Pasado el solsticio de verano, las hogueras de San Juan - aunque aquí no hemos tenido ninguna celebración, otro año se me pasó hacer una coca -, y viendo ya las orejas a julio, se puede decir que estamos en pleno verano. Por fin llegamos al final de mes, y como suele ser nuestra costumbre en Ventanas Verdes, hoy último jueves de junio compartimos nuestras propuestas de recetas saludables y de temporada. ¿El tema? Como no podía ser de otro modo, ¡ensaladas! Un año más nos sumamos a #Ponunaensalada, el macro evento ensaladero que organiza Rosilet desde su delicioso blog.
Esta es mi segunda aportación al evento de este año, utilizado mis queridas cerezas que tanto me gusta incorporar a platos salados. Bueno, he tenido la suerte de usar unas picotas del Jerte impresionantes, que nos trae la buena señora Luisa de nuestro puesto de confianza del mercadillo de los domingos. Gordas y jugosas, me encanta trocearlas con las manos y recoger esos jugos suculentos que te dejan las manos como si fueras Hannibal Lecter.
La ensalada no es nada complicada, ya que he aprendido que en cuestión ensaladera menos es más y conviene no abusar de muchos ingredientes diferentes, pero tiene la peculiaridad de que se monta sobre una base de yogur al pimentón. Vi la receta en algún blog que usaba labneh como fondo, me encantó la idea y yo he usado un yogur griego natural escurrido, cremosísimo. Es ideal para días especialmente calurosos, añade un frescor estupendo al plato.
Con esta ensalada participo en la campaña #Ponunaensalada en tu verano 2015 que organiza Sugg-r and some Salt con la colaboración de Claudia & Julia, Lafiore, Señoríos de Relleu, Un huerto en mi balcón y Vive la Fruta {del huerto a tu casa u oficina}.
Receta de ensalada de canónigos y cerezas con yogur al pimentón
Ingredientes para 1 persona
- 1/4 taza de yogur griego natural, escurrido
- 1/2 cucharadita de pimentón dulce de la Vera
- 1 pizca de pimentón picante (opcional)
- sal
- 1 buen manojo de canónigos muy frescos
- 1 buen puñado de cerezas o picotas
- 1 cucharada de almendras crudas laminadas o troceadas
- 1 cucharada de semillas de calabaza crudas
- 1 cucharadita de semillas de amapola
- hojas de albahaca fresca picadas
- pimienta negra
- zumo de lima
- aceite de oliva virgen extra
Escurrir muy bien el yogur y batir para dejarlo cremoso. Distribuir homogéneamente la base de un plato o fuente, donde vayamos a servir la ensalada, y agregar el pimentón con una pizca de sal. Lavar y secar las cerezas, partir por la mitad o en cuartos y desechar los huesos.
Añadir los canónigos al plato mezclados con la albahaca y repartir encima las cerezas. Tostar las semillas y las almendras en una sartén sin engrasar, hasta que suelten aroma, y echarlas a la ensalada cuando se hayan enfriado. Salpimentar y aliñar con zumo de lima y aceite de oliva al gusto.
La preciosa tormenta que cayó el martes en Madrid fue un regalo de la Madre Naturaleza hacia mí, para disculparse por la ola de calor que ya está llegando y que me hará sufrir y maldecir el próximo sábado, cuando me abrase en una boda ;).
25 junio, 2015
18 junio, 2015
Ensalada de berenjena al zaatar con rúcula #ponunaensalada - Libertades y derechos
Pasado el temporal - típico de cada mes de junio, basta ya de repetir que es anormal o que es un invierno tardío, por favor - parece que ya enfilamos definitivamente hacia el verano, y como ya es tradición la blogosfera se llena de ensaladas. Nuestra querida Rosilet ha vuelto a hacer un llamamiento para compartir nuestras recetas de ensaladas de todo tipo, y encima esta vez viene con colaboradores y sorteo de regalos geniales. Yo espero colaborar con más de una receta, porque con el calor sólo me apetecen cosas frescas, y empiezo con una ensalada de berenjena al zaatar con rúcula. Nada complicado :).
