¿A vosotros también se os juntan todos los compromisos/deberes/obligaciones de golpe? ¿En el momento más inoportuno? No sé si es impresión mía pero cuando me surgen imprevistos se tienen que acumular todos en los mismos días y encima cuando peor me podría venir. Estas últimas semanas, especialmente el final de mayo, están siendo un estrés caótico, y por desgracia mi pobre blog es el que más lo sufre. Menos mal que tengo a mis queridas Ventanas Verdes para "obligarme" a publicar al menos hoy :). El tema elegido para el mes de mayo han sido tartas saladas, y yo traigo mi adaptación de la coca integral de verduras de mi madre, que aprendió la receta de su prima.
De las últimas noticias de actulidad prefiero no comentar mucho por aquí porque no tengo la cabeza para divagar mucho, y porque tampoco os quiero aburrir con un rollo interminable - es que sé que si empiezo no pararé nunca -. Pero diré que me he emocionado mucho con estas últimas elecciones, que cada vez que tengo que volver a los aburridos trámites para votar por correo los hagos con gusto y ganas, y que me permito volver a mirar al futuro con algo más de ilusión. Al menos, por el momento.
Esta coca es una receta que ha pasado por varias manos, desde que la prima de mi madre empezó a presentarla en los "eventos sociales" del campo, y ya es imprescindible en cualquier reunión familiar, cumpleaños o equivalente que se celebre allí. La de verduras es la más repetida, aunque se puede ser todo lo creativo que se quiera con los ingredientes de la cobertura, como si fuera una pizza. No es una coca como las tradicionales de otras regiones, pues esta masa no lleva levadura y tiene que quedar muy finita, pero os aseguro que está deliciosa. Y, en nuestra modesta opinión, con harina integral - harina integral de verdad, por favor - sale muchísimo más rica.
Cuando estuve en Murcia la pasada Semana Santa mi madre la preparó para la cena con mis tíos de Suiza, ya que a mi hermano también le encanta. Entonces decidí que era ya hora de que aprendiera a hacerla yo también, así que pedí la receta a mi madre vía telefónica Madrid-Murcia. No me dio demasiadas indicaciones, para variar, ya que es una receta simple pero de esas de "la harina que admita", "cuando veas que ya está haces una bola", "la horneas hasta que veas que está lista".
Reduje las cantidades a ojo usando un vaso pequeño y pesé todos los ingredientes que fui usando. Sorprendentemente, a la primera prueba acerté con la textura, la verdad es que es una masa muy fácil de manejar y muy socorrida. Congelé la mitad para comprobar qué tal salía usándola semanas después, y doy fe de que queda igual de rica que fresca. Me llevé esa segunda porción a la excursión por la sierra madrileña y el elfo quedó muy satisfecho con la "falsa pizza" que le preparé.
Y es que el elfo no es muy amigo de las verduras que se ven demasiado o que roban el protagonismo a una receta, así que veréis que a esta coca le iría bien el doble de vegetales por encima. No os cortéis en coronarla como más os guste, pero por favor, que el tomate de la base sea al natural y de la mejor calidad posible. Menos mal que yo tengo todavía algunos tarros de conserva casera en la despensa. Ah, el tiempo de cocción también es orientativo, a mí me gusta que se churrusque un poquito.
Coca integral de verduras
Receta de mi madre, originalmente de su prima, adaptada por mí
Ingredientes para 1 coca mediana tirando a grande
- 100 g de vino blanco [original: 1/2 vaso]
- 100 g de cerveza [original: 1/2 vaso]
- 120 g de aceite (girasol si se quiere un sabor neutro, aceite de oliva virgen extra para más aroma) [original: 3/4 de vaso]
- 415 g de harina integral [original: la que admita partiendo de 1/2 kg]
- 1 cucharadita de sal
- tomate en conserva natural (casero mejor)
- verduras al gusto: calabacín, berenjena, pimientos de colores, cebolla dulce...
