30 septiembre, 2011

Film&Food - Semmelknödel

Hoy, último día de septimebre (al fin!) es fecha de publicación de la receta de septiembre para el reto Film&Food, tras un pequeño descanso estival. La película elegida ha sido Hook, porque el tema del mes es, como no podía ser de otra forma, la vuelta al cole. Nos pedían compartir una receta que nos transportara a nuestra niñez, un plato que recordemos con especial cariño de esa época. Como siempre, me ha parecido una idea genial ^_^

Hook es una de las películas que con más cariño recuerdo de mi infancia. Toda la temática del cuento de Peter Pan me encantaba, y pedí a mi madre que me llevara al cine cuando la estrenaron. Conservo recuerdos escasos de ese día porque tenía sólo 5 añitos, pero sé que me encantó. Más tarde fue un regalo de Navidad cuando la editaron en VHS y mi hermano y yo la revisionamos decenas de veces. Es una película de aventuras genial para los niños, aunque tengo que reconocer que no aguanta tan bien una revisión posterior siendo ya adulto, aunque conserva parte de esa magia que significaba ser niño.

Es que una de las cosas que más aprecio de la cocina y la gastronomía en general, es el poder evocador que tiene en nosotros. Los sabores y aromas que nos acompañan a lo largo de la vida se quedan en nuestra memoria, aunque sea de forma sólo sensorial, y los ligamos a recuerdos, experiencias, imágenes, sensaciones... Y si hay una época en la que todo esto es mucho más fuerte, es sin duda la niñez.

Semmelknödel

Estuve dándole vueltas a la receta con la que podía participar... ¡y no se me ocurría nada! No daba con un plato especial, que realmente me trasladara a esos años, que nunca lo hubiera preparado... Hasta que los recuerdos me llevaron a Suiza.

Los Semmelknödel no son otra cosa que "bolas de panecillo" (traducción literal). Una especie de albóndigas cuyo ingrediente principal es la miga de pan tierno, y que son típicas en muchas zonas de Centroeuropa. En Praga por ejemplo recuerdo verlas en muchísimos restaurantes, con distintas variantes (también las hay de patata, harina, con otros ingredientes...). Yo intuyo que es herencia de épocas en las que había que aprovechar cualquier producto para conseguir alimentarse bien con energía en los duros inviernos europeos, pues además de poder aprovechar restos de pan son un alimento muy energético, muy saciante, que además "pide" ser acompañado de un buen guiso con sustancia.

Esta es una receta de mi abuelo, Eric, el padre de mi padre (suizo) que era austriaco descenciente de checos. Recuerdo la primera vez que él y Ruth nos sirvieron este plato, acompañado de un buen goulash; mi hermano y yo nos quedamos encantado con esas "bolas". Se convirtió en una comida fija cada vez que ibamos a verles o ellos venían a España, y mi padre heredó la receta. La primera vez que lo preparó recuerdo que no consiguió que conservaran su forma esférica y aquello parecía cocina deconstruida, pero pronto le pilló el truco. En los inicios de mi blog publiqué la receta con fotos del paso a paso mientras él las cocinaba, pero esta vez me tocaba a mí. Es un plato al que hay que pillarle el punto a base de experiencia, así que tenía miedo de que me pasara lo mismo la primera vez. Pues me ha ocurrido lo contrario, he hecho bolas demasiado compactas! El resultado no es malo, lo único que ocurre es que llenan el doble que si tuvieran su textura más esponjosa, así que hay que tener cuidado al llenarse el plato :)

Para dos personas (más bien tres, o contando con sobras para congelar)

- 6 panecillos tipo hot dog
- 1 huevo L
- aceite de girasol
- leche (de soja en mi caso)
- un poco de sal y pimienta
- un buen guiso, estofado o salsa para acompañar


Semmelknödel

Trocear los panecillos en cubitos y colocarlos en un recipiente. Regar con un chorro de aceite de girasol y romper el huevo encima. Salpimentar ligeramente. Con ayuda de una cuchara de madera, empezar a mezclar hasta que el huevo se integre. Mojar ahora con la leche, poco a poco y mezclando, hasta conseguir una masa pegajosa pero no empapada. Tapar con un paño y dejar reposar como mínimo una hora.

Semmelknödel

Poner una olla grande con agua a calentar.
Probar la textura de la masa; añadir más leche o un segundo huevo pequeño si estuviera demasiado seco. Pillarle el punto a la textura es el punto clave; debe estar húmedo, lo justo para poder tomar porciones y formar esferas sin que se desmoronen, pero evitando hacerlas demasiado compactas. Con las manos húmedas, formar las bolas de tamaño más o menos similar, y echar al agua cuando esté hirviendo. Dejar cocer unos 10-15 minutos, hasta que las bolas hayan subido a la superficie. Sacar con una espátula escurridera.

