A los antojos hay que escucharlos. Pero antojos de los de verdad, de esos que entran de repente y no te sueltan, y te pasas los días con un gusanillo picándote detrás de la oreja. No es gula -de verdad que no-, es algo difícil de explicar, aunque se asocie siempre a las embarazadas. Sí creo que tiene mucho que ver con recuerdos y nostalgia, al menos mis antojos casi siempre me evocan sensaciones en la memoria. El antojo de unas magdalenas tradicionales fue más fuerte que el calor hace unos días, así que terminé de dar forma a mi receta favorita.
Solo hay que oler ese aroma de unas magdalenas creciendo en el horno o pegarles el primer mordisco para darse cuenta de que no, no son muffins ni cupcakes sin cobertura. Una magdalena, nuestras magdalenas de toda la vida, tienen personalidad propia, por mucho que se parezcan a tantas otras recetas de repostería. Tendrán la misma forma -más o menos, porque ni eso- que un muffin, pero ni de coña son lo mismo.
Claro que en un dulce con tanta tradición y carácter artesano es fácil que cada uno tengamos nuestra imagen de la magdalena perfecta. Es cierto que hay variaciones por todo el país, y a mí me encanta probar las artesanales que me encuentro cuando viajo. Para mí, una magdalena está hecha con aceite y puede llevar nata, pero no es grasienta; debe ser esponjosa pero no reseca, con copete pero sin explosionar en su cumbre, doradita pero sin churruscarse, con aroma de limón, canela o anís, y sin más cosas en la masa.
Después de probar varias recetas diferentes he dado con la fórmula que mejor me va. Es por tanto mi receta favorita de magdalenas, la que siempre me funciona, que no me supone ninguna dificultad y que está ajustada a mi gusto. En estos años de pruebas magdaleniles he tenido varias fuentes de inspiración, destacando Xavier Barriga, Webos Fritos y Chocolatisimo, cuyas recetas y consejos os recomiendo encarecidamente -¡como si no los conociérais ya!-. Pero esta es mi receta y os la dejo por aquí por si todavía no os habéis animado a regalarlos el placer de unas deliciosas magdalenas caseras :).
Magdalenas tradicionales de toda la vida
Inspiración: mis antojos, pruebas y experiencias varias
Receta para 12-14 unidades de tamaño medio
- 3 huevos de unos 65 g cada uno (gallinas felices)
- 140 g de azúcar (la última vez rebajé a 120 g y salieron bien también)
- 1 limón (murciano a ser posible :P)
- 100 g de aceite de oliva virgen extra (me gusta el arbequina)
- 20 g de aceite de girasol
- 50 g de leche sin lactosa
- 250 g de harina de repostería
- 1 sobre de levadura química
- 1 buena pizca de sal
- azúcar extra para cubrir (opcional)
Hay que procurar tener a temperatura ambiente todos los ingredientes.
Lavar bien el limón, secar y rallar la piel al gusto echándola sobre el azúcar, solo la parte amarilla. Estrujar con los dedos o una espátula para liberar el aroma.
Colocar los huevos en un cuenco mediano y empezar a batir con batidora de varillas. Añadir poco a poco el azúcar y seguir batiendo por lo menos 5 minutos, hasta que haya aumentado mucho el volumen y tenga un color pálido, con textura espesa.
En otro recipiente mezclar con varillas o tamizar la harina con la levadura y la sal. Echar los dos tipos de aceite a los huevos y mezclar con las varillas. Incorporar una parte de la harina, mezclar con las varillas y echar la leche. Seguir añadiendo la harina, mezclando con las varillas, hasta tener una mezcla homogénea sin grumos secos.
Tapar y dejar reposar al menos 30 minutos. Si lo dejamos más tiempo, mejor llevar a la nevera, pero hay que procurar que no esté extremadamente fría cuando la saquemos antes de hornear. Precalentar el horno a 250ºC y preparar las cápsulas.
Para que queden bien siempre hay que usar un molde rígido; el mío tiene la tira de años y fue el primer accesorio de repostería que me compré. Colocar las cápsulas en los huecos y llenar con la masa, dejando un dedo antes de llegar al borde. Con una manga pastelera se hace más fácil.
Añadir un poco de azúcar por encima si nos gusta con costra -al elfo le encanta, yo prefiero sin-, y al horno, con calor arriba y abajo, sin ventilador. Bajar la temperatura a 220ºC pasados los primeros 5 minutos, y continuar la cocción hasta completar unos 15 minutos. Cada horno es un mundo, como siempre.
Esperar un momento fuera del horno y desmoldar con cuidado cuando no nos quememos. Dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
¿Cómo os gustan más las magdalenas? ¿Desayuno o merienda? ¿Café, chocolate o sencilla leche fresquita?
Hablando con mi madre el otro día le di envidia y me exige enseñarle a hacerlas cuando vaya para Murcia en agosto. ¡Casi es agosto! No lo tenía claro pero estaré dos o tres semanas por allí; la verdad es que ya añoro mi tierra y a la familia. A ver si la otra mitad del verano se porta bien.
¡Buen cambio de mes a todos!
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¡Qué bonitas te han quedado! Parecen compradas, pero seguro que el sabor le da mil vueltas a las que puedas encontrar en todas las tiendas del mundo :) Tienen pinta de ser súper esponjosas, te robaría una para mojarla en el café de mañana ;)
ResponderEliminarUn saludo!
Patricia.
pues si es tu receta la tendré que probar, porque llevo un mes haciendo tandas y tandas de magdalenas para desayunar, me chiflan :). Yo hago tu receta y tú haz la receta de bizcocho de yogur pero con una sóla medida de azúcar y con el aceite que prefieras, ralladura de limón y una pizca de canela, 190 de horno o 200 incluso, y 15, hazlas, es un deber que te pongo, jajajaja. Oye, vaya fotos haces no? son de catálogo, vaya magdalenas preciosas y vaya miga. Un beso
ResponderEliminarQue lindas!!!E adoro por serem em formato de muffins o que torna mais fácil fazê-las quando não se tem a forma tradicional das Madalenas por perto.
ResponderEliminarBeijinhos
Rita
Pues mira igual hay más personas de las que pensamos que nos entienden los "antojos" sin estar embarazadas, a mi me pasa igual que a ti, y o termino cocinando o termino por ir a comerlo fuera, jajajaja, pero ya no digo que tengo antojo que me miran raro, digo que tengo muchas ganas de comerlo y ya ;)
ResponderEliminarRecuerdo la primera vez que comí magdalenas de horno, no me podía creer que no lo hubiera probado antes, mi madre no hacía así que compraba las que vendían en la tienda, pero a mi no me han apasionado nunca, pues cuando vino de la panadería con magdalenas que hacía allí desde hacía poco tiempo, me enamoré, y si, debería probarlo yo pero no tenía receta, pero ahora ya si, me la guardo.
Un beso grande guapa!
Qué antojazo!
ResponderEliminarPor cierto, a mediados de septiembre iremos de vacaciones al sur a una zona de colonos centroeuropeos y dicen que lo típico es comer kuchen! XD
Wow deliciosas y se me esta haciendo agua la boca.
ResponderEliminarTomo nota.
Saludos
Olguis.