- tomillo, orégano y romero al gusto
- aceite de oliva virgen extra para rematar
Mezclar en un cuenco grande el vino blanco con la cerveza y el aceite. Añadir la harina y la sal poco a poco, mezclando a medida que se añade, hasta tener una masa de consistencia homogénea, húmeda pero no muy pegajosa, maleable. Ya sabéis, "la que admita" :P. A mí me quedó perfecta con estas cantidades al peso, pero dependiendo de la harina y otros factores puede que necesitéis más o menos.
Amasar ligeramente y formaruna bola Tapar con plástico film y dejar reposar durante 1 hora, en la nevera si ya hace calorcito. Se pude guardar más tiempo, incluso de un día para otro, o congelar.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja forrándola con papel sulfurizado. Estirar muy bien la masa, dejándola muy finita, dándole forma rectangular o algo aproximado. Colocar sobre la bandeja preparada. Cubrir con tomate al natural y distribuir por encima las verduras cortadas más o menos al mismo grosor.
Sazonar con un pelín de sal gruesa, orégano, tomillo y romero al gusto, y un chorriot de buen aceite de oliva vigen extra. Introducir a media altura en el horno y bajar la temperatura a 180ºC cuando hayan pasado 10 minutos. Continuar el horneado hasta cumplir unos 25-30 minutos, hasta que la masa esté tostadita y las verduras cocinadas al gusto.
Está riquísima tanto recién hecha como fría, a temperatura ambiente, aunque mi hermano es un firme defensor de servirla caliente aunque estemos en agosto a 38ºC. Un poquito de queso de cabra por encima le va de miedo, y también combinaciones con frutos secos y pasas.
Sé que una buena pizza es imbatible pero, ¿cuáles son vuestras tartas saladas preferidas? ¿Con base de hojaldre, tipo quiche, o más exóticas con masa filo?
No os olvidéis de abrir las demás Ventanas Verdes para descubrir las delicias que han preparado mis compañeras, si es que todavía no lo habéis hecho ;). Y deseadme suerte con los exámenes de alemán, que la voy a necesitar!
28 mayo, 2015
20 mayo, 2015
Probando YoComoBien, sistema de menús a domicilio de ingredientes y recetas
Acabo de ejercer mi derecho a voto -por correo- y os aseguro que no ha sido nada fácil decidir qué meter en cada sobre. Alea jacta est, no sé qué nos espera el lunes que viene pero ojalá las cosas empiecen a mejorar de verdad, para todos.
Hoy quería compartir mis impresiones sobre YoComoBien y su sistema de menús a domicilio, pues me ofrecieron probar uno de sus paquetes semanales sin ningún compromiso y la verdad es que he quedado muy contenta con la experiencia.
La idea de partida de YoComoBien es sencilla: faclitar la, a veces difícil, tarea de planificar las comidas/cenas de la semana con buenos ingredientes, menús equilibrados y platos ricos que no resulten aburridos. Creo que su servicio está especialmente indicado para personas que tienen pocos conocimientos de cocina, que todavía no saben cómo organizar sus rutinas para tener una buena despensa, que no tienen tiempo entre semana o que quieren comer de una manera más saludable. No es la única iniciativa de este estilo que ha surgido en los últimos años, y la verdad es que me alegro de que sus proyectos salgan adelante y estén haciéndose un hueco entre la población que agradece este tipo de ayudas a la hora de cocinar en casa.
En YoComoBien cuentan con profesinales de la cocina y nutrición que elaboran diferentes menús con recetas variadas, procurando usar ingredientes de temporada y apostando, lo máximo posible, por el producto fresco. En su página web se pueden elegir entre varias cestas diferentes (Menú Casero, Menú Dieta, de Bolsillo...), con su número de comensales bien indicado. El cliente recibe en su casa todos los ingredientes necesarios para preparar las recetas de cada menú semanal, salvo los básicos esenciales como la sal o el aceite, que normalmente todo el mundo tiene en su despensa.