Semmelknödel

Una vez cocidas se pueden envolver individualmente y congelarlas, quedan muy bien. Lo recomendable es acompañarlas de un buen guiso con salsa contundente, ya que por sí solas no tienen mucho sabor; un goulash es ideal. Es un plato aconsejado para días fríos :)


Aquí estoy yo, bien pequeña, en casa de mis abuelos en Suiza, un invierno del que por desgracia no tengo recuerdos. Disculpad la calidad de las imagénes, son fotografías tomadas de fotos impresas en un libro que además creo que se hicieron a partir de diapositivas.


Gracias a mi padre por darme indicaciones (aunque fueran vagas) vía telefónica, a Ruth por la de veces que nos ha preparado este plato y haberme servido una versión vegetariana desde que dejé de tomar carne mamífera, y sobre todo a mi abuelo, porque le sigo teniendo muy presente todos los días y le echamos de menos.
26 septiembre, 2011

Muffins de zanahoria con Kamut y sirope de ágave

¡Comienza la última semana de septiembre! 
Tengo ganas de cambiar la hoja del calendario y llegar a octubre, cuando espero que el otoño haga notar de verdad su presencia y dejemos atrás el "veranillo de San Miguel" estafador. Mi madre me ha contado que durante el fin de semana llovió en Murcia, al menos en el campo, y yo muriéndome de envidia. Este año no hemos tenido ninguna tormenta estival en el campo, con lo que las disfruto... me encanta ver y oír llover allí, y el olor a tierra mojada de después.

Pronto inauguraré la temporada de calabaza en el blog, pero mientras tanto horneé unos muffins bastante otoñales ya la semana pasada. Me sirvió la receta además para probar dos ingredientes con los que tenía ganas de hornear: la harina de trigo Kamut y el sirope de ágave.

El trigo Kamut es una variedad denominada Triticum turgidum, y su origen parece que se sitúa en el antiguo Egipto. Los granos fueron investigados y cultivados por una familia de granjeros de Montana, en EEUU, le dieron el nombre por el que se conoce hoy, registrando su propiedad. Es de color amarillento y tiene un agradable aroma, dejando un sabor en las masas suave, menos ácido que otros granos, muy adecuado para repostería ya que potencia los sabores dulces, siendo especialmente recomendado para masas con mantequilla. Además nutricionalmente es mucho más completo que el trigo común, con un mayor aporte de vitaminas, proteínas y minerales. Por el momento lo estoy añadiendo en modo experimental a distintas preparaciones, con resultados bastante buenos.
Para una información completa sobre el sirope de ágave os recomiendo el blog de Adi.

Carrot muffins with agave

Receta basada en esta de Country Living

- 70 gr de harina Kamut
- 160 gr de harina integral
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de especias al gusto (clavo, nuez moscada, jengibre...)
- 1/3 taza de azúcar moreno oscuro (50 gr)
- 2 huevos L
- 1/2 taza de sirope de ágave (125 gr)
- 1/4 taza de aceite de girasol (60 ml)
- 4 zanahorias (unos 250 gr, ya peladas pero sin rallar)

Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja o moldes para muffins.

En un recipiente grande, mezclar las harinas, la levadura, el bicarbonato, la sal y las especias. En otro cuenco, batir un poco los huevos con el azúcar; añadir el sirope de ágave y el aceite de girasol. Rallar finamente las zanahorias y mezclarlas bien con estos ingredientes. Incorporar la mezcla húmeda a los secos usando una espátula o similar, con movimientos suaves, hasta que quede homogéneo. 

Repartir la masa en los moldes y hornear sobre una rejilla a media altura durante unos 20-25 minutos, hasta que al pinchar un muffin con un palillo éste salga limpio. Esperar un par de minutos fuera del horno, desmoldar con cuidado y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.

Carrot muffins with agave
24 septiembre, 2011

La gastronomía a través del arte VIII

¡Llegó el otoño, al fin! Estuve nerviosa toda la mañana de ayer y mirando el reloj continuamente hasta que marcó la hora señalada, las 11.05. Bueno, no es que se notara un cambio instantáneo en el ambiente, pero sí que se va notando... Menos horas de luz, más fresco, empiezan a llegar lluvias... ¿tenéis los hornos y las cazuelas preparados? :)

Esta mañana temprano el elfo (en realidad no tan temprano, pero para él era tempranísimo) se ha ido al aeropuerto rumbo a Inglaterra, por lo que estaré sola hasta el lunes. Quiero aprovechar para terminar de organizarme los estudios y la rutina, poner un poco de orden y hacer algo de limpieza postverano, prepararme recetas para las próximas semanas, ver alguna que otra serie y película... Esta mañana mismo he horneado muffins y he salido a buscar harinas para hacer pan, que tenía la despensa en horas bajas. Y ya que tengo algo de tiempo y tranquilidad, he querido retomar la sección de La gastronomía a través de la Historia del arte, que ya volvía a tener demasiado olvidada. Para ello he elegido una obra de un autor del que sin duda habéis oído hablar mucho estos meses, Antonio López.