La reflexión de hoy es más bien una puesta por escrito de ciertos pensamientos que me rondan últimamente al ver determinados comportamientos a mi alrededor. Tengo la impresión de que la gente, en general, ha perdido la perspectiva respecto a qué es vivir en libertad, con democracia y derechos, pero no hablo de temas políticos. Me refiero más bien a la conciencia ciudadana como individuo que forma parte de una sociedad civilizada. Creo que muchos estamos perdiendo la perspectiva de qué significa eso, somos egoístas y parece que todo el mundo gira alrededor de nuestro ombligo. ¿Maleducados, caraduras, o simplemente, palurdos?
Esa gente que aparca el coche donde le da la gana ("oh, quiero ir al súper pero andar 15 minutos me cansa, iré en coche y lo dejaré subido a medio de la acera, bloqueando el paso de peatones y dificultando el paso al autobús, total, cuando me piten ya saldré... si es que lo oigo") o copiando a los demás aunque esté mal ("vaya, no hay sitio para aparcar, lo dejaré en esta zona marcada claramente como prohibido porque esos dos también lo han hecho"), o no recogen las necesidades de sus perros, o hablan a gritos dentro de un museo, o se cuelan en las colas, o van dejando basura por la calle sin importarles lo más mínimo... ESA gente.
Individuos demasiado comodones que creen que pueden hacer lo que les de la gana, sin importarles que hay más gente viviendo a su alrededor con los mismos derechos. Hace poco tuvimos en casa un problemilla con una pareja nueva de vecinos, con gustos musicales... digamos que difíciles. Están en el piso de arriba y las primeras semanas ponían música a todo volumen todo el día, llegaban a vibrar las paredes y todo. Cuando el elfo le pidió a la muchacha que por favor bajara el volumen un poco, ella respondió que "estoy en mi casa y tengo derecho a escuchar lo que quiera". Ya. Claro. Y yo estoy en la mía y tengo derecho a estar tranquila y a poder trabajar o descansar sin ponerme de los nervios, ¿o no? En fin, menos mal que, por suerte, sigue habiendo gente amable, solidaria y educada. Ahora la receta ;)
Ensalada de berenjena al zaatar con rúcula
Receta para #ponunaensalada en tu verano 2015
Ingredientes para 1 plato único o 2-4 raciones más pequeñas
- 1 berenjena mediana, carnosa, mejor sin semillas
- 1 bolsa pequeña de primeros brotes de rúcula
- 1-2 tomates pequeños, maduritos, que tengan mucho aroma
- 2 cucharaditas de mezcla de especias zaatar (tomillo, comino, hinojo, sumac, sésamo, ajedrea, mejorana, sal...)
- 1 cucharadita de semillas de sésamo negras ( blancas)
- vinagre balsámico o de Jerez al gusto
- 1 cucharadita de limón
- 1/2 cucharadita de salsa Worcestershire
- aceite de oliva virgen extra
Pelar ligeramente la berenjena y cortar en cubos pequeños. Yo nunca-nunca la dejo escurrir con sal, no sé si se supone que quita el amargor pero a mí me gusta tal cual. Se puede hacer, si se desea. Mezclar con el zumo de limón.
Calentar un poco de aceite en una buena sartén y saltear la berenjena a fuego fuerte. Añadir el vinagre y la salsa Worcestershire, dar unas vueltas y añadir 1 cucharadita de zaatar. Cocinar con alegría hasta que la berenjena esté tierna y dejar enfriar.
Para servir, colocar una cama frondosa de rúcula, a continuación el tomate en láminas finas y cubrir con la berenjena. Añadir el resto del zaatar, el sésamo negro y un chorrito de aceite de oliva. Servir a temperatura ambiente, inmediatamente, para que la rúcula no se reblandezca.
Es un plato sencillo pero sabroso, aunque reconozco que es una oda a los sabores amargos, que tanto me gustan - bien usados -. Una vinagreta más dulzona daría un buen contrapunto, también un toque de queso freso o simplemente un poco de miel. El tomate se puede eliminar y hacer la ensalada aún más básica, aunque a mí me gusta que suelten sus jugos al hundir el tenedor entre los ingredientes.
Y que no falte un buen pan al lado!