Los productos se acompañan de un recetario para preparar cada plato, con su contenido nutricional correspondiente y consejos para cocinar y almacenar cada ingrediente. También se dan consejos sobre qué cocinar antes, cómo congelar el producto si nos hiciera falta, y qué hacer con las posibles sobras, aunque las cantidades están en general muy bien medidas.
Yo recibí un menú de prueba sorpresa y la verdad es que me encantó, todos los platos pudimos probarlos tanto el elfo como yo :). Entre los productos frescos recibimos caballas bien limpias, pechuga de pollo, alitas marinadas, algo de fruta, patatas, verduras, bolsas de ensalada y huevos camperos. Además, ingredientes de despensa como pasta, arroz o tomate frito, todo de buenas marcas. Incluso almendras ya fritas en un botecito con el que tuve que hacer grandes esfuerzos de no devorarlo al verlo -me pirran las almendras fritas, qué peligro-.
Las recetas sugeridas no son el culmen de la creatividad gastronómica pero tampoco lo pretenden, y en cualquier caso no son platos aburridos o sosos. La idea es ofrecer ideas algo distintas a lo que uno suele preparar en casa, sin recurrir a ingredientes raros ni complicarse la vida en la cocina. Por ejemplo, la caballa cocinada en el horno con una picada de ajo, pan perejil, pan rallado y un poco de aceite, acompañada de ensalada, es un plato fresco, sano y bien rico para comer o cenar cualquier día de la semana.
Para personas que necesitan un empujoncito en esto de la cocina casera equilibrada, o para ocasiones puntales en las que no tenemos tiempo de nada en casa, sistemas como el de YoComoBien me parecen la solución ideal. El envío funcionó además sin problemas, llegando el mensajero muy puntual y todo en perfecto estado, con buena calidad de los ingredientes. Da gusto probar iniciativas emprendedoras como esta que además de partir de una buena idea, funcionan bien de verdad :).
¿Qué os parecen este tipo de servicios? ¿Habéis probado algo parecido alguna vez?
Muchas gracias a YoComoBien por ofrecerme probar sus productos. Esta es mi opinión completamente libre sobre su servicio basada personalmente en mi experiencia.
Hoy quería compartir mis impresiones sobre YoComoBien y su sistema de menús a domicilio, pues me ofrecieron probar uno de sus paquetes semanales sin ningún compromiso y la verdad es que he quedado muy contenta con la experiencia.
La idea de partida de YoComoBien es sencilla: faclitar la, a veces difícil, tarea de planificar las comidas/cenas de la semana con buenos ingredientes, menús equilibrados y platos ricos que no resulten aburridos. Creo que su servicio está especialmente indicado para personas que tienen pocos conocimientos de cocina, que todavía no saben cómo organizar sus rutinas para tener una buena despensa, que no tienen tiempo entre semana o que quieren comer de una manera más saludable. No es la única iniciativa de este estilo que ha surgido en los últimos años, y la verdad es que me alegro de que sus proyectos salgan adelante y estén haciéndose un hueco entre la población que agradece este tipo de ayudas a la hora de cocinar en casa.
En YoComoBien cuentan con profesinales de la cocina y nutrición que elaboran diferentes menús con recetas variadas, procurando usar ingredientes de temporada y apostando, lo máximo posible, por el producto fresco. En su página web se pueden elegir entre varias cestas diferentes (Menú Casero, Menú Dieta, de Bolsillo...), con su número de comensales bien indicado. El cliente recibe en su casa todos los ingredientes necesarios para preparar las recetas de cada menú semanal, salvo los básicos esenciales como la sal o el aceite, que normalmente todo el mundo tiene en su despensa.
Los productos se acompañan de un recetario para preparar cada plato, con su contenido nutricional correspondiente y consejos para cocinar y almacenar cada ingrediente. También se dan consejos sobre qué cocinar antes, cómo congelar el producto si nos hiciera falta, y qué hacer con las posibles sobras, aunque las cantidades están en general muy bien medidas.