Nevera nueva, 1991-1994.Óleo sobre lienzo. 240 x 190 cm. Madrid, Colección Florentino Pérez.

La exposición de Antonio López que se ha podido disfrutar en el Museo Thyssen-Bornemisza durante el verano termina mañana, y ha sido un tremendo éxito de público. Si os habéis quedado con ganas de poder visitarla quizá os interesará saber que se va a llevar a Bilbao, donde se expondrá en el Museo de Bellas Artes desde el 10 de octubre hasta el 22 de enero.

Quizá sean más conocidas sus vistas urbanas, particularmente de Madrid, plasmadas con un detallismo extraordinario que dan una sensación de hiperrealismo, término realmente engañoso, como sus obras. El artista de Tomelloso juega en realidad con los recursos pictóricos para causar distintas impresiones que engañan al ojo, con ilusiones ópticas, pinceladas más sueltas, perspectivas contrapuestas... creando su propia realidad o su visión de ella, en la que el paso del tiempo juega un papel trascendental.

Nevera nueva se expone en esta muestra dentro de la sala denominada Ámbitos, donde se reúnen personajes, objetos y visiones que remiten al interior doméstico. La nevera es sin duda un elemento fundamental en las cocinas desde hace ya muchos años, imprescindible hoy en día, por lo que resulta totalmente comprensible que llamara la atención del pintor en más de una ocasión durante su trayectoria para captar sus formas en el lienzo, como un bodegón del siglo XX. Se denonima "nueva", contraponiéndola a la anterior Nevera de hielo (1966), aunque para mi tiene un aire retro que me recuerda lo rápido que se vuelven hoy en día anticuados los objetos. Seguro que podéis identificar más de uno de los productos que guarda en su interior, pero fijáos cómo algunos objetos están definidos con detalle mientras que otros apenas aparecen dibujados por unas pocas pinceladas.

La trayectoria de Antonio López, es sin duda muy interesante, especialmente si se observa la evolución de sus estilos a lo largo de su vida, y esta exposición que incluye una retrospectiva resulta un modo ideal tanto para un primer contacto como para ahondar en su obra o simplemente disfrutar de ella.

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En la pestaña correspondiente del menú superior podéis encontrar los enlaces a las anteriores entregas.
21 septiembre, 2011

Bocaditos de avena y chocolate

Gracias por vuestros ánimos y consejos con la migraña, aunque lamento saber que sois muchos los que también las tenéis que sufrir. Aunque voy aprendiendo a convivir con ella... Sabía por ejemplo que los días siguientes iba a tener dolores de cabeza yendo y viniendo, y efectivamente así ha sido, por lo que he estado básicamente recluida en casa. Aunque a primera hora de la mañana me levanto bien, y estoy aprovechando para intentar hacer algo de deporte, porque la actividad física es algo que todo el mundo me recomienda para hacer esta dolencia más llevadera. Además me viene bien también para fortalecer los huesos, y la verdad es que sienta de maravilla tanto al cuerpo como a la mente. Sólo espero coger una rutina fija y no perderla cuando llegue el frío de verdad, que me conozco.

Quiero pensar también que las cefaleas tienen que ver con el cambio de estación y la llegada de temperaturas más frescas. Según el Instituto Geofráfico Nacional, el otoño hará su llegada oficialmente el próximo viernes, día 23, a las 11.05 horas para ser más exactos. Tanta precisión me sorprende, pero ya lo tengo apuntado para estar pendiente a ver si se nota cuando llegue el momento :-P.

Hoy volvemos al dulce con una receta muy sencilla, rápida y rica. Avena y chocolate son dos ingredientes que combinan de maravilla, y estos bocaditos no son una excepción. Se les puede añadir chocolate del que más guste, en chips o trocitos, o combinarlo con algún fruto seco... cada cual a su gusto.



Bocaditos de avena y chocolate

Receta ligeramente adaptada de lamiacucina

- 100 gr de chips de chocolate negro
- 60 gr de mantequilla sin sal, derretida y ligeramente enfriada
- 1 huevo L, ligeramente batido
- 120 gr de copos de avena
- 30 gr de harina de repostería
- 50 gr de panela (o azúcar moreno, o azúcar blanco)
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/4 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/8 cucharadita de sal

Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas.
Mezclar en un recipiente la avena con la mantequilla derretida; añadir el huevo, la vainilla y la panela o azúcar. Tamizar encima la harina con la levadura y la sal. Incorporar el chocolate y trabajar la masa hasta conseguir que quede homogénea. Con la ayuda de dos cucharillas, tomar porciones iguales de la masa e ir formando las galletas sobre las bandejas de horno. Hornear durante unos 10 minutos a media altura, hasta que se hayan tostado un poco. Esperar un par de minutos fuera del horno y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla. Guardar en recipiente hermético.
18 septiembre, 2011

Pizza de espelta provenzal

Whole kitchen en su Propuesta Salada para el mes de septiembre nos invita a preparar un clásico de la cocina italiana, la Pizza.