Con esta ensalada participo en la campaña #Ponunaensalada en tu verano 2015 que organiza Sugg-r and some Salt con la colaboración de Claudia & Julia, Lafiore, Señoríos de Relleu, Un huerto en mi balcón y Vive la Fruta {del huerto a tu casa u oficina}.
La reflexión de hoy es más bien una puesta por escrito de ciertos pensamientos que me rondan últimamente al ver determinados comportamientos a mi alrededor. Tengo la impresión de que la gente, en general, ha perdido la perspectiva respecto a qué es vivir en libertad, con democracia y derechos, pero no hablo de temas políticos. Me refiero más bien a la conciencia ciudadana como individuo que forma parte de una sociedad civilizada. Creo que muchos estamos perdiendo la perspectiva de qué significa eso, somos egoístas y parece que todo el mundo gira alrededor de nuestro ombligo. ¿Maleducados, caraduras, o simplemente, palurdos?
Esa gente que aparca el coche donde le da la gana ("oh, quiero ir al súper pero andar 15 minutos me cansa, iré en coche y lo dejaré subido a medio de la acera, bloqueando el paso de peatones y dificultando el paso al autobús, total, cuando me piten ya saldré... si es que lo oigo") o copiando a los demás aunque esté mal ("vaya, no hay sitio para aparcar, lo dejaré en esta zona marcada claramente como prohibido porque esos dos también lo han hecho"), o no recogen las necesidades de sus perros, o hablan a gritos dentro de un museo, o se cuelan en las colas, o van dejando basura por la calle sin importarles lo más mínimo... ESA gente.
Individuos demasiado comodones que creen que pueden hacer lo que les de la gana, sin importarles que hay más gente viviendo a su alrededor con los mismos derechos. Hace poco tuvimos en casa un problemilla con una pareja nueva de vecinos, con gustos musicales... digamos que difíciles. Están en el piso de arriba y las primeras semanas ponían música a todo volumen todo el día, llegaban a vibrar las paredes y todo. Cuando el elfo le pidió a la muchacha que por favor bajara el volumen un poco, ella respondió que "estoy en mi casa y tengo derecho a escuchar lo que quiera". Ya. Claro. Y yo estoy en la mía y tengo derecho a estar tranquila y a poder trabajar o descansar sin ponerme de los nervios, ¿o no? En fin, menos mal que, por suerte, sigue habiendo gente amable, solidaria y educada. Ahora la receta ;)
Ensalada de berenjena al zaatar con rúcula
Receta para #ponunaensalada en tu verano 2015
Ingredientes para 1 plato único o 2-4 raciones más pequeñas
- 1 berenjena mediana, carnosa, mejor sin semillas
- 1 bolsa pequeña de primeros brotes de rúcula
- 1-2 tomates pequeños, maduritos, que tengan mucho aroma
- 2 cucharaditas de mezcla de especias zaatar (tomillo, comino, hinojo, sumac, sésamo, ajedrea, mejorana, sal...)
- 1 cucharadita de semillas de sésamo negras ( blancas)
- vinagre balsámico o de Jerez al gusto
- 1 cucharadita de limón
- 1/2 cucharadita de salsa Worcestershire
- aceite de oliva virgen extra
Pelar ligeramente la berenjena y cortar en cubos pequeños. Yo nunca-nunca la dejo escurrir con sal, no sé si se supone que quita el amargor pero a mí me gusta tal cual. Se puede hacer, si se desea. Mezclar con el zumo de limón.
Calentar un poco de aceite en una buena sartén y saltear la berenjena a fuego fuerte. Añadir el vinagre y la salsa Worcestershire, dar unas vueltas y añadir 1 cucharadita de zaatar. Cocinar con alegría hasta que la berenjena esté tierna y dejar enfriar.
Para servir, colocar una cama frondosa de rúcula, a continuación el tomate en láminas finas y cubrir con la berenjena. Añadir el resto del zaatar, el sésamo negro y un chorrito de aceite de oliva. Servir a temperatura ambiente, inmediatamente, para que la rúcula no se reblandezca.
