He llamado "pastel" a esta receta de queso fresco, yogur. avena y fresas porque, sinceramente, no sé cómo traducir el término Auflauf alemán. En cocina se refiere a algo horneado o gratinado, aunque en este caso realmente no estamos gratinando nada. Sería algo parecido al casserole de los estadounidenses, que también es algo que se hornea, en este caso casi siempre salado. Mi receta creo que se parece más a un pastel y así se queda -lo de definir exactamente "pastel" y sus supuestas diferencias con una tarta lo dejamos para otro día-.
Hoy va a ser un día largo porque mañana POR FIN salgo para Murcia a pasar allí el resto de Semana Santa, mi cumpleaños, las Fiestas de Primavera y, ya de paso, para votar. Un completo, vaya, así ha coincidido este año el calendario. Lo cierto es que necesito este paréntesis como agua de mayo, a lo tonto son ya más de cuatro meses sin pasar por mi tierra y, sobre todo, sin ver a la familia. Y me he dado cuenta de que me hace mucha, mucha falta escaparme por unos días.
Mi único plan es pintar huevos, decorar la casa con cosas de Pascua y hornear y cocinar todo lo que pueda en familia. Y disfrutar como nunca de los platos de mi madre, de Murcia en primavera, de las procesiones, de las fiestas y de la comida huertana. Pasaré calor, eso ya me lo temo, pero al menos me servirá de entrenamiento para afrontar el inminente verano sin tanto susto.
Ojalá llueva un poco, me gustan tanto la lluvia de primavera en Murcia, es como catárquica... que no quiero estropear las fiestas a nadie, pero, sinceramente, la tierra lo necesita. Es poco probable que caiga agua otra vez hasta finales de verano, así que mejor agradecer lo que pueda venir en las próximas semanas. No sería la primera vez que hemos pasado un Bando de la Huerta mojado o que hemos enterrado a la Sardina bajo una cortina de lluvia. Hay una foto mía vestida de huertana con el refajo chorreando que lo demuestra.
Volviendo a la receta, este Auflauf es un poco una limpieza de nevera que improvisé hace unos días para ir dando salida a productos que no podía dejar en la nevera, porque el elfo no se los iba a tomar. La mezcla básica es simple y bien conocida en la blogosfera germanoparlante: queso quark/yogur o similar, huevos, fruta y algún toque de cereal. La textura es jugosa y esponjosa, recordando a un clafoutis algo más rústico y, sobre todo, más grueso, más "mordible". Y es muy popular porque resulta tremendamente sencillo crear una versión fit, lowcarb o healthy. A mí me interesa porque es rico en proteínas, saciante y nutritivo sin resultar un golpe al estómago.
Yo no he añadido nada de azúcar ni edulcorante; me gusta el sabor puro de los lácteos y las fresas bien dulces y aromáticas hacen casi todo el trabajo. Así tengo un "pastel" que me apetece tanto para desayunar como para tomar de postre o merienda, o incluso para cenar una buena porción si he salido a correr tarde, perfecto para recuperar. Ya haré una versión no-tan-sana para convertirlo en un postre como los dioses mandan, que a mi padre estas cosas le gustan mucho.
Pastel de queso fresco, yogur, avena y fresas - Quarkauflauf
Inspiración: la cocina germano-suiza y la primavera
Ingredientes para unas 4-6 raciones
- 2 huevos
- 75 g de claras de huevo
- 450 g de queso fresco batido desnatado o quark desnatado
- 150 g de yogur skyr natural o griego (griego de verdad)
- 75 g de azúcar o edulcorante equivalente (opcional, yo no puse nada)
- ralladura de naranja
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 1/4 cucharadita de sal
- 100 g de harina de avena
- 20 g de copos de avena finos
- 500 g de fresas o fresones bien dulces
- almendras crudas en bastones o laminadas al gusto
- un poco de mantequilla o aceite para engrasar el molde
Precalentar el horno a 175º C y engrasar ligeramente un molde de tamaño medio, que sea de pareces altas, como para gratinar pasta o algo así. Lavar y secar con suavidad las fresas, cortar los rabitos y trocear en piezas de tamaño medio, un poco a ojo. Cuando más pequeñas, más se integrarán en la masa. Yo pesé los 500 g una vez cortadas. Reservar.