Yo recibí un menú de prueba sorpresa y la verdad es que me encantó, todos los platos pudimos probarlos tanto el elfo como yo :). Entre los productos frescos recibimos caballas bien limpias, pechuga de pollo, alitas marinadas, algo de fruta, patatas, verduras, bolsas de ensalada y huevos camperos. Además, ingredientes de despensa como pasta, arroz o tomate frito, todo de buenas marcas. Incluso almendras ya fritas en un botecito con el que tuve que hacer grandes esfuerzos de no devorarlo al verlo -me pirran las almendras fritas, qué peligro-.
Las recetas sugeridas no son el culmen de la creatividad gastronómica pero tampoco lo pretenden, y en cualquier caso no son platos aburridos o sosos. La idea es ofrecer ideas algo distintas a lo que uno suele preparar en casa, sin recurrir a ingredientes raros ni complicarse la vida en la cocina. Por ejemplo, la caballa cocinada en el horno con una picada de ajo, pan perejil, pan rallado y un poco de aceite, acompañada de ensalada, es un plato fresco, sano y bien rico para comer o cenar cualquier día de la semana.
Para personas que necesitan un empujoncito en esto de la cocina casera equilibrada, o para ocasiones puntales en las que no tenemos tiempo de nada en casa, sistemas como el de YoComoBien me parecen la solución ideal. El envío funcionó además sin problemas, llegando el mensajero muy puntual y todo en perfecto estado, con buena calidad de los ingredientes. Da gusto probar iniciativas emprendedoras como esta que además de partir de una buena idea, funcionan bien de verdad :).
¿Qué os parecen este tipo de servicios? ¿Habéis probado algo parecido alguna vez?
Muchas gracias a YoComoBien por ofrecerme probar sus productos. Esta es mi opinión completamente libre sobre su servicio basada personalmente en mi experiencia.
15 mayo, 2015
Calabaza al ajo negro - Veranos adelantados no, gracias
Creo que nunca he tenido menos morriña de casa que estos últimos días, viendo hasta dónde ha llegado las temperaturas en el sureste peninsular. Acabo de hablar con mi madre -típica conversacón pre-fin de semana, en la que no hablamos de nada pero nos tiramos como mínimo 30 minutos al aparato- y me ha relatado la jornada infernal de ayer. Aquí también hemos tenido calor, pero conociendo el horror de otras zonas como que se ha llevado mejor -mal de muchos, consuelo de tontos-.
El caso es que este verano adelantado me ha sentado fatal, estoy durmiendo poco, mal y voy todo el día con un bajón de energía y ganas que ha disminuido drásticamente mi productividad. Quería compartir con vosotros varias cosicas estas semanas, pero me temo que el ritmo de publicación se ha visto seriamente perjudicado. Menos mal que tengo algunas recetas rápidas y fáciles preparadas para que el pobre blog no entre en un letargo pre estival.
Hoy es San Isidro Labrador, patrón de los madrileños, y no me acostumbro a este día festivo en medio de mayo. En cualquier caso va a ser un fin de semana fuera de lo normal, con los suegros en Alemania -los niños gemelos de la prima del elfo, que viven en Frankfurt, cumplen años hoy, con fiesta Star Wars en la que habrá presencia de galletas mías-, y una boda que tenemos mañana. Va a ser muy raro, es mi primera boda en la que no conozco a nadie. Pero bueno, ya veremos qué tal es la experiencia, sin familiares chispados a los que dar mil besos y contar cómo va tu vida.
Ya deberíais saber que yo como calabaza todo el año, pues la cosecha de finales de verano aguanta en la despensa hasta la temporada siguiente. Además de dulces me encanta en salado, y a pesar de que los platos más de cuchara son mis favoritos, pronto la usaré en ensaladas y salteados más frescos. Un día se me ocurrió combinarla con ajo negro y el resultado me encantó. Ya he repetido este plato varias veces, como guarnición y como plato único acompañado de huevo escalfado y buen pan.
