cantidad de estas pequeñas delicias y me las trajo a Madrid en la visita que me hicieron el mes pasado. Tuve que controlarme para que me duraran, y decidí reservar unos cuantos para preparar algún dulce. Puesto que su sabor y aroma me trasladan a mis veranos en el campo murciano, redondeé la receta con aromas de tomillo silvestre, planta aromática que crece en abundancia por allí y siempre que puedo me hago con reservas para la cocina.
Basada en una receta de TheKitchenSinkRecipes
- 50 gr de mantequilla
- 120 gr de azúcar
- 1 huevo L
- 1 taza de harina de espelta integral
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 cucharaditas de tomillo seco
- 125 ml de buttermilk (o leche)
- 1 taza de jínjoles (unos 10 gordotes, dependerá del tamaño)
- 1 sobre de azúcar vainillado (una cucharadita bien colmada)
- 1 chorrito de licor dulce (anís en mi caso)
Precalentar el horno a 200ºC y engrasar un molde redondo de unos 22 cm de diámetro o similar.
Trocear los jínjoles desechando los huesos y colocarlos en un cuenco. Mezclar bien con el azúcar vainillado y el licor al gusto, dejando que maceren un rato mientras preparamos la masa.
Mezclar la harina con la levadura, el bicarbonato, la sal y el tomillo en un cuenco. En otro recipiente más grande, batir con batidora de varillas la mantequilla y el azúcar hasta que quede esponjoso. Añadir el huevo y batir un poco más. Incorporar la mezcla de ingredientes secos y el buttermilk en tres tandas, alternando, empezando y terminando con la harina. Trabajar con una espátula la masa con movimientos suaves, hasta que quede homogénea. Colocar en el molde, igualando la superficie.
Repartir por encima los jínjoles y espolvorear con alguna cucharada más de azúcar. Hornear sobre rejilla a media altura, bajando la temperatura a 190ºC, durante unos 25-3 minutos, hasta que al pinchar un palillo salga limpio. Esperar 10-15 minutos fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.
que maravilla de cake!!..
ResponderEliminary yo que tengo un jinjolero..ahi muerto de la risa..
se lo regale ami marido un año por el dia del padre ..lo plantamos..y ahi esta..
aparte de comerlos directamente del arbol no se me hubiera ocurrido nunca hacer postres..
venga!.. un beso!
Nunca he probado los jinjoles ¿a qué saben?? El cake tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarUn besín guapa.
Yo tampoco!!! que bueno a de ser, pero a que fruta se parece?? bss
ResponderEliminarmi vecino es el que tiene este árbol,tan solo tengo que alargar la mano y schan, míos, pues mejor se los pido que a el se les cae y le diré con tu permiso como hacer este dulce con tan buena pinta, un abrazo y gracias por compartir, ya sabemos algo mas y hay tantas por aprender.... Las mellis.
ResponderEliminarNo sabes cuanto he disfrutado con esta entrada, conozco el fruto porque en casa nos gusta y gracias a amigos que tieene en sus campos podemos disfrutar de ellos.
ResponderEliminarMe ha encantado saber que se puede hacer este maravilloso cake con ellos. En cuanto tenga ocasión lo preparo.
Un besito,
Nunca había visto ni probado los jínjoles, a ver si alguien nos dice qué sabor tienen ;)
ResponderEliminarMe resulta difícil describir su sabor ya que es muy peculiar, pero recuerda a la manzana cuando está recién cogido, duro y aún algo amarillento, y si se deja madurar se vuelve esponjoso y más dulce, algo semejante al dátil.
ResponderEliminarHay que probarlos para hacerse una buena idea ;)
Gracias a todos por los comentarios!
Te puedes creer que no sabía que existía esa fruta? Bueno, al menos por aquí por el norte nunca la he visto, ni siquiera en Valencia donde vivo ahora...
ResponderEliminarPor fuera me han recordado a unos melocotones rojitos.
El cake te ha quedado de cine, muy bonito y ya me gustaría a mi probarlo para averiguar a qué saben los jínjoles.