 
Pizza provenzal

Casi se me olvida que hoy tocaba publicar la receta salada de WK, menos mal que con echar un vistazo a muchos de vuestros blogs me lo habéis recordado! Si es que no sé dónde tengo la cabeza... Bueno, hoy sí sé dónde la tengo, o más bien cómo la tengo, y es que esta mañana me ha dado una migraña fuerte con su pack completo de aura. Tenía que habérmelo imaginado ayer, cuando mientras estudiaba vi algunos brillos sospechosos... Me ha tocado mientras estaba con la madre del elfo comprando fruta en el mercado; menos mal que era temprano y no había ni mucha luz ni mucho follón todavía. Y al estar con ella, que es médico y además sabe tratar de maravilla a todos sus pacientes, he estado más tranquila. 
Así que ya sola en casa me he dedicado a poco más que no hacer nada, y no recordaba que tocaba compartir hoy nuestra propuesta de pizza casera. Por suerte la preparé la semana pasada y ya tenía las fotos y la receta lista para publicar, así que allá va :)

Quise probar algo diferente a nuestros típicos sabores de pizza. Había visto hace poco una receta de Jamie Olivier con patatas, y me picó mucho la curiosidad. Además he aprovechado la temporada de la uva para dar un toque diferente, aromatizando todo con la mezcla de hierbas provenzales que compramos en Francia. ¡Muy rica!

- 125 gr de harina de trigo de repostería
- 125 gr de harina de espelta integral
- 25 gr de aceite de oliva
- 12 gr de levadura fresca de panadería
- 125 gr de agua templada
- 5 gr de sal

Mezclar todos los ingredientes en un recipiente, incorporando la sal al final. Amasar bien a máquina o a mano hasta obtener una masa suave, húmeda pero manejable, lisa y elástica. Cubrir un cuenco con aceite, poner la masa en forma de bola y engrasar dándole vueltas dentro. Tapar con film de cocina y dejar que doble su tamaño, entre 1 hora y media y 2 horas.

- 1 patata mediana
- 1 bote de tomate triturado al natural
- 1 bola de mozarella fresca de búfala
- 1 racimo pequeño de uva
- jamón cocido
- hierbas provenzales (romero, tomillo, orégano, albahaca, estragón, laurel, mejorana...)
- zumo de limón
- aceite de oliva virgen extra
- sal, pimienta negra, azúcar

Cocer la patata en agua con sal hasta que se pueda atravesar con un palillo. Dejar enfriar. Cortar en rodajas de medio centímetro de grosor; aliñar con sal, pimienta, zumo de limón y un poco de aceite. Reservar.
Poner el tomate triturado sobre un colador o tamiz unos 30 minutos para que escurra bien todo el agua. Hacer lo mismo con la mozarella.

Precalentar el horno a 220ºC, con la bandeja o la piedra especial dentro para que coja calor. Estirar la masa con la punta de los dedos hasta que quede bien fina, sobre papel de hornear con un poco de semolina o harina común. Sazonar el tomate con un poco de sal y azúcar y cubrir la masa. Distribuir por encima la patata, el jamón troceado, la uva troceada y el queso en trocitos. Espolvorear con la mezcla de hierbas provenzales al gusto. Poner con cuidado la masa sobre la bandeja o la piedra y hornear en la parte inferior del horno hasta que adquiera el punto deseado, entre 10-15 minutos.

Pizza provenzal
16 septiembre, 2011

Viaje a París IV y final

Tranquilos, que ya acabamos :)
Aviso de que esta última parte se va a hacer un pelín larga, prefiero terminar por fin con la cuarta entrega.

Para comenzar la nueva semana teníamos algunos "must see" en la lista de lugares a visitar sí o sí, con la archifamosísima Torre Eiffel encabezándola. Sin embargo, tengo que reconocer que no me hacía especial ilusión... Bueno, la primera vez que la ves en el horizonte te entra un cosquilleo de emoción (es como la confirmación de que ¡estás en París!), pero subir... pfff, pues no me interesaba tanto. Además adquirir entradas y conseguir subir hasta arriba del todo, y luego bajar, es una pequeña odisea que requiere dedicar bastante tiempo. Decidimos ir hasta sus pies en metro, analizar la situación y ya decidir qué hacer. Pero como el día amaneció tan bonito fuimos primero a visitar esa pequeña maravilla que es la Sainte-Chapelle.

