Ha sido una semana intensa y tengo un fin de semana con poco tiempo libre, pero ha merecido la pena. Siempre disfruto mucho de las visitas de mi madre, aunque acabe las jornadas medio muerta, porque con ella salgo de mi barrio y redescubro Madrid y todo lo que tiene que ofrecer. Hemos tenido bastante suerte a pesar del frío, apenas nos han caído cuatro gotas y el viento nos ha respetado. Después del calorazo que pasamos juntas el pasado mes de junio, el frío otoñal-casi-invernal se agradece, y mucho. Me decía con risas que tuvo que ponerse a sacar del armario ropa para este viaje, porque en Murcia no había necesitado calzado de invierno ni abrigos gordos hasta ahora.
Nos ha cundido bastante sin haber planeado nada; hemos visitado las exposiciones de Doisneau, el Fauvismo y Sorolla en París, hemos ido al cine y paseado mucho, hemos descubierto tiendas con encanto, hecho alguna compra y comido de maravilla, incluyendo una deliciosa merienda con tartas estupendas. El viernes fue cuando empezó a llover de verdad en Madrid y, como decía, eso ha acentuado mi habitual nostalgia, pero sé que en menos de un mes estaré en Murcia con toda la familia y eso me reconforta. También me estresa un poco, pero por el momento lo llevo bien. Todo a su tiempo.
Hace ya unos meses que compartí con vosotros la receta de avena que aprendí de mi padre, con manzana y canela. Os conté que cuando era pequeña la avena era casi desconocida en España, al menos en Murcia, y solo se podía comprar en un sitio, cuando había suerte y tenían en existencias. Hoy todo el mundo está familiarizado con este cereal, sus formatos y sus beneficios, es imprescindible en dietas fit y para deportistas, sustituye al trigo en recetas lowcarb y es un básico de la despensa saludable. Porridge, gachas, oatmeal, batidos, tortitas... Pero en mi casa siempre ha sido, simplemente, avena. Copos cocidos en leche con algo de fruta y especias, sencillo, humilde, fácil, reconfortante y delicioso. En mi nueva versión otoñal lo he preparado con puré de calabaza asada, muchas especias, semillas también de calabaza y granada fresca. Combinación de ingredientes y sabores totalmente ganadora.
Receta de avena con manzana, canela y leche de almendras
Inspiración: mis recuerdos familiares y el otoño
Ingredientes para 1 ración mediana
- 35-40 g de copos de avena finos
- 220 ml de leche de soja (o de otro tipo)
- 80 ml de agua
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 1/4 cucharadita de jengibre molido
- 1 pizca de nuez moscada
- 1 pizca de cardamomo
- 1 piquita de sal
- 2-3 cucharadas de puré de calabaza asada
- miel, azúcar moreno o endulzante al gusto (opcional)
- semillas de calabaza
- granada fresca
Calentar en un cazo la leche de soja con el agua. Añadir los copos de avena antes de que empiece a hervir, bajar el fuego y empezar a remover, añadiendo las especias y la sal. Cuando espese, agregar la calabaza y mezclar bien. Seguir cociendo un poco más a fuego suave, añadiendo un poco más de leche si espesara demasiado. Hay que tener en cuenta que al enfriarse espesará más.
Agregar endulzante al gusto si se desea. Llevar a un cuenco o plato hondo y servir con unas semillas de calabaza y granada fresca al gusto. Se puede tomar también con pipas de girasol, semillas de amapola, chía o sésamo, unas nueces o almendras, manzana, pera o boniato asado, castañas cocidas, etc. ¡Imprescindible tomarlo calentito!
Sigue lloviendo y tengo la impresión de que, según avanza la mañana, hace más frío. Pero yo tengo que salir hoy a correr un rato o me estallará la cabeza; ¿se calmará la cosa esta tarde o mejor aprovecho ya antes de comer? En cualquier caso, será mejor que saque el chubasquero y el gorro. ¡Disfrutad de este fin de semana casi-invernal!