Es un plato sencillo pero sabroso, aunque reconozco que es una oda a los sabores amargos, que tanto me gustan - bien usados -. Una vinagreta más dulzona daría un buen contrapunto, también un toque de queso freso o simplemente un poco de miel. El tomate se puede eliminar y hacer la ensalada aún más básica, aunque a mí me gusta que suelten sus jugos al hundir el tenedor entre los ingredientes.
Y que no falte un buen pan al lado!
Con esta ensalada participo en la campaña #Ponunaensalada en tu verano 2015 que organiza Sugg-r and some Salt con la colaboración de Claudia & Julia, Lafiore, Señoríos de Relleu, Un huerto en mi balcón y Vive la Fruta {del huerto a tu casa u oficina}.
12 junio, 2015
Cake de avena y espelta con cerezas y almendras - Desayunos con mamá
Tengo otras recetas en cola pero por aclamación popular - es decir, dos personas - este cake de avena y espelta con cerezas y almendras tenía que ver la luz pronto. Lo horneé el domingo pasado porque mi madre ha estado esta semana de visita y tenía que tener algo en condiciones para el desayuno, así que rebusqué un poco en mi biblioteca de cocina buscando inspiración. Tenía claro que el cake/bizcocho/pastel estaría coronado con cerezas y almendras, pero me faltaba una base rica y adecuada para empezar bien el día, así que esta combinación de copos de avena y espelta han sido un éxito.
Me encanta recibir a mi madre aunque el pobre elfo tiene que exiliarse a pernoctar a casa de sus progenitores, pues en nuestro mini apartamento no hay hueco para cama de invitados. Los días antes me torturo sometiendo la casa a una limpieza a fondo de las gordas, llenando la despensa de cosas ricas que puedan apetecerle y horneando y cocinando un poco. Creo que el día que venga y no tenga pan recién hecho, botes de mermelada y un par de tipos de galletas, se preocupará.
Han sido días intensos que hemos aprovechado muy bien, como siempre pateando Madrid, aunque esta vez sin planes previos, improvisando un poco sobre la marcha. Hemos visto algunas exposiciones, recorrido el centro de arriba abajo, ido al cine, paseado por parques y curioseado muuuuchas tiendas. Hemos pasado calorazo pero también fresco y hasta nos hemos mojado. Definitivamente ha sido una semana muy entretenida :).
Tengo muchísimas recetas guardadas de forma virtual, tanto en favoritos como en feedly, en documentos varios y en Pinterest, pero últimamente me estoy obligando a aprovechar más los libros de cocina que tengo aquí. Estoy logrando contenerme y ya casi no compro más, porque no tenemos más sitio, pero me he dado cuenta que a veces los tengo olvidados. Esto de las redes es demasiado adictivo y nos vuelve algo vagos, al menos a mí, pues es más fácil buscar recetas con nuestro amigo Google o las diversas redes sociales que sentarse a pasar las páginas de un libro. Y lo peor es que, ¡me gusta mucho más!
Este cake está basado en un pastel de manzana de uno de mis libros favoritos, Wholefood Baking. No está lleno de fotos pero sí de muchas recetas de repostería, con muchos consejos e ideas para hornear con ingredentes un poco más saludables. No quiero engañar a nadie, son recetas con sus grasas y sus azúcares, pero primando lo integral, cereales variados, panela, miel y otros edulcorantes naturales, mucha fruta, y con alternativas para dietas sin lactosa y sin gluten.
Cake de avena y espelta con cerezas y almendras
Receta adaptada de Wholefood Baking
Ingredientes para 1 cake mediano (8-10 raciones)
- 130 g de copos de avena finos
- 130 g de harina de espelta
- 130 g de panela (o azúcar moreno)
- 2 cucharaditas de levadura química (impulsor)
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 1/4 cucharadita de nuez moscada molida
- 95 g de mantequilla sin sal derretida
- 1 huevo L
- un poco de ralladura de limón
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 125 ml de leche de soja
- un buen puñado de cerezas o picotas
- un par de cucharadas de almendra laminada
- panela extra para espolvorear
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o cubrir con papel sulfurizado un molde cuadrado o rectangular de unos 20 cm de lado. Derretir la mantequilla y dejar enfriar un poco. Lavar y escurrir las cerezas.