Calabaza al ajo negro
Receta ideada por mí
Ingredientes para 2-4 raciones
- 1 calabaza tipo butternut mediana
- 1 cebolla dulce
- 4-5 cucharadas de tomate en conserva casero o tomate troceado
- 3-4 dientes de ajo negro
- unas semillas de cilantro, comino y mostaza, al gusto
- un vaso mediano de vino blanco
- 1/2 cucharadita de vinagre balsámico
- 1/2 cucharadita de salsa Worcestershire
- pimentón dulce
- pimienta negra
- sal
- aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de levadura de ceveza en copos
- perejil o cilantro fresco
Pelar la calabaza usando un pelaverduras, abrir y retirar las semillas. Cortar en cubos más o menos del mismo tamaño y reservar. Picar la cebolla en piezas pequeñas y trocear el ajo negro.
Calentar las semillas en una cazuela sin aceite hasta que suelten su aroma, con cuidado de que no se quemen. Añadir un poco de aceite de oliva y añadir la cebolla. Pochar a fuego suave hasta que esté transparente, con una pizca de sal.
Incorporar el tomate, dar unas vueltas y añadir el ajo negro, chafándolo bien con la cuchara. Agregar la calabaza, regar con el vino y remover bien. Cocinar a fuego medio unos minutos, hasta que la calabaza empiece a estar tierna. Si estuviera muy seco, añadir agua o caldo.
Agregar el vinagre balsámico, la salsa Worcestershire, el pimentón y el comino. Mezclar y tapar. Dejar cocinar a fuego suave hasta que la calabaza esté en el punto deseado, mejor blandita, que se deshaga al presionar ligeramente.
Servir con la levadura de cerveza y perejil o cilantro fresco picado al gusto. Una cucharada de yogur natural o queso fresco también le va de perlas.
¡Buen fin de semana!
El caso es que este verano adelantado me ha sentado fatal, estoy durmiendo poco, mal y voy todo el día con un bajón de energía y ganas que ha disminuido drásticamente mi productividad. Quería compartir con vosotros varias cosicas estas semanas, pero me temo que el ritmo de publicación se ha visto seriamente perjudicado. Menos mal que tengo algunas recetas rápidas y fáciles preparadas para que el pobre blog no entre en un letargo pre estival.
Hoy es San Isidro Labrador, patrón de los madrileños, y no me acostumbro a este día festivo en medio de mayo. En cualquier caso va a ser un fin de semana fuera de lo normal, con los suegros en Alemania -los niños gemelos de la prima del elfo, que viven en Frankfurt, cumplen años hoy, con fiesta Star Wars en la que habrá presencia de galletas mías-, y una boda que tenemos mañana. Va a ser muy raro, es mi primera boda en la que no conozco a nadie. Pero bueno, ya veremos qué tal es la experiencia, sin familiares chispados a los que dar mil besos y contar cómo va tu vida.
Ya deberíais saber que yo como calabaza todo el año, pues la cosecha de finales de verano aguanta en la despensa hasta la temporada siguiente. Además de dulces me encanta en salado, y a pesar de que los platos más de cuchara son mis favoritos, pronto la usaré en ensaladas y salteados más frescos. Un día se me ocurrió combinarla con ajo negro y el resultado me encantó. Ya he repetido este plato varias veces, como guarnición y como plato único acompañado de huevo escalfado y buen pan.
Calabaza al ajo negro
Receta ideada por mí
Ingredientes para 2-4 raciones
- 1 calabaza tipo butternut mediana
- 1 cebolla dulce
- 4-5 cucharadas de tomate en conserva casero o tomate troceado
- 3-4 dientes de ajo negro
- unas semillas de cilantro, comino y mostaza, al gusto
- un vaso mediano de vino blanco
- 1/2 cucharadita de vinagre balsámico
- 1/2 cucharadita de salsa Worcestershire
- pimentón dulce
- pimienta negra
- sal
- aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de levadura de ceveza en copos
- perejil o cilantro fresco
Pelar la calabaza usando un pelaverduras, abrir y retirar las semillas. Cortar en cubos más o menos del mismo tamaño y reservar. Picar la cebolla en piezas pequeñas y trocear el ajo negro.