Batir en un recipiente mediano los huevos con las claras hasta que casi tripliquen el volumen. Añadir el queso fresco y el yogur escurridos, el azúcar si lo usamos y la ralladura de naranja, la vainilla, el cardamomo y la sal. Volver a batir un poco.
Incorporar la harina de avena previamente tamizada con los copos y el bicarbonato. Si quedaran grumos secos, usar unas varillas. Echar por último las fresas y mezclar con movimientos envolventes, hasta que queden bien integradas.
Llenar el molde y cubrir con almendras al gusto. Hornear durante unos 50-60 minutos, girando el molde si fuera necesario a mitad de la cocción para que se dore por igual. En los últimos 10 minutos, subir el nivel de la rejilla para que se gratine más por arriba; si se dora demasiado, cubrir con papel de aluminio. Al pinchar el centro con una brocheta debe salir solo ligeramente húmeda.
Dejar enfriar completamente antes de servir. Si lo dejamos reposar unas horas en la nevera ganará en consistencia, con una textura más firme y los sabores más asentados. En cualquier caso, conservar siempre en frío buen tapado.
Inspiración: la cocina germano-suiza y la primavera
Ingredientes para unas 4-6 raciones
- 2 huevos
- 75 g de claras de huevo
- 450 g de queso fresco batido desnatado o quark desnatado
- 150 g de yogur skyr natural o griego (griego de verdad)
- 75 g de azúcar o edulcorante equivalente (opcional, yo no puse nada)
- ralladura de naranja
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 1/4 cucharadita de sal
- 100 g de harina de avena
- 20 g de copos de avena finos
- 500 g de fresas o fresones bien dulces
- almendras crudas en bastones o laminadas al gusto
- un poco de mantequilla o aceite para engrasar el molde
Precalentar el horno a 175º C y engrasar ligeramente un molde de tamaño medio, que sea de pareces altas, como para gratinar pasta o algo así. Lavar y secar con suavidad las fresas, cortar los rabitos y trocear en piezas de tamaño medio, un poco a ojo. Cuando más pequeñas, más se integrarán en la masa. Yo pesé los 500 g una vez cortadas. Reservar.
Batir en un recipiente mediano los huevos con las claras hasta que casi tripliquen el volumen. Añadir el queso fresco y el yogur escurridos, el azúcar si lo usamos y la ralladura de naranja, la vainilla, el cardamomo y la sal. Volver a batir un poco.
Incorporar la harina de avena previamente tamizada con los copos y el bicarbonato. Si quedaran grumos secos, usar unas varillas. Echar por último las fresas y mezclar con movimientos envolventes, hasta que queden bien integradas.
Llenar el molde y cubrir con almendras al gusto. Hornear durante unos 50-60 minutos, girando el molde si fuera necesario a mitad de la cocción para que se dore por igual. En los últimos 10 minutos, subir el nivel de la rejilla para que se gratine más por arriba; si se dora demasiado, cubrir con papel de aluminio. Al pinchar el centro con una brocheta debe salir solo ligeramente húmeda.
Dejar enfriar completamente antes de servir. Si lo dejamos reposar unas horas en la nevera ganará en consistencia, con una textura más firme y los sabores más asentados. En cualquier caso, conservar siempre en frío buen tapado.
Si ya estáis de vacaciones, ¡que disfrutéis mucho! Y en caso contrario... ¡ánimo que queda poco!
Hola murcianica!!! Qué bien que ya te vas a tu tierra, vas a disfrutarlo muchísimo después de tanto tiempo sin ir. Me encanta este pastel (llámalo como quieras porque me gusta igual) he hecho algo parecido pero con manzana, me encantan estas cosas ya no sólo para limpiar la nevera como dices sino porqué después de comerlo una se siente nutrido de verdad!.Un abrazo y disfruta
ResponderEliminarEsta la hago sí o sí. Súper interesante que no lleve azúcar, seguro que está buenísimo y no le hace falta, y con esos ingredientes es muy "fit" (o cómo se diga ahora...jajaja). La realidad es que me interesa que los dulces que haga en casa sean lo más sanos posibles.. Un abrazo y a disfrutar de esas vacaciones!
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