Mezclar con unas varillas en un recipiente los copos de avena, la harina de espelta, la panela, la levadura, la sal y las especias. Batir aparte en otro recipiente más grande el huevo con la mantequilla, la vainilla, el limón y la leche de soja. Incorporar los ingredientes secos y mezlar bien pero con suavidad.
Llenar el molde cuando no nos queden rastros secos e igualar la superficie con el dorso de una cuchara. Repartir por encima las cerezas troceadas o partidas por la mitad, sin el hueso. Añadir almendra laminada al gusto y panela extra por encima.
Hornear durante unos 45 minutos, vigilando bien que no se queme la parte superior. Si se tuestan demasiado las almendras antes de completar el tiempo de horenado, bajar la temperatura a 170ºC o cubrir con papel de aluminio. Esperar unos minutos fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.
Está delicioso recién hecho, con las almendras crujientes, pero también aguanta muy bien varios días si se envuelve bien en film o aluminio, y preferiblemente en la nevera. También podemos cortar porciones, envolverlas y congelarlas de forma individual.
-----
Parece que tendremos un fin de semana sin lluvia pero con temperaturas agradables. Mi suegra ya me ha liado para unas cosas pero habrá que aprovecharlo al máximo, ¡pasadlo bien!
Me encanta recibir a mi madre aunque el pobre elfo tiene que exiliarse a pernoctar a casa de sus progenitores, pues en nuestro mini apartamento no hay hueco para cama de invitados. Los días antes me torturo sometiendo la casa a una limpieza a fondo de las gordas, llenando la despensa de cosas ricas que puedan apetecerle y horneando y cocinando un poco. Creo que el día que venga y no tenga pan recién hecho, botes de mermelada y un par de tipos de galletas, se preocupará.
Han sido días intensos que hemos aprovechado muy bien, como siempre pateando Madrid, aunque esta vez sin planes previos, improvisando un poco sobre la marcha. Hemos visto algunas exposiciones, recorrido el centro de arriba abajo, ido al cine, paseado por parques y curioseado muuuuchas tiendas. Hemos pasado calorazo pero también fresco y hasta nos hemos mojado. Definitivamente ha sido una semana muy entretenida :).
Tengo muchísimas recetas guardadas de forma virtual, tanto en favoritos como en feedly, en documentos varios y en Pinterest, pero últimamente me estoy obligando a aprovechar más los libros de cocina que tengo aquí. Estoy logrando contenerme y ya casi no compro más, porque no tenemos más sitio, pero me he dado cuenta que a veces los tengo olvidados. Esto de las redes es demasiado adictivo y nos vuelve algo vagos, al menos a mí, pues es más fácil buscar recetas con nuestro amigo Google o las diversas redes sociales que sentarse a pasar las páginas de un libro. Y lo peor es que, ¡me gusta mucho más!
Este cake está basado en un pastel de manzana de uno de mis libros favoritos, Wholefood Baking. No está lleno de fotos pero sí de muchas recetas de repostería, con muchos consejos e ideas para hornear con ingredentes un poco más saludables. No quiero engañar a nadie, son recetas con sus grasas y sus azúcares, pero primando lo integral, cereales variados, panela, miel y otros edulcorantes naturales, mucha fruta, y con alternativas para dietas sin lactosa y sin gluten.
Cake de avena y espelta con cerezas y almendras
Receta adaptada de Wholefood Baking
Ingredientes para 1 cake mediano (8-10 raciones)
- 130 g de copos de avena finos
- 130 g de harina de espelta
- 130 g de panela (o azúcar moreno)
- 2 cucharaditas de levadura química (impulsor)
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 1/4 cucharadita de nuez moscada molida
- 95 g de mantequilla sin sal derretida
- 1 huevo L
- un poco de ralladura de limón
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 125 ml de leche de soja
- un buen puñado de cerezas o picotas
- un par de cucharadas de almendra laminada
- panela extra para espolvorear
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o cubrir con papel sulfurizado un molde cuadrado o rectangular de unos 20 cm de lado. Derretir la mantequilla y dejar enfriar un poco. Lavar y escurrir las cerezas.