Calentar las semillas en una cazuela sin aceite hasta que suelten su aroma, con cuidado de que no se quemen. Añadir un poco de aceite de oliva y añadir la cebolla. Pochar a fuego suave hasta que esté transparente, con una pizca de sal.
Incorporar el tomate, dar unas vueltas y añadir el ajo negro, chafándolo bien con la cuchara. Agregar la calabaza, regar con el vino y remover bien. Cocinar a fuego medio unos minutos, hasta que la calabaza empiece a estar tierna. Si estuviera muy seco, añadir agua o caldo.
Agregar el vinagre balsámico, la salsa Worcestershire, el pimentón y el comino. Mezclar y tapar. Dejar cocinar a fuego suave hasta que la calabaza esté en el punto deseado, mejor blandita, que se deshaga al presionar ligeramente.
Servir con la levadura de cerveza y perejil o cilantro fresco picado al gusto. Una cucharada de yogur natural o queso fresco también le va de perlas.
¡Buen fin de semana!
05 mayo, 2015
Ensalada de calabacín a la plancha y Ruta por la Senda (Chorrera) del Hornillo
El fin de semana de mi casi congelación fue bastante completo, ya que ese sábado conseguí que el elfo no se apuntara a ningún torneo de Magic para hacer una pequeña excursión en la sierra de Madrid. Y es que parece mentira, pero a pocos minutos de este ajetreo urbano que es la capital tenemos rincones naturales preciosos, y me he propuesto ir descubriéndolos poco a poco. La ruta de la Senda del Hornillo es perfecta para una mañana en plena naturaleza, no es larga y el paisaje merece mucho la pena. Aprovechamos para almorzar por allí y yo inauguré la temporada oficial de ensaladas con una ensalada de calabacín a la plancha, sencilla pero deliciosa.
En menos de una hora desde casa llegamos al pequeño aparcamiento donde se sitúa el inicio de la ruta, en un paraje fantástico alejado de grandes núcleos urbanos. Hay que pasar El Escorial y subir y bajar un poco por carreteras llenas de curvas, atravesando algunos pueblos, y el trayecto también merece la pena. Las vistas de El Escorial desde algunos puntos del camino son espectaculares.
Se trata de una senda situada en el término de Santa María de la Alameda, que arranca desde el puente del río Aceña. En este río confluye el arroyo del Hornillo, que es el que da nombre a la ruta y el compañero que nos guiará por gran parte de la senda.
El aparcamiento no es muy grande y cuando llegamos ya estaba casi lleno, aunque luego apenas nos cruzamos con una familia y una pareja de senderistas durante la ruta. La zona ofrece otros paseos y sendas en los alrededores, y probablemente volvamos a explorar mucho más, incluyendo una visita al pueblo que nos faltó en esta ocasión. Junto al aparcamiento hay una zona de picnic con mesas de madera y una escuela de pesca y protección medioambiental, cerrado ese día.
La ruta arranca desde allí siguiendo una senda forestal cerrada con una barrera para vehículos, adentrándose primero en el bosque, y siguiendo el curso del arroyo. Es un placer caminar entre árboles y vegetación escuchando el sonido del agua meclándose con el de los pájaros, y la verdad es que no me había dado cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Hay que escaparse a la naturaleza más a menudo, y aprovechar los recursos que nos ofrece el lugar donde vivimos.
El sendero es fácil de seguir, subiendo poco a poco a medida que seguimos el arroyo. Hay que cruzar el agua en las zonas habilitadas, hasta que llegamos a la Chorrera propiamente dicha. Un salto de agua en forma de bonita cascada y una zona donde se forman pozas de aguas más tranquilas entre rocas. ¡Cómo relaja contemplar el curso del arroyo!