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Uno de los máximos exponentes del gótico en todo su esplendor, la "santa capilla" está muy cerca de Notre-Dame, hoy dentro del recinto del Palacio de Justicia. Accediendo por la cripta se sube hasta el diáfano espacio que recogen las preciosas vidrieras, sin muros, a modo de gran relicario. Construida para albergar las reliquias adquiridas por el rey Luis IX, es una joya en sí misma.

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La Torre Eiffel... vale, sí, es enorme e impresiona verla desde debajo de sus enormes patas, pero más impresión me dio la marabunta de gente haciendo colas interminables y extremadamente lentas por todos lados. Así que decidimos guardar su ascenso para una futura visita a la ciudad (en temporada baja a ser posible) y nos pusimos en marcha a pie camino del Arc de Triomphe.

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No lo puedo remediar, me va más el estilo clásico :P 
Construido por Napoleón para conmemorar la victoria de su ejército en la Batalla de Austerlitz, imita el estilo de los arcos de triunfo romanos, buscando el simbolismo de poder imperial que estos monumentos representan. Como buen ejemplo de megalomanía, es de un tamaño considerable y merece la pena subir para tener unas estupendas vistas de los Champs-Élysées.

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Una avenida en la que mejor no detenerse a comprar ni comer nada, está a rebosar de turistas y los precios, si ya son caros en general en París, aquí se multiplican. Mejor tomar el metro hasta la zona de nuestro barrio para comer en uno de los muchos restaurantes que frecuentan los lugareños.


Algo cárnico con patatas fritas caseras y buenas judías al dente.

Vegetables quiche

Quiche de verduras.

Niçoise salad

Ensalada Niçoise, con anchoas y atún de sorprendente calidad, y muchos vegetales frescos debajo.

El martes es el día que el Louvre cierra (dato importante a tener en cuenta porque la mayoría de museos cierran los lunes), así que dedicamos la jornada a pasear. Cogimos el metro hasta el Sacré-Coeur para recorrer Montmartre y bajar hasta las Galerías Lafayette.

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La Basílica de Sacré-Coeur es una iglesia terminada en 1914, dedicada al Sagrado Corazón que se alza en uno de los puntos más altos de la capital francesa, ofreciendo de nuevo unas vistas estupendas. Es un buen punto para pasear después por el conocido Montmartre, barrio de artistas, que aunque, como tantos sitios, se nota lo "turístico", sigue teniendo su encanto.

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Capuccino  at Montmatre

Y se encuentran un poco más abajo bonitas cafeterías donde poder disfrutar de un buen capuccino sin tener que dejar un riñón a la hora de la cuenta.

Cerca de la Ópera hay unas calles ideales para ir de compras (con sitios carísimos y otros más normales). Las Galerías Lafayette Haussman son de visita obligada, aunque sea sólo para admirar su interior arquitectónico, sufrir algún ataque al ver algunos precios, comprar macarons de Pierre Hermé y bajar a la zona Gourmet, especialmente por los panes de Eric Kayser y las especias (¡conseguí haba tonka!).

Lafayette

Pierre Hermé MacaronsDestaca también en esa zona, más próximos al Louvre, la variedad de restaurantes de cocina internacional, especialmente japoneses. No pudimos evitar ir a cenar a uno de esos locales pequeños regentados por familias niponas, con los típicos modelos de los platos de plástico en la entrada, cartas sencillas pero con productos de calidad.

Sushi

Sushi variado que pudimos ver cómo preparaban.


Shiitake

¡Me encantan las shiitake!

Por fin tocó el Museo del Louvre.
Os voy a dar algunos consejos a los que tengáis pensado visitarlo: examinar el plano el día antes y seleccionar las salas que más interesen, comprar las entradas con antelación, acudir a primera hora, ir cuanto antes a ver las obras que siempre están llenas de turistas (La Gioconda, la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo, sobre todo), y tomárselo con calma. Es una pena que los turistas acudan como borregos en masa a hacerse malas fotos delante de lo que se supone que es importante. En serio, hay muchos cuadros mejores que la Mona Lisa, y poca gente les hace caso. Hay salas casi vacías que esconden pequeños tesoros... En fin, ellos se lo pierden. Ah, importante: no se puede ver todo en un día. Bueno, se podrá, pero es casi un suicidio y no merece la pena.

paris louvre

Los patios interiores con escultura francesa barroca son muy agradables.

El día y medio que nos quedaba en París lo dedicamos a hacer compras y a visitar el Centro Pompidou, muy recomendable si te interesa el arte moderno y contemporáneo. También merece la pena hacer una de las visitas en barco por el Sena, pero mejor nocturna. Realmente se ve de otra manera la ciudad desde las aguas del río, con todos los monumentos iluminados, y la vida que surge a sus orillas de noche.

Os indico a continuación algunas tiendas muy recomendables para nosotros los frikis gastronómicos ;)
Os remito además a la entrada que publicó Alba hace unos meses, que me sirvió como guía para muchas de mis compras. Muchos tienen varios locales por la ciudad, mirad los mapas y anotad los que podáis tener más cerca según vuestras rutas.