Mezclar con unas varillas en un recipiente los copos de avena, la harina de espelta, la panela, la levadura, la sal y las especias. Batir aparte en otro recipiente más grande el huevo con la mantequilla, la vainilla, el limón y la leche de soja. Incorporar los ingredientes secos y mezlar bien pero con suavidad.
Llenar el molde cuando no nos queden rastros secos e igualar la superficie con el dorso de una cuchara. Repartir por encima las cerezas troceadas o partidas por la mitad, sin el hueso. Añadir almendra laminada al gusto y panela extra por encima.
Hornear durante unos 45 minutos, vigilando bien que no se queme la parte superior. Si se tuestan demasiado las almendras antes de completar el tiempo de horenado, bajar la temperatura a 170ºC o cubrir con papel de aluminio. Esperar unos minutos fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.
Está delicioso recién hecho, con las almendras crujientes, pero también aguanta muy bien varios días si se envuelve bien en film o aluminio, y preferiblemente en la nevera. También podemos cortar porciones, envolverlas y congelarlas de forma individual.
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Parece que tendremos un fin de semana sin lluvia pero con temperaturas agradables. Mi suegra ya me ha liado para unas cosas pero habrá que aprovecharlo al máximo, ¡pasadlo bien!
06 junio, 2015
Acelgas bonitas amarillas y un poco de apatía
Apática. No hay palabra que defina mi estado de ánimo general estos días. Se han juntado varios temas diferentes que me tienen un poco con la cabeza en otro sitio, pero encima el calor no ayuda mucho, sobre todo porque estoy durmiendo poco y mal. Así que, entre mi falta de descanso, cierto desánimo y mi natural tensión baja, soy una especie de zombie diurno. Aunque intento luchar contra ello y procuro centrarme en esas pequeñas cosas del día a día que sí me levantan el ánimo, como una carrera mañanera antes de que el sol caliente, mi música favorita, el hámster correteando en su bola por casa, o ir al mercadillo y enamorarte de productos maravillosos, como el flechazo que tuve con estas bonitas acelgas hace unas semanas.
Yo, que soy una apasionada de las verduras y hortalizas, nunca he sido muy amiga de las acelgas. Mi madre jamás las preparaba cuando era pequeña, así que no las probé hasta que estuve bien crecidita en casa de alguna amiga. En mi familia es que hemos sido siempre mucho más de espinacas, que me vuelven loca. De las acelgas, además, las pencas son la parte que menos gracia me hace, y eso que es lo único que el elfo es capaz de comerse de ellas - en su casa sí que se han comido acelgas toda la vida -. Pero claro, yo me encontré con esta preciosidad en el puesto de Luisa, y tuve que llevármelas.
En la blogosfera foránea llevo tiempo viendo recetas con acelgas de colorines, amarillas, rojas o rosadas y con tonos anaranjados, y siempre me han parecido preciosas. Me chiflan las verduras y hortalizas de colores, reivindico el pimiento amarillo y sueño encontrar zanahorias moradas en mi barrio. Pero es que estas acelgas además me parecieron mucho más ricas que las más corrientes - y aburridas -. Quizá sea efecto psicológico, o que procuré no recocerlas demasiado, pero las disfruté mucho en este salteado con tomatitos, también en un revuelto al día siguiente y añadiendo unas hojas sobrantes a un curry con calabaza deliciosísimo.
Acelgas amarillas salteadas con tomatitos al limón
Ingredientes para 1 buena ración
- 1/2 manojo de acelgas
- 1 diente de ajo pequeño
- 1 puñado de tomatitos de colores diferentes
- 1 limón
- 1/2 cucharadita de vinagre de arroz o manzana
- 1-2 cucharadas de vino blanco
- 1 cucharadita de levadura de cerveza en copos
- tomillo
- pimienta negra
- sal
- aceite de oliva virgen extra
Lavar muy bien las acelgas y cortar las posibles partes dañadas. Trocear en piezas más o menos del mismo tamaño y cortar los tomatitos por la mitad. Picar el diente de ajo, yo además retiro el nervio central.
Calentar un poco de aceite en una buena sartén antiadherente y añadir el ajo, dejando que suelte su aroma durante un minuto. Incorporar los tomatitos y saltear a fuego medio hasta que cojan color. Añadir las acelgas, el zumo de la mitad del limón, el vinagre y una o dos cucharadas de vino.
