Algo tan simple como tenerlo entero en el horno a temperatura media o fuerte el tiempo suficiente para que nos ofrezca su carne tan jugosa. Una vez templado, la piel chamuscada y arrugadita se despega ella sola, y ya tenemos una delicia de sabor penetrante para disfrutarla sola, en frío o caliente, encima de un buen pan o como guarnición de lo que sea.
No hace falta siempre complicarse la vida para disfrutar de pequeñas cosas :)
Di que sí Akane! Un buen pimientito asado con un chorrito de aceite de oliva por encima... ñam ñam, rico, sano y delicioso.
ResponderEliminarUn beso grande
... y ademas del chorrito de aceite , un poco de ajo picadito.... un par de anchoas.... el paraiso o casi...
ResponderEliminaro con un quesito de cabra fundido...o provolone... Tiene tantas posibilidades. Aquí se suele acompañar con berenjena y cebolla asada, y se suele tomar con tostada o solo como entrante, siempre bañadito de un buen chorrito de aceite de oliva.
ResponderEliminarUn beso!!!
Qué delicia el pimiento rojo. A mí me encantan y los empleo mucho. Se ve espectacular. Un beso y me alegro te haya gustado el yogur.
ResponderEliminarO relleno, o en escalivada con cebolla a la brasa, berenjena y tomates...a mi tambien me chifla.
ResponderEliminarMe voy a perder un ratito por tu blog...
Un beso
Fíjate que a mí suele gustarme más el verde, pero no sé por qué en platos completos se emplea más el rojo. Y pensar que de pequeña lo apartaba del plato... aysss. Cuánto le agradezco a mi madre que me obligara a comer :D
ResponderEliminarsaluditos
Creo que es la forma en la que los pimientos dan más de sí. Yo los suelo poner a asar sobre la plancha de los bifes, para no encender el horno. Una vez pelados y limpios, los congelo también. Me salvan más de una comida.
ResponderEliminarMuchos saludos,
Marcela