Ladurée - Pastelería (macarons sobre todo)
Pierre Hermé - Pastelería-chocolatería (macarons muy buenos, chocolates, pasteles, croissants...)
Erik Kaiser: Variedad de panes de gran calidad, con masa madre.
Pain de sucre: Panandería y pastelería.
Fauchon: Pastelería y chocolates. 
Fouquet: Chocolates y dulces.
Epices-roellinger - Especializados en especias. 
La Maison du Chocolat: Chocolates de muchos tipos.
Boulangerie Julien: Panadería con buenas baguettes y ricos pasteles.
G. Detou - Tienda con muchos ingredientes para cocinar y para repostería.
Kitchen Bazaar - Menaje de cocina.
E Dehilleron - Todo tipo de menaje de cocina, especialmente para hornear (muchos moldes).
Galeries Lafayette - Centro comercial con una planta especializada en alimentación.

Toulouse - Ratatouille Crepe

Y antes de despedir definitivamente la crónica del viaje, una breve mención a Toulouse. Fue en esta ciudad donde paramos a descansar en la ruta de vuelta a España, y creo que merecerá la pena visitarla en otra ocasión con más calma. Tiene un centro agradable, con muchas tiendas, y muchos restaurantes especializados en crêpes. Cenamos en La Creperie du Taur, con una amplia variedad en crêpes salados hechos con harina de trigo sarraceno, deliciosos. El mío, con ratatouille. Muy recomendable.

Ahora sí, C'est fini ! ;)

Puedes ver todas las fotos y algunas más en mi galería de Flickr.
13 septiembre, 2011

Ensalada de pollo con mango y sésamo

Aviso de que todavía me queda al menos otra entrada para finiquitar el viaje a París, pero creo que no viene mal hacer un alto en el camino para retomar las recetas en el blog.

Estoy hartita del verano. Pero de verdad. Y es que me hice una falsa idea cuando regresé de Murcia y llegué a Madrid... Para mi mente el retorno a la capital implicaba el final de las vacaciones y al vuelta a la rutina, incluyendo en esa idea la llegada del otoño. Ahh, pero no caí en la cuenta de que el año pasado volví más tarde. Los días más frescos, con lluvia incluida, que tuvimos la semana pasada contribuyeron a aumentar esa falsa ilusión, por lo que el regreso de las altas temperaturas me ha trastocado un poco. Pero bueno, no pasa nada, ya va quedando menos. Mientras tanto aprovechemos todavía para disfrutar de platos frescos a la vez que vamos anotando recetas de sopas y guisos para cuando bajen las temperaturas.

Chicken salad

Me encontré de casualidad con esta receta de Design Sponge y encontré muy apetecible preparar una ensalada con pollo y mango con un aliño suave aromatizado con sésamo, además de otros ingredientes. Dicho y hecho, fue el almuerzo de ayer, aunque al elfo no le convenció nada el sabor de la col cruda (el pobre esperaba encontrarse con lechuga común). Si no se tiene aceite de sésamo se puede omitir, pero recomiendo usar sésamo crudo y tostarlo en el momento de preparar la ensalada (simplemente con las semillas en una sartén al fuego, removiendo bien con cuidado de que no se quemen); son mucho más aromáticas.

- 2 filetes de pechuga de pollo
- 1 trozo de col
- 2 zanahorias pequeñas
- 1 mango pequeño
- 1 tomate mediano
- 2 cucharadas de sésamo tostado
- perejil fresco
- cilantro fresco
- hierbabuena fresca

Cocer las pechugas en una cazuela o sartén alta con agua, hasta que estén tiernas. Escurrir, enfriar y cortar en tiras finitas. Cortar la col en juliana, rallar las zanahorias, cortar el mango y tomate en tiras y  mezclar todo con el pollo en un cuenco. Añadir el sésamo y las hierbas al gusto, y mezclar con el aliño.

Chicken salad


Para el aliño (o usar el aliño que más guste)

- 2 cucharadas se aceite de oliva
- 1 cucharada de salsa de soja
- 1 cucharadita de aceite de sésamo
- 1 cucharadita de vinagre de arroz
- 1 trocito de jengibre fresco rallado
- 1/4 cucharadita de salsa picante
- 1 cucharada de azúcar moreno
- 1/2 cucharadita de zumo de limón

Mezclar todo bien en un cuenco hasta que se integren los ingredientes. Aliñar la ensalada o servir en cuenquitos para que cada comensal lo use a su gusto.
09 septiembre, 2011

Viaje a París III

París es una ciudad llena de museos, y aunque en algún momento me gustaría visitarlos prácticamente todos, para este primer viaje tenía claro que como mínimo quería ver dos, el de Orsay y el Louvre. Casi todos cierran los lunes, salvo el Louvre que por su carácter especial cierra los martes, así que decidimos dedicar la mañana de domingo a esa pequeña gran joya que es el Musée d'Orsay

