Operación Lebkuchen II - Experimentando con amonio

¡En Murcia! Cubierta de pelos de gato otra vez (ah, el hogar...) :-).

Pues como ya comenté, he vuelto a casa de mis padres (aún suena raro no decir "mi casa") para pasar el (larguísimo) puente prenavideño. Pero lo mejor de todo es que vamos a irnos de viaje... ¡a Suiza! No lo he querido decir antes en público por no gafarlo, es que me hace muchísima ilusión. Como el verano pasado cogí un pequeño trauma-depresivo por no poder hacer nuestro tradicional viaje estival, mi padre me prometió intentar que nos escapáramos aunque fueran unos días. Además llevo mucho tiempo queriendo visitar el país helvético en otoño-invierno, y más aún en estas fechas, con el espíritu de la Navidad en cada rincón. Serán pocos días y vamos a tener que ajustarnos mucho el tiempo para poder visitar a toda la familia y amigos (que viven un poco desperdigados) pero no me importa, exprimiré cada minuto para disfrutar al máximo. Lástima viajar con low cost ya que me tendré que contener a la hora de cargar la maleta con compras y regalos, me va a costar mucho, y más con los mercadillos navideños!

Así que estos días voy a estar algo desconectada, espero no perderme demasiadas cosas y poder ponerme al día cuando regrese, ya que precisamente ahora es un placer más que nunca recorrer la blogosfera, llena de especiales navideños; no os paséis demasiado publicando :P

Tengo previsto dejar alguna entrada programada, eso sí, ó se me acumularán demasiadas.

Hoy os dejo con otra de las pruebas para Lebkuchen o pan de especias. Los horneé ayer para dejar algo dulce al elfo en casa, aprovechando que era una receta rápida y sencilla, sin muchos ingredientes. Además la tenía guardada porque me daba la oportunidad de experimentar con un producto que compré hace semanas, el bicarbonato de amonio. Lo necesitaba para otra receta que tengo pendiente desde el año pasado, y al encontrarlo por fin en Manuel Riesgo, prefería probarlo antes. El bicarbonato de amonio es un agente leudante que se usaba mucho en el pasado, y que se continúa empleando en algunos países sobre todo para recetas tradicionales de dulces. He leído que se puede sustituir por la "levadura" química (polvo de hornear) habitual de la actualidad, aunque los resultados son diferentes. He podido comprobar cómo deja la masa esponjosa, ligera, suave; estos Lebkuchen me han recordado a un dulce que probé alguna vez en casa de unos familiares, de miga firme pero tierna, seca y aromática.

- 300 gr de miel

- 125 gr de azúcar

- 1 huevo L

- 2 cucharaditas de mezcla de especias

- 1 pizca de sal

- 385 gr de harina de repostería

- 5 gr de bicarbonato de amonio

- 5 gr de bicarbonato de sodio

- 2 cucharadas (30 ml) de leche

- mermelada de albaricoque

Poner en una sartén o cazuela la miel con el azúcar y calentar a fuego suave hasta que el azúcar se haya disuelto, sin que llegue a hervir. Dejar enfriar un poco y pasar a un recipiente amplio. Añadir las especias, el huevo y la sal; tamizar encima la harina y mezclar un poco.

En dos cuencos pequeños, disolver cada uno de los bicarbonatos en una cucharada (15 ml) de leche, incorporar a la masa y trabajar todo hasta que quede una pasta homogénea, pegajosa. Envolver en papel film y dejar reposar en la nevera unas dos horas.

Precalentar el horno a 170ºC y preparar unas bandejas.

Sobre papel sulfurizado (de horno) o una lámina de silicona, aplastar y estirar la masa (es muy pegajosa). Con las manos humedecidas, tomar pequeñas porciones, hacer una bola y colocarlas en las bandejas, dejando por lo menos 4 cm de separación entre una y otra, se expanden mucho. Aplanarlas ligeramente para formar discos gruesos y hornear durante unos 10-15 minutos, hasta que se hayan dorado. Esperar unos minutos en la bandeja fuera del horno antes de colocarlos sobre una rejilla. Pintar con mermelada de albaricoque calentada con ayuda de un pincel; dejar enfriar totalmente.