Saltear el conjunto unos 5 minutos. Salpimentar, añadir la levadura y un poco más de limón al gusto. A mí me gusta agregar además ralladura fina de piel de limón, en lugar de más zumo, creo que combina muy bien con las acelgas.
Posibles variaciones: caramelizar unas chalotas antes de añadir el ajo, agregar un puñado de frutos secos, incorporar al salteado jamón o tofu en taquitos, servir conqueso en lascas, un huevo cocido o escalfado, etc.
No es un plato con mucho misterio pero a mí me hace feliz descubrir productos nuevos, sobre todo en el mercadillo de los domingos. Ahora mi puesto favorito está rebosante de frutas y tiene los albaricoques más deliciosos del mundo mundial. Bueno, miento, los mejores albaricoques son los que consigue mi padre, pero como me pilla lejos no me quejaré. Por cierto, mi madre viene de visita la semana que viene :).
Yo, que soy una apasionada de las verduras y hortalizas, nunca he sido muy amiga de las acelgas. Mi madre jamás las preparaba cuando era pequeña, así que no las probé hasta que estuve bien crecidita en casa de alguna amiga. En mi familia es que hemos sido siempre mucho más de espinacas, que me vuelven loca. De las acelgas, además, las pencas son la parte que menos gracia me hace, y eso que es lo único que el elfo es capaz de comerse de ellas - en su casa sí que se han comido acelgas toda la vida -. Pero claro, yo me encontré con esta preciosidad en el puesto de Luisa, y tuve que llevármelas.
En la blogosfera foránea llevo tiempo viendo recetas con acelgas de colorines, amarillas, rojas o rosadas y con tonos anaranjados, y siempre me han parecido preciosas. Me chiflan las verduras y hortalizas de colores, reivindico el pimiento amarillo y sueño encontrar zanahorias moradas en mi barrio. Pero es que estas acelgas además me parecieron mucho más ricas que las más corrientes - y aburridas -. Quizá sea efecto psicológico, o que procuré no recocerlas demasiado, pero las disfruté mucho en este salteado con tomatitos, también en un revuelto al día siguiente y añadiendo unas hojas sobrantes a un curry con calabaza deliciosísimo.
Acelgas amarillas salteadas con tomatitos al limón
Ingredientes para 1 buena ración
- 1/2 manojo de acelgas
- 1 diente de ajo pequeño
- 1 puñado de tomatitos de colores diferentes
- 1 limón
- 1/2 cucharadita de vinagre de arroz o manzana
- 1-2 cucharadas de vino blanco
- 1 cucharadita de levadura de cerveza en copos
- tomillo
- pimienta negra
- sal
- aceite de oliva virgen extra
Lavar muy bien las acelgas y cortar las posibles partes dañadas. Trocear en piezas más o menos del mismo tamaño y cortar los tomatitos por la mitad. Picar el diente de ajo, yo además retiro el nervio central.
Calentar un poco de aceite en una buena sartén antiadherente y añadir el ajo, dejando que suelte su aroma durante un minuto. Incorporar los tomatitos y saltear a fuego medio hasta que cojan color. Añadir las acelgas, el zumo de la mitad del limón, el vinagre y una o dos cucharadas de vino.
Saltear el conjunto unos 5 minutos. Salpimentar, añadir la levadura y un poco más de limón al gusto. A mí me gusta agregar además ralladura fina de piel de limón, en lugar de más zumo, creo que combina muy bien con las acelgas.
Posibles variaciones: caramelizar unas chalotas antes de añadir el ajo, agregar un puñado de frutos secos, incorporar al salteado jamón o tofu en taquitos, servir conqueso en lascas, un huevo cocido o escalfado, etc.
No es un plato con mucho misterio pero a mí me hace feliz descubrir productos nuevos, sobre todo en el mercadillo de los domingos. Ahora mi puesto favorito está rebosante de frutas y tiene los albaricoques más deliciosos del mundo mundial. Bueno, miento, los mejores albaricoques son los que consigue mi padre, pero como me pilla lejos no me quejaré. Por cierto, mi madre viene de visita la semana que viene :).
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