Hacía tiempo que no veía a los peques, hay que ver cómo crecen, maldita sea. Son casi como mis sobrinos - no veo en mi futuro próximo o lejano sobrinos de verdad, ejem -, nacieron poco antes de que me mudara a Madrid y los primeros años compartíamos muchos ratos familiares juntos. Ahora llevan un tiempo viviendo en Frankfurt por cuestiones de trabajo de los padres, y la verdad es que da penica no verlos crecer de cerca. Me alegro por ellos, porque así han podido recuperar de verdad el alemán y ahora sin biligües, aunque al principio se les pierden algunas palabras en español; si es que son muy niños todavía :). Este año ya han empezado a subirse a atracciones más de mayores y me lo he pasado genial acompañando a uno de ellos en su primera montaña rusa de mayores, con sus loopings y tirabuzones. Chillar a lo loco a cientos de kilómetros por hora sientan bien de vez en cuando.
Ayer horneé pan y aproveché para preparar también un par de hornadas de galletas, pero por suerte este pastel vio la luz cuando todavía no era arriesgado encender el horno. El ruibarbo me encanta desde que lo empecé a probar de pequeñita en Suiza - uno de mis primeros recuerdos allí es mi padre enseñándome todas las plantas del jardín que tenía mi abuelo, con frondoso ruibarbo en su esplendor -, en compota, mermelada y pasteles. En Madrid sigue siendo difícil de encontrar y además es caro, pero por suerte me trajeron un poco desde Holanda hace unas semanas y pude aprovechar para darme el capricho de un pastel a mi gusto.
Lo llamo pastel porque no es exactamente un bizcocho, ni una tarta. En alemán lo bautizaría como Kuchen, creo. Es sin gluten simplemente por casualidad, no porque yo tenga nada en contra de las harinas que lo llevan. Por suerte no soy celíaca y me parece absurdo demonizarlo por supuestas cuestiones de salud si no hay motivo. Pero es que la combinación de trigo sarraceno o alforfón, maíz y frutos secos molidos nos da una masa abizcochada rústica con un sabor una textura que me encanta. Me basé en varias recetas para inspirarme y casi todas usaban miel en la masa; yo tenía que gastar un tarro de sirope de ágave que me regalaron así que di el cambiazo, y suprimí cualquier azúcar extra en la masa. Es poco dulce, dejando todo el protagonismo a la avellana y el ruibarbo.
Receta de pastel de avellana y ruibarbo (sin gluten)
Inspiración: mis recuerdos de Suiza
Ingredientes para un molde redondo de unos 22 cm
- 400 g de ruibarbo
- un poco de azúcar (opcional)- 75 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 100 ml de sirope de ágave
- 2 huevos L a temperatura ambiente
- 125 gr de yogur a temperatura ambiente
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 160 g de harina de maíz fina (no maizena)
- 35 g de harina de trigo sarraceno
- 2 cucharaditas de levadura química
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 pizca de canela molida
- 1 pizca de jengibre molido
- 70 g de avellanas molidas
- crocanti de avellana o avellana cruda picada
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o forrar un molde redondo de fondo desmontable. Lavar bien el ruibarbo, cortar las posibles partes dañadas y las leñosidades, y trocear. Añadir un poco de azúcar y mezclar bien. Reservar.
Trocear la mantequilla en un cuenco mediano y batir con una batidora de varillas. Agregar el sirope de ágave, batir un poco más e incorporar los huevos, batiendo bien. Añadir el yogur y la vainilla y batir hasta integrarlo todo.
Tamizar aparte o directamente encima la harina de maíz, la de trigo sarraceno, la levadura, la sal, las especias y la avellana molida. Mezclar con suavidad usando una espátula con movimientos envolventes, hasta que no haya grumos secos.
Verter en el molde, repartir el ruibarbo por encima presionando un poco y agregar crocanti de avellana al gusto. Hornear durante unos 45-50 minutos, hasta que se dore bien por encima y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio. Esperar un poco antes de desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
A finales de mes iré por fin a Murcia, a ver qué tal se presenta el mes de agosto. Julio por el momento aguanta dentro de los parámetros razonables, a pesar de que se me está haciendo laaaaaaargo. Lo genial es que mi padre se va a pasar por aquí por cuestiones de trabajo así que a la vuelta me va a recoger, y me ahorro el rollazo del tren para la ida :). ¡Y me va a traer calabazas! Ya pienso en recetas otoñales...
Qué ganas tengo de probar el ruibarbo! Todavía no sé ni a qué sabe!
ResponderEliminarTodo el mundo habla maravillas de él, y este pastel tiene unas pintas increíbles! Me probaría un trocito ahora mismo!
Un beso!
Muchas gracias!
EliminarEs realmente peculiar, tampoco creas que es el mejor sabor del mundo mundial porque te llevarás una decepción, pero a mí me encanta :). Este toque ácido, más rústico... no sé, me encanta :).
Quiero calabazas! Jajajaa.Oye! Menudo pastel! La miga se ve de diez.Oye y entonces con los niños hablarás en alemán a tope no? :))) me alegro que en calor no esté siendo insufrible...creo que me lo has mandado para acá... Ayer n Santander lo nunca visto.... 37 grados!!!!! Y yo en moto con el casco casi me da mal.Un abrazo guapetona
ResponderEliminarBueno bueno, en realidad hace un calor infernal, pero como este año ha llegado tarde no me quiero quejar mucho, que el año pasado a estas alturas ya llevábamos un mes de olas de calor sin parar! Pobres vosotros, que no estáis nada acostumbrados, ains!
EliminarCon los niños es una risa, hablamos cambiando de idioma sobre la marcha, jajaja.
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ResponderEliminarme gustaria probar tambien.aui no es usual ver esa planta.no se la conoce.aqui-Argentina-estamos atravesando una ola de frio.
ResponderEliminarEs curioso que sea un producto tan común en muchos países y a otros nos cueste mucho encontrarlo! Sé que a los anglosajones les encanta combinarlo con fresas, cuando se dan juntos en temporada.
EliminarAy, ola de frío, ahora mismo no sé qué es eso ;P. Espero que no sea muy dura!
Ainda não tive oportunidade de provar ruibarbo, mas acho que vou gostar.
ResponderEliminarO bolo ficou lindo.
Nunca he probado el ruibarbo, el pastel desde luego se ve delicioso y seguro me encantría, haces bien que el calor no nos quite del horno jeje, besos
ResponderEliminarYo más que pensar en recetas otoñales ya pienso en el otoño, el extremo de calor nunca me gusta y con temperaturas suaves lo llevo mejor, pero entiendo a esos locos del sol y calor, hubo un tiempo que yo también era así.
ResponderEliminarA mí tampoco me da pereza encender el horno así que este divino bizcocho sería estupendo, solo me gustaría encontrar ruibarbo, nunca sé cuándo es temporada y si por aquí traen.
Feliz semana guapa
Nunca he probado nada parecido!! Tiene una pinta estupenda, la verdad es que me da mucha curiosidad!!
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