Más adelante el sendero deja el arroyo para atravesar un claro con forma de pradera antes de empezar la ascensión más pronunciada de todo el camino. Es un tramo más intenso pero corto, y las vistas desde arriba son muy bonitas. A 1380 metros se puede ver todo el paisaje que nos rodea, con un mirador que incluye un cartel explicativo de la zona.
La bajada es bastante pronunciada y algo incómoda en algunos tramos, pero también tiene su encanto. Una vez abajo el paisaje vuelve a cambiar, pasamos una pequeña granja con ganado -me acordé mucho de Suiza en esta zona- y seguimos el camino ya más acondicionado para volver al punto de partida.
Me gustó la ruta por ser sencilla, ideal para principiantes y familias, pero también variada. El paisaje va cambiando en cada zona y el camino nunca permanece igual, evitando la monotonía en el paseo. Que sea una senda circular es otro punto a favor, ya que no me gusta tener que volver por el mismo camino, y en unas dos horas se puede haber completado. Aunque tampoco hay que tener prisa, merece la pena detenerse de vez en cuando a disfrutar del entorno y de las vistas.
Para el almuerzo-picnic aprovechamos mi preciosa Snailbag, y ya he podido comprobar que es muy cómoda de transportar. Preparé una coca integral (pronto la receta), una ensalada de tomates variados para compartir, y otra de calabacín que devoré yo sola porque el elfo no puede con esta hortaliza. Os pongo la receta un poco a ojo porque me encantó la mezcla de sabores, y creo que es ideal para llevar en tupper o como guarnición en una comida al aire libre, barbacoa o similar.
Receta de ensalada de calabacín a la plancha
Ingredientes a ojo para unas 2 personas
- 2 calabacines medianos
- 3-4 anchoas en aceite de oliva
- 1 cucharadita de alcaparras
- tomillo y/o romero
- 1 puñado de perejil fresco
- 1 limón
- pimienta negra
- aceite de oliva virgen extra
Lavar bien los calabacines y cortar en rodajas de algo menos de un dedo de grosor. Pintar con aceite de oliva una plancha o parrilla y cocinarlo en tandas hasta que esté bien dorado por ambas caras, al gusto. Disponer en una fuente o plato y añadir tomillo/romero y pimienta negra al gusto.
Trocear/picar a cuchillo, groseramente, las anchoas escurridas con las alcaparras y el perejil. Incorporar al calabacín, agregar zumo de limón y aceite de oliva, y mezclar todo bien. Mejor servir a temperatura ambiente, dejándolo atemperar fuera de la nevera si lo preparamos con antelación.
A ver si organizamos más excursiones así ahora que hace buen tiempo :). Y vosotros, ¿sois aficionados a las rutas por la naturaleza? ¿Os gusta comer de picnic?
En menos de una hora desde casa llegamos al pequeño aparcamiento donde se sitúa el inicio de la ruta, en un paraje fantástico alejado de grandes núcleos urbanos. Hay que pasar El Escorial y subir y bajar un poco por carreteras llenas de curvas, atravesando algunos pueblos, y el trayecto también merece la pena. Las vistas de El Escorial desde algunos puntos del camino son espectaculares.
Se trata de una senda situada en el término de Santa María de la Alameda, que arranca desde el puente del río Aceña. En este río confluye el arroyo del Hornillo, que es el que da nombre a la ruta y el compañero que nos guiará por gran parte de la senda.
El aparcamiento no es muy grande y cuando llegamos ya estaba casi lleno, aunque luego apenas nos cruzamos con una familia y una pareja de senderistas durante la ruta. La zona ofrece otros paseos y sendas en los alrededores, y probablemente volvamos a explorar mucho más, incluyendo una visita al pueblo que nos faltó en esta ocasión. Junto al aparcamiento hay una zona de picnic con mesas de madera y una escuela de pesca y protección medioambiental, cerrado ese día.
