Cuando era pequeña el desayuno solía consistir en tostadas de miel o de alguna mermelada junto a un vaso de leche con Nesquik. A veces caían algunas galletas, o bizcocho casero, o magdalenas de la panadería del barrio, pero durante mucho tiempo desayuné tostadas preparadas por mamá :). Más tarde me aficioné a los cereales, prefiriendo cada vez más las variedades sin azúcar y añadiendo fruta y yogur. Y estoy segura de que esa costumbre la tomé de mi sangre Suiza, de donde proviene el muesli original, y porque mi padre es muy aficionado a la avena.
Ahora que hago pan casero con regularidad relativa, me encanta desayunar un buen café con leche (de soja) acompañado de una o dos rebanadas, naturales o tostadas, con mermeladas y compotas caseras también. Y siempre, siempre, alguna pieza de fruta natural, que varía según la época del año. En ocasiones se suman a la fiesta mañanera algunos frutos secos, sobre todo si necesito energía extra ese día.
Todos sabemos lo importante que es desayunar, durante todas las etapas de la vida. Además de ser bueno para la salud, para mí tambiéne s un momento especial del día, cuando arranca la jornada, a veces viendo amanecer, en solitaria tranquilidad o en agradable compañía. Compartir un desayuno sin prisas es una experiencia fantástica, que se lo digan a la gran reina del desayuno, Mirichán.
Tengo grandes recuerdos de esos veranos en Suiza, desayunando toda la familia delante de una gran mesa llena de panes deliciosos, mantequilla de verdad, mermeladas de todo tipo... y a veces alguna cosilla rara cortesía de mi tío de Bremen, como latas de sardinas o pescados ahumados varios. Pero lo mejor era compartir todo eso juntos y planear el día :).
Preparando el desayuno una mañana de verano en casa de mi abuela en Suiza |
Hay que intentar desayunar, sobre todo si no se va a tomar nada durante varias horas en toda la mañana, pero además hay que procurar que sea un desayuno saludable. Permitirse algún capricho de vez en cuando no es el fin del mundo, obviamente, pero lo mejor es adquirir ciertos hábitos saludables para empezar bien el día. Los cereales híperazucarados y la bollería industrial son demasiado tentadores, pero deberían ser la última opción. Si nos queremos dar el lujo de desayunar dulce, lo ideal es tener productos caseros, preferiblemente elaborados con cereales integrales y con pocos azúcares.
La lección de que un desayuno debe tener hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas seguro que todo el mundo se la sabe. Se prefiera dulce o salado, hay que procurar que sea un desayuno completo y variado, y no es tan complicado conseguirlo. En Ventanas Verdes pensamos en dirigir nuestras propuestas de desayunos saludables hacia una dieta sin gluten, pero no por capricho (ahora parece que se está demonizando al trigo y a los hidratos de carbono en general según algunas dietas), sino proque ciertamente hay mucha gente que no puede tomarlo. No viene mal pensar en los demás y plantearse opciones distintas para variar la dieta, y os aseguro que se puede desayunar rico y sano sin gluten y sin lactosa, por ejemplo.
Hacía tiempo que tenía ganas de preparar la quinoa como si fueran copos de avena, imitando al socorrido porridge. Mi padre, como comentaba, merienda muchas veces copos de avena con leche y fruta, a veces de los instantáneos que no hay que cocinar, pero son más ricos los cocidos en la leche a fuego lento. Así que, inspirándome en el delicioso libro Good to the Grain, me preparé una buena ración de quinoa para cocinarla en leche de soja previamente infusionada, y la acompañé de una compota de fresas muy sencillita.
El resultado me encantó y lo voy a incorporar a mi repertorio de desayunos habituales; la textura es cremosa pero con el punto crujiente de este semicereal, la leche aromática es una delicia para empezar el día y contrasta muy bien con la fruta. Se puede tunear añadiendo o quitando ingredientes, y la verdad es que es una manera estupenda de tener en un cuenco una buena dosis de energía con extra de proteína vegetal, saciante, y deliciosa.
Porridge de quinoa con leche especiada y compota de fresas
Receta inspirada en el libro Good to the Grain
Para 1 ración generosa
- 40 gr de quinoa
- 1 puñadito de pasas
- 1 pizquita de sal
- 125 ml de agua
- 250 ml de leche vegetal (soja, almendra, arroz...)
- 1 rama de canela
- 1 anís estrellado
- 2 clavos
- 1 vaina de cardamomo
- 1 pizca de nuez moscada
- 4-5 fresas
- 1 cucharada de azúcar moreno
- sirope de ágave, miel o sirope de arce al gusto
Calentar la leche en un cazo con todas las especias. Cuando rompa a hervir, tapar y apartar del fuego. Dejar infusionar mientras se prepara la quinoa.
Enjuagar bien la quinoa con agua limpia hasta que deje de salir turbia. Tostarla ligeramente en un cazo sin nada más para que empiece a soltar aroma. Cubrir con el doble de agua, añadir las pasas, una pizquita de sal y llevar a ebullición. Dejar cocer a fuego lento sin tapar hasta que absorva todo el líquido, unos 15 minutos. Se puede preparar con antelación, por ejemplo la noche antes.
Colar la leche infusionada sobre la quinoa y devolver al fuego, removiendo bien. Dejar cocer a fuego lento hasta que espese y tenga la consistencia deseada.
Para la compota, lavar y trocear unas cuantas fresas. Mezclar con el azúcar moreno y cocer a fuego lento hasta que suelten líquido y se hayan empezado a deshacer. Lo ideal es dejar trozos más enteros de fresas mezclados con los jugos.
Dejar reposar unos minutos el porridge. Servir en un cuenco, añadir compota de fresas al gusto, un poquito de canela en polvo y sirope o miel al gusto. Disfrutar preferiblemente sin prisas ni distracciones.
No os perdáis las ventanas de mis compañeras para descubrir otras deliciosas propuestas de desayunos saludables.