A partir de ahora cuando vaya al mercado iré con los ojos bien abiertos!!
Un saludo :-)
Nunca los probé y perdonar mi ignorancia, pero no oí hablar de ellos. Pero a juzgar por la pinta que tiene la tarta tienen que estar deliciosos, tanto los frutos como la tarta, besinos.
ResponderEliminarNunca habia escuchar hablar de estos frutos... pero por lo que cuentas, deben ser deliciosos!!!! Yo me los comia directamente del arbol... pero asi en cake, tampoco le voy a decir que no!!!!
ResponderEliminarPor cierto, ahora veo de quien has heredado el fotografiar como una profesional!!!! ;-)
Ah! Y no dudes ponerte en contacto conmigo cuando te decidas a pasarte por alguno de mis "parajes" jajajajaja
Un besote preciosa!!! Una gran aportacion al concurso de Ajonjoli... yo estoy en ello!!!
Sònia
Vaya, qué curioso es descubrir frutas nuevas :D Jamás había oído hablar de jínjoles, y ¡me llama mucho la atención de la descripción de sabor y textura!
ResponderEliminarEl cake me parece una forma estupenda de probar los jínjoles, siendo sobretodo, una fruta nueva para mí. Con un té bien calentito ;)
¡Un abrazo!
Yo tampoco había oído hablar de los jínjoles. Se lo reenviado a mi hermano para ver que me dice, le encanta curiosear y hablarme de etos frutillos, estoy seguro.
ResponderEliminarQué rico el cake con tomillo, y todo. Campestre, campestre.
Me encanta la temática de este concurso, ¿será que me encanta la estación?. Yo odiaba septiembre, y la vuelta al cole.
Un saludo.
me pica la curiosidad, habrá que probar los jinjoles
ResponderEliminarLa de años que hace que no como jínjoles! tengo que mirar a ver si encuentro en el mercado!
ResponderEliminarJamás los había visto. Me ha encantado leerte y enterarme de esta maravilla.
ResponderEliminarY qué fotos nena, son súper otoñales, deliciosas.
Besinos!
No los he probado pero te aseguro que cuando vaya a Los Urrutias miraré de porobarlos...el vake te ha quedado de lujo...mira igual lo hago y en vez de jinjoles lo hago con manzana...que te parece???
ResponderEliminarbesitos
Es una tarta preciosa Akane!, pero mira que nunca había escuchado sobre este fruto, que novedoso, primero pensé que era una manzanita, luego unas olivas, que peculiar, me encantaría probarlas, así como las describes suenan muy ricas.
ResponderEliminarEse pastel debe haber quedado fantástico, que ganas de robarte un pedacito y probar.
Bss.
Mmmm me encantan los jínjoles, o ginjols como los llamamos en menorca. Siempre me los como recién cogidos del árbol, para cambiar un poco habrá que probar el cake.
ResponderEliminarb6
Pero Liliana!Que cosas!No lo habia oido nunca!Me encantan estas cositas que nos cuentas.MuaK!!El bizcocho increible!
ResponderEliminarLiliana, qué gracia... Marc los ha visto y se ha puestoa saltar. Él los llama ginjols, pues como dice Jessica, así se les llama en Menorca.
ResponderEliminarYa me ha estado diciendo de hacer una coca con ellos, pero aquí no tenemos jínjoles o ginjols... jejejejeje
Un bbesote
Niñaaaa, pues a mí me encantan!!!:D
ResponderEliminarMi padre tambien tiene en el campo y pongo morada comiendo...uno detras de otro a palo seco..son un vicio!!jaja
Viendo este Cake, ya tendré una excusa para probarlo!
un besitooo guapa
Que maravilla de tarta,y que alegria ver algo tan conocido para mi como los jinjoles para eso soy murcianica,tengo que hacerla ya,tengo en la nevera una bolsa que compre el otro dia ,un besazo
ResponderEliminarcosicasdulces.blogspot.com
Liliana bien original y bien rica. Pues creo que no he probado los jinjoles y en este cake me parece una excelente idea. Tomo nota¡ Un fuerte abrazo, Teresa
ResponderEliminarLos vi este septiembre és cómo un níspero. Es una fruta no muy conocida.