La ruta arranca desde allí siguiendo una senda forestal cerrada con una barrera para vehículos, adentrándose primero en el bosque, y siguiendo el curso del arroyo. Es un placer caminar entre árboles y vegetación escuchando el sonido del agua meclándose con el de los pájaros, y la verdad es que no me había dado cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Hay que escaparse a la naturaleza más a menudo, y aprovechar los recursos que nos ofrece el lugar donde vivimos.
El sendero es fácil de seguir, subiendo poco a poco a medida que seguimos el arroyo. Hay que cruzar el agua en las zonas habilitadas, hasta que llegamos a la Chorrera propiamente dicha. Un salto de agua en forma de bonita cascada y una zona donde se forman pozas de aguas más tranquilas entre rocas. ¡Cómo relaja contemplar el curso del arroyo!
Más adelante el sendero deja el arroyo para atravesar un claro con forma de pradera antes de empezar la ascensión más pronunciada de todo el camino. Es un tramo más intenso pero corto, y las vistas desde arriba son muy bonitas. A 1380 metros se puede ver todo el paisaje que nos rodea, con un mirador que incluye un cartel explicativo de la zona.
La bajada es bastante pronunciada y algo incómoda en algunos tramos, pero también tiene su encanto. Una vez abajo el paisaje vuelve a cambiar, pasamos una pequeña granja con ganado -me acordé mucho de Suiza en esta zona- y seguimos el camino ya más acondicionado para volver al punto de partida.
Me gustó la ruta por ser sencilla, ideal para principiantes y familias, pero también variada. El paisaje va cambiando en cada zona y el camino nunca permanece igual, evitando la monotonía en el paseo. Que sea una senda circular es otro punto a favor, ya que no me gusta tener que volver por el mismo camino, y en unas dos horas se puede haber completado. Aunque tampoco hay que tener prisa, merece la pena detenerse de vez en cuando a disfrutar del entorno y de las vistas.
Para el almuerzo-picnic aprovechamos mi preciosa Snailbag, y ya he podido comprobar que es muy cómoda de transportar. Preparé una coca integral (pronto la receta), una ensalada de tomates variados para compartir, y otra de calabacín que devoré yo sola porque el elfo no puede con esta hortaliza. Os pongo la receta un poco a ojo porque me encantó la mezcla de sabores, y creo que es ideal para llevar en tupper o como guarnición en una comida al aire libre, barbacoa o similar.
Receta de ensalada de calabacín a la plancha
Ingredientes a ojo para unas 2 personas
- 2 calabacines medianos
- 3-4 anchoas en aceite de oliva
- 1 cucharadita de alcaparras
- tomillo y/o romero
- 1 puñado de perejil fresco
- 1 limón
- pimienta negra
- aceite de oliva virgen extra
Lavar bien los calabacines y cortar en rodajas de algo menos de un dedo de grosor. Pintar con aceite de oliva una plancha o parrilla y cocinarlo en tandas hasta que esté bien dorado por ambas caras, al gusto. Disponer en una fuente o plato y añadir tomillo/romero y pimienta negra al gusto.
Trocear/picar a cuchillo, groseramente, las anchoas escurridas con las alcaparras y el perejil. Incorporar al calabacín, agregar zumo de limón y aceite de oliva, y mezclar todo bien. Mejor servir a temperatura ambiente, dejándolo atemperar fuera de la nevera si lo preparamos con antelación.
A ver si organizamos más excursiones así ahora que hace buen tiempo :). Y vosotros, ¿sois aficionados a las rutas por la naturaleza? ¿Os gusta comer de picnic?
Adviento
Arroz y verduras
Bebidas
Bizcochos y tartas
Brownies y otros
Carne
Cereales
Chocolate
Cocina internacional
Cocina murciana
Cocina suiza
Ensaladas
Entrantes
Especias
Fruta
Galletas
Guisos
Halloween
Helados
Legumbres
Madrid
Mermeladas y conservas
Muffins y cupcakes
Navidad
Ocasiones especiales
Otros
Otros dulces
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