 Vincent Van Gogh - La nuit étoilée

Famoso por su gran colección de obra impresionista, el Museo de Orsay se sitúa en un bello edificio construido para la Exposición Universal de 1900, originalmente una estación de tren, que conserva su estructura original y resulta un marco ideal para albergar obras de arte encuadradas entre 1848 y 1914. Es muy importante madrugar para conseguir ver las salas más importantes (Van Gogh especialmente) antes de que lleguen las marabuntas de grupos de turistas. Los espacios laterales son pequeños y a media mañana se vuelven completamente intransitables, una pena para poder disfrutar de esas maravillosas pinturas como se merecen.
El museo cuenta con un restaurante cuya terraza ofrece unas vistas magníficas de la ciudad, pero como el bolsillo no está para sustos regresamos al apartamento a comer. Parando antes en la panadería que mencioné anteriormente, con la que me voy a detener un poco esta vez.
 
La Boulangerie Jean Nöel- Julien cuenta con tres establecimientos en la ciudad, y el constante flujo de clientes demuestra su merecida fama, pues no sólo acuden turistas atraídos los irresistibles dulces del escaparate, sino que muchos franceses compran aquí el pan cada día. Sus baguettes son de las mejores de París, o al menos eso demuestran los premios que han ganado durante varios años. Ofrecen dos tipos: baguette y baguette tradition, ambas fantásticas, pero es la segunda la que se lleva más elogios. 

Julien' s baguettes

Los dos tipos de baguettes.

Julien' s baguette tradition

Una corteza doradita y crujiente esconde una miga tierna, sabrosa, llena de maravillosos alveolos que demuestran una cuidada fermantación. Al llevarte una de estas baguetteres recién salidas del horno se corre el riesgo de que apenas quede la mitad al llegar a casa.


Julien

Blueberry crumb tart

Por no seguir hablando de las tartas y pasteles variados. Esta tarte de arándanos con un suave crumble por encima genera adicción instantánea.

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Muchos personajes curiosos llaman la atención de los viandantes por la zona.

Hecha la digestión, dedicamos esa tarde a pasear por el Marais. Se trata de uno de los barrios más célebres de París, situado en el III y IV distrito, en la margen derecha del Sena. Antiguamente centro aristocrático de la ciudad, y que llegó a concentrar gran parte de la población judía de París, hoy es una zona muy agradable para pasear, llena de galerías de arte, tiendas de moda alternativas a las grandes marcas, cafeterías y tiendas con encanto. En las últimas décadas se ha convertido en un centro de la comunidad gay, y sobre todo se ve mucha gente joven entre los turistas que se acercan a curiosear por los escaparates.

Pain de sucre

Pain de Sucre - Bread

Por esta zona se encuentra una patisserie muy recomendable, Pain de Sucre, que yo tenía ya fichada gracias a la recomendación de Alba. Tras babear un rato ante los pequeños pasteles, nos llevamos un fabuloso pan de cereales para acompañar la cena.

Mi objetivo era llegar hasta la Place des Vosgues, o Plaza de los Vosgos. Estudiando arte del Barroco en la universidad dedicamos un tiempo a los cambios urbanos que sufrió la capital francesa de la mano de Enrique IV y sus sucesores, y en esa transformación jugaron un papel fundamental las nuevas plazas. Desde entonces tenía muchas ganas de poder recorrerlas por mi misma, y no iba a perder la oportunidad de hacerlo.

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El Marais era una zona pantanosa y muy degradada a finales del siglo XVI. El nuevo rey mandó desecar el terreno y se levantó una plaza inaugurada como Place Royale, delimitada por viviendas uniformes destinadas a la nobleza, y así revalorizar ese área de París. Presidida por el Pabellón del Rey y el Pabellón de la Reina, es una plaza que recuerda a otras muchas europeas de esa época, como tantas plazas mayores en España, con fachadas idénticas de dos plantas y una galería de soportales que rodean todo el espacio. El cardenal Richelieu eirigió una estatua ecuestre del rey Luis XIII años más tarde, pero durante la Revolución Francesa fue destruida, y en 1799 la plaza fue renombrada como Place des Vosgues. Aunque durante la restauración borbónica le devolvería su nombre original, tras la definitiva instauración de la República recuperó el nombre que conserva hoy en día.

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En el centro de la plaza se sitúa un pequeño parque muy agradable, que en las cálidas tardes de verano se convierte en lugar ideal para descansar o simplemente pasar el rato sin prisas.

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Muy cerca de allí se encuentra la Place de la Bastille, lugar emblemático por haber sido el emplazamiento de la antigua fortaleza de la Bastilla, destruida a finales del siglo XVIII durante la Revolución. Hoy se alza en este espacio la Columna de Julio, erigida por Luis Felipe I en 1840 para conmemorar la Revolución de 1830 que le llevó al trono. Hoy es lugar de ferias, mercadillos, conciertos y manifestaciones, y sus inmediaciones son conocidas por la vida nocturna.

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De nuevo la luz del atardecer nos acompañó en el camino de regreso a los apartamentos, con una breve parada en uno de los locales de La Masion du Chocolat para endulzarnos el fin de la jornada.
07 septiembre, 2011

Viaje a París II

Tenía muchas ganas de visitar París. Por su historia, su cultura, su arte, su gastronomía... y bueno, porque es París. Sin embargo, tenía miedo de tener la ciudad demasiado idealizada, pero en cuanto nos vimos atravesando sus calles y cruzando el Sena, las expectativas que tenía se cumplieron. Obviamente no pude recorrer toda la ciudad y me harían falta muchas semanas más para poder tener una visión realmente objetiva de cómo es la vida en la capital francesa, pero tengo que decir que es una ciudad que me ha enamorado y que disfruté muchísimo durante la semanita que estuvimos en sus calles.
Una cosa tenía clara: ver todo es tan pocos días es imposible. No merece la pena intentar hacer y ver "todo" lo que el turista "se supone" que debe visitar. Mejor seleccionar y tomárselo con calma, que es una ciudad para disfrutar, no para ir estresado y acabar cada jornada cansadísimo. Dicho esto, estoy muy contenta por  cómo nos repartimos el tiempo y por todo lo que nos dio tiempo a ver. Además,  dejándonos cosas por hacer tenemos excusa para regresar ;).


Llegamos un viernes por la tarde. Nos alojamos en un pequeño complejo de apartamentos que tiene una empresa suiza por todo el mundo, Hapimag,  y que ya hemos utilizado en varias ocasiones gracias a mi abuela, que nos cede sus puntos de socia. Lo mejor de sus instalaciones es que te permiten cocinar (y eso en París supone un gran ahorro a tener que comer siempre fuera) y la excelente situación que tiene en la ciudad. En pleno centro, a cinco minutos a pie del Louvre, en un barrio muy animado pero tranquilo, con estaciones de metro cerca y muchos lugares de interés a pocos minutos a pie.

Place Igor-Stravinsky


Esa tarde la ocupamos en instalarnos, hacer compras y explorar los alrededores, llegando hasta la Place Igor-Stravinsky, junto al Centro Pompidou, un lugar muy animado donde se ve gente de todo tipo.

Notre Dame

Al día siguiente amaneció gris y lluvioso, algo que no me preocupó ya que me pareció un clima genial para visitar la catedral de Notre-Dame. Media hora de cola para subir a la torre y disfrutar de sus fantásticas vistas rodeados de gárgolas, y luego una visita al espléndido interior. A pesar de estar muy reconstruida, realmente la catedral es una construcción preciosa que te hace sentir los siglos de historia que han visto pasar sus muros, y un gran ejemplo de la belleza del gótico francés.

Notre Dame

Notre Dame

El cielo gris y lluvioso parecía el marco perfecto para las misteriosas gárgolas que vigilan el cielo de París desde hace varios siglos.

Julien - Bread

El estómago ya se quejaba, así que volvimos tranquilamente a comer a casa. En nuestra calle teníamos una panadería-pastelería fabulosa, Julien, con unos panes increíbles y dulces totalmente irresistibles. Era parada obligatoria cada día.

Julien - Tartes


Por la tarde, después de reposar un poco, dimos un buen paseo comenzando por el Jardín de las Tullerías, que arranca tras el Louvre. Un bonito y bien cuidado parque que en verano alberga en un lateral una pequeña feria con atracciones y diferentes puestos, además de la conocida Noria.


Paris

La estatua ecuestre de Juana de Arco y una vista de la bonita noria.

Paris

Niños jugando con barquitos en un estanque a espaldas del Louvre.

Laduree macarons


Continuamos  hasta la Plaza de la Concordia, donde se alza el famoso obelisco de Luxor que trajo Napoleón de Egipto. De ella parten los Campos Elíseos, pero nosotros cogimos una calle de la derecha buscando uno de los locales de Ladurée. Por supuesto, nos llevamos unos macarons para disfrutarlos en el apartamento. 

Paris


Ya algo cansados, tomamos la interesante calle rue Saint-Honoré para regresar a casa, pasando por la preciosa  Place Vendôme. Hoy llena de locales para bolsillos adinerados, está marcada por la columna de bronce con la que Napoleón conmemoró la victoria de Austerlitz, tomando como modelo la columna Trajana de Roma.

Paris

Llegamos a casa con la luz del anochecer, pensando sólo en poder hincar el diente a los delicados y riquísimos macarons. Totalmente adictivos.

Laduree Pistachio Macaron
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