ResponderEliminarel pastel precioso:))
que blog tan bonito, felicidades¡¡
La explicación sobre los jínjoles me ha parecido muy instructiva. Desconocía totalmente este árbol y su fruto. Hoy, gracias a ti, conozco algo nuevo e interesante. El vizcocho me ha parecido precioso y seguro muy rico. Saludos
ResponderEliminarQue rica tarta! el tomillo tiene que darle un toque muy especial...tengo ganas de probar los jínjoles. Un beso
ResponderEliminarQué gracia me ha hecho! Pues no me he pinchado yo cogiendo xinxols, que es como yo los conozco.
ResponderEliminarAunque, no se me hubiera ocurrido hacer un cake con ellos.
Me ha gustado mucho, mucho tu entrada, con esos recuerdos y esas fotos.
Besos
Hola, he descubierto tu pagina y me a encantado tu blog y tu trabajo, así que aquí tienes una seguidora, si esta interesada en agregarnos un banner, como tengo ya con 230 blogs en mi apartado COLABORACIONES, me lo dices y lo hacemos nuestra colaboración mutua.
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BSSSS
No habia visto ni oido jamas esta fruta pero reconozco que la tarta tiene una pinta de morirse.
ResponderEliminarUn beso!!
hola akane,
ResponderEliminarpues aquí sigo en canadá pero aprovecho que tengo conexión en el hostel para agradecerte tu contribución. Me ha encantado la historia, y además no cocnocía los jínjoles, a pesar de tener familia murciana. Me ha parecido superinteresante, ¡muchas gracias!
¡Ja! ¿Y ahora dónde consigo yo ajínjoles de esos, eh?
ResponderEliminarEs que me lias, de verdad que me lias...jajaja...
Mi niña, me ha encantado la receta y el informe sobre el ajínjole, sobre todo, poruqe con otra vez que los vea, será la segunda. Por aquí por el norte no se ven, y yo nunca antes había oido hablar de ellos, muy interesantes.
Un besote ,mi solete.
vamosalculete.
Me has dejado con la intriga...¿los jínjoles serán los frutos que por aquí conocemos comos "acerolas"? por la explicación y las fotos, parece que sí....esta tarta tiene una pinta. Qué ganas de que refresque para empezar a hornear "en serio", jaja! Por cierto, me encantan los detalles otoñales que has puesto en la imagen de arriba, jeje! Viva el otoño, la mejor época del año!!!!(aunque aquí en Zamora la disfrutamos poco, solemos pasar directamente al invierno, snif!) Besos
ResponderEliminarLiliana, qué bonita la última foto! Me encanta!
ResponderEliminarEn cuanto a los jínjoles, no los he oído nombrar en la vida., qué cosas! Todos los días se aprende algo nuevo!
Pero el pastel te ha quedado maravilloso, tiene un pinta muy apetecible, eso seguro!
Besos.
Vaya pues no conozco los jínjoles y que bonitos me parecen!
ResponderEliminarYa me gustaría probarlos y el cake no te digo nada...
Me recuerdan como unas ciruelillas que hay en Galicia pro no creo que sea lo mismo...
Besotes!
No conozco esa fruta pero el bizcocho te ha quedado divino y con un colorcito delicioso.
ResponderEliminarMe encanta la textura del corte.
un besito
MUy buena receta yo nunca había escuchado esos jíjoles pero es una muy buena idea de probarlos ahora.
ResponderEliminarMe encantó el cake, y desconocía totalmente el nombre español de esta fruta, que a mí me sonaba como una fruta asiática que en inglés se llama "jujube". Espero encontrarlos en el supermercado chino (vivo en Bruselas...). Ya os contaré.
ResponderEliminarMmmm me encantan los jínjoles, o ginjols como los llamamos en menorca. Siempre me los como recién cogidos del árbol, para cambiar un poco habrá